[dazed by memories]

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Todo se veía difuminado a través de la ventana del coche. Todo pasaba tan rápido. De alguna manera, aquel trayecto le pareció una metáfora de su vida. El coche había arrancado con algunos problemas, pero luego había comenzado a fluir. Tuvo que subir algunos trozos inclinados, y quizás bajar otras partes demasiado rápido.

Su vida había ido a tropezones. Golpe tras golpe iba formando su carácter, iba redescubriéndose y, sobre todo, iba sobreviviendo. A veces, solo su sueño era capaz de hacerlo vivir un día más. Ese sueño que hoy tanto lo lastima, le dio fuera. Lo dejó seguir. Poco a poco todo parecía ir fluyendo mejor, pero no terminaba de funcionar bien.

Sonrió. Luego apareció él. Él se convirtió en su razón. Un chico curioso y lleno de vida. Un chico que se acercó a él con tranquilidad, sin apresurar nada, respetando su tiempo. Él le había enseñado tantas cosas. Él se había convertido en su todo, sin pedirlo, posiblemente sin buscarlo. Él había sido su salvación definitiva. Pasaron de perfectos desconocidos a mejores amigos. Compartieron risas, compartieron amistades, compartieron todo. Hasta que ese todo se quedó corto. Querían compartir más, se necesitaban más. Y nació el amor. Y lo había amado, lo había amado como nunca creyó que pudiera amar a alguien.

Cuando cerraba los ojos, aún podía escuchar el sonido de su risa. Su voz grave susurrando palabras a su oído. Si pasaba sus dedos por su piel, casi podía sentir aún su tacto. Aquella vez, sí se convirtió en su todo, en su mundo. No necesitaba más razones que el contrario. Quería vivir porque Kim Taehyung vivía. Y mientras así fuera, el mundo sería un lugar en el que querría vivir.

Sin embargo, una gran montaña lo puso a prueba. El coche tuvo que subir por aquella rampa que parecía imposible. ¿Qué pasaba con su sueño? ¿Por qué lo había dejado de lado? Mientras estuviera con Taehyung, no podría centrarse en su sueño. No podría hacer aquello que realmente quería. Aquello que lo había salvado incluso más veces que su bello castaño. Aquello que lo completaría. Aunque, ¿había algo que completar? Aquella había sido su rampa. Quedarse con el amor de su vida, estudiar algo que nunca se planteó y encajar en el perfil del matrimonio ideal, o renunciar a toda esa vida hecha y seguir el camino que siempre quiso seguir.

No necesitaba a Kim Taehyung. Así fue como su coche alcanzó la cima. Frenó y, en medio de la rampa, bajó a una persona, para que el coche pudiera tener mayor impulso, para que cargase menos peso. Y llegó a esa cima.

Una lágrima rodó a lo largo de su mejilla. Su mirada seguía clavada en las luces borrosas y los árboles que se mezclaban con los edificios. Esas personas que solo eran manchas que decoraban un paisaje mayor.

Bajar la cuesta fue mucho más fácil. Las cosas empezaron a ir bien. Ya casi no recordaba aquella sonrisa cuadrada que le había robado tantas veces el aliento. Él ya no se aparecía por las noches en su sueño. Ya no veía su rostro por las calles. Ni siquiera conseguía ver esa mirada dolida, aquella que lo juzgaba. Posiblemente, Taehyung también estuviera viviendo una buena vida. Quizás estaba siendo feliz, quizás... No, sus pensamientos nunca pasaban de ahí. Puede que ya no le doliera, que su recuerdo poco a poco se perdiera en una nebulosa de recuerdos, un laberinto sin salida. Sin embargo, no podría imaginarse al amor de su vida de la mano de otra persona, sonriéndole como alguna vez le sonrió a él. Amándolo como alguna vez, lo amó a él.

En sus peores noches, se cuestionaba si alguna vez mereció ese amor. Prefería no contestar a esa pregunta.

- Te pienso - susurró. Llevó su mano al cristal, apoyando las yemas -, te extraño.

Entonces, el coche frenó de golpe. Su mano perdió el contacto con el frío cristal. Forzó una sonrisa. Posiblemente, el conductor creyó que le daba tiempo de cruzar antes de que el semáforo cambiase de color. Sin embargo, el único resultado de su intento era un fuerte dolor en su pecho.

Aquello parecía la metáfora final. Estaba ahí, parado. Una canción lo había traído todo de vuelta. Y dolía. Dolía más de lo que alguna vez pensó que podría algo llegarle a doler. Era como si lo estuviera comiendo por dentro. Se prometió ser feliz. Se prometió buscar su felicidad. Egoístamente, abandonó todo sin mayores explicaciones, sin despedidas. Borró su pasado y ahora, este parecía perseguirlo. Su voz, su tacto, su olor. Él estaba en todas partes de nuevo. Y el dolor. Su pecho, su cabeza, su cuerpo. Ni siquiera en sus años como trainee se había sentido tan mal.

Su vida se había parado. Había golpeado un punto muerto, y Jungkook realmente no sabía cómo superarlo. ¿Qué debía hacer? Lo necesitaba. Lo quería, todavía. No, no lo quería. Estaba seguro que seguía amándolo. Después de todo este tiempo, él no se había olvidado de él. Solo había enterrado aquellos sentimientos. Había aprovechado la distancia, había aprovechado que nadie lo conocía.

- Jungkook, Jungkook - una voz femenina lo sacó de su ensoñación, pero no la miró hasta que esta no le sacudió ligeramente el hombro -. Hemos llegado - le avisó.

Asintió. Desabrochó su cinturón y salió del vehículo. Frente a él estaba un pequeño complejo de edificios. La agencia contaba con unos cuantos edificios de esa índole donde algunos de sus empleados vivían. Ahora mismo, él se encontraba viviendo en uno de los apartamentos a causa de las promociones.

Caminó lentamente, recorriendo casi todo el edificio. No era la gran cosa, una decoración ligera en los pasillos. Alguna planta aquí o allá, y las diferentes puertas monocromáticas. Su apartamento estaba entre los últimos así que, siguió su camino hasta que una puerta se abrió poco antes de que pasase por esta. Frunció el ceño. No recordaba que alguien estuviera ocupando esa casa.

- ¿Oh? ¡Hola! Perdona, no te vi - se disculpó, con una reverencia enorme. Estaba seguro de que la chica ni siquiera le había podido ver la cara -. La agencia me acaba de mandar a esta casa y estaba ordenando las cosas y he tenido que limpiar y... yo no veía. Prometo que tendré más cuidado.

Jeon sonrió ligeramente. Aquella chica le recordaba a él mismo años atrás, cuando la agencia le dio la oportunidad de debutar. Cuando llegó por primera vez a ese bloque y tuvo que limpiar, ordenar y guardar sus pocas pertenencias.

- No hay problema - le contestó, consiguiendo que ella finalmente se levantase. Aunque al hacerlo, su cara adoptó un gran gesto de sorpresa -. ¿Jungkook?

Miró a la chica durante un momento. Había algo familiar en ella, pero no conseguía... La imagen de una inocente trainee de cabello negro llegó a su mente. Su primera amiga, y su confidente, cuando se unió a la agencia. Abrió los ojos un poco más mientras daba un paso atrás. Aquella chica endeble había cambiado.

Tenía una imagen mucho más sana y más madura. Sus ojos tenían una chispa que no había visto antes y... ¿podía ver unos ligeros músculos marcados en sus brazos? Sonrió. Ella había cambiado realmente. Sobre todo por su pelo, nunca se imaginó que ella fuera a cambiar el negro por un castaño que se iba decolorando hacia las puntas.

- ¿Yoohyeon? ¿Eres tú? - preguntó sorprendido.

Llevaba sin saber nada de ella desde un año después de su debut. Incluso llegó a pensar que ella había abandonado la agencia, que se había dado por vencida en su sueño. Sin embargo, ahí estaba, frente a él. Una versión mejorada de aquella chica tímida con aspiraciones que ni ella misma creía que podría conseguir.

- La misma, Jungkook - confirmó -. ¡Al fin voy a hacer mi debut! - exclamó. Aunque, de repente, su rostro tomó una mueca seria - Tú también has cambiado, pero no diría que para bien. Te ves...

- ¿Horrible? - la chica asintió - Es la nueva canción. Me recuerda a... Ya sabes. Me tienen aturdido, no dejo de dar vueltas en mis recuerdos y...

- Supongo que no tenías a nadie con quién hablar, ¿no? - el chico miró al suelo. Por mucho que hubiera intimado con Eunha, con Yugyeom o incluso con Yoongi, ninguno de ellos sabía completamente la historia. Ninguno era Yoohyeon - Supongo que puedo tirar esto más tarde. Ven, pasa. Charlemos un rato.

No se lo pensó dos veces. Necesitaba aquello, quizás pudiera arreglar el coche finalmente. ¿Sería Yoohyeon el mecánico? Ella sabría qué hacer, cómo guiarlo.

left behind [KookV]Where stories live. Discover now