Capítulo 2

6.6K 551 59
                                    

Debo mantenerme calmo; recuerdo lo mucho que necesito este empleo. Pero es increíble que aquel chiquillo tímido se haya trasformado en el Ceo de una de las empresas de publicidad más pujante del momento.

Y el cambio se traduce en lo físico; está usando un entallado saco azul a medida que remarca unos hombros y espalda anchas. Sus manos también son enormes, y ha adquirido algo de masa muscular.

Sus pómulos resaltan en su cara masculina y cuadrada, y todavía posee un rostro De porcelana ysu nariz aguileña. Pero su mirada es fulminante, fría y poderosa. Nada que ver con aquel ñoño del cual nos reíamos en las duchas. Cuando esos ojos negros se fijan en mí, sus labios se curvan en una media sonrisa.

-Señor Suppapon, por favor tome asiento -me dice con una voz extrañamente grave y seductora. Siento un leve escalofrío mientras tomo asiento frente a él.

¿Acaso me ha reconocido?

Sinceramente espero que no. La verdad es que no me he comportado muy bien con el pequeño Perth cuando éramos adolescentes. En más de una ocasión lo he encerrado en su casillero, o me he burlado de él. Simplemente no podía evitarlo, ¡el niñato era tan delicado y ridículo! Con sus gafas enormes y sus pasos torpes como los de un cervatillo bebé. Ahora que ha crecido, parece más un Tigre a punto de devorar a su presa. A mí, probablemente.

Es verdad que el karma es una perra vengativa....

-Entonces, Sr. Saint...-dice mientras lee mi hoja de vida. No recordaba una
voz tan masculina y grave, y me siento bastante intimidado por ella. -Dígame porque le gustaría unirse a las filas de Crane Inc.

le repito el discursito que he ensayado todo el fin de semana; en el cual exalto mis habilidades como Comunity manager, hago alarde mis estudios universitarios y experiencia en otras compañías, y le lamo un poco el culo a mi (con algo de suerte) futuro jefe. Y hablando de lamer culos, recuerdo con exactitud el motivo por el cual nos ensañábamos tanto con el pequeño Perth. Era lo más maricón que existía.

Especialmente en la preparatoria. De niño era tan solo un debilucho patético que no servía para ningún deporte, pero pasada la pubertad era molesto lo maricón que era.

Yo podía entender si le gustaban los tíos, a pesar de que a mí jamás se me cruzo por la cabeza tocar a uno, pero ¿era necesario que tuviera tanta pluma? ¿Con esa voz aguda y esos movimientos delicados de muñeca? ¿Y cuándo se tiñó el cabello de rubio platinado? ¿O cuando aparecía en la escuela con las uñas pintadas?

¡A veces yo podía jurar que estaba usando máscara de pestañas también! Claramente, estaba buscándose una paliza. Y mis amigos eran mucho menos tolerantes que yo.

Ahora veo sus fuertes bíceps, ajustados debajo de las mangas de su saco, y pienso que tranquilamente él podría darme una paliza ahora, definitivamente el pequeño Perth se ha hecho miembro de un gimnasio.

No debería mirarlo de esta manera, pero supongo que un poco de envidia es normal. Hace meses que he abandonado el ejercicio, no quería tragarme más reproches de Clara por pasar noches en el gimnasio en lugar de a su lado, así que abandoné por mi propia salud mental. Una vez que me case, ya no podre entrenar más...

Pero el Sr Perth aquí presente se ve bastante en forma.

Solo espero que no me recuerde......que no me recuerde...que no me recuerde....

-Eso está muy bien. -dice. Y alza sus ojos de mi hoja de vida y nuestras miradas se encuentran. Sus ojos grises parecen hielo seco, y despiertan una extraña sensación nerviosa en la base de mi estómago - ¿Has practicado mucho ese discursito? .

Trago saliva. Mierda, es inteligente. Siempre lo ha sido, tenía uno de los mejores promedios en la escuela. No es de extrañar que haya llegado a CEO a una edad tan corta.

Arroja mi hoja de vida con desgana sobre su escritorio de madera y se apoya sobre ambos codos. Cuando inclina su cuerpo hacia adelante su rostro está más cerca del mío, y el aroma de su loción de afeitar invade mis
sentidos. Me siento incómodo y mi corazón se acelera.

- ¿Crees que con ese discursito conseguirás el puesto? -pregunta, muy divertido.

-Bueno, bueno...es verdad -murmuro. Intento mantener la calma pero me doy cuenta que con esta respuesta patética ya he perdido toda oportunidad de conseguiré este empleo.

Clara hará un escándalo.

- ¡Tranquilo! Solo te estoy molestando - Perth suelta una risita y siento algo de alivio.

Regresa a su semblante una pequeña dosis de aquel niño delicado. y pelinegro, pero aun así es obvio que, en esta situación, él es quien tiene el control sobre mí. Y es una sensación desconcertante.

Me observa durante unos largos segundos, y sus ojos me someten con facilidad. ¿Qué mierda es esto que me esta ocurriendo? Desesperado, me digo a mi mismo que son los nervios por la entrevista, por la presión de conseguir dinero para la boda carísima que mi prometida espera que le provea... pero es una sensación totalmente distinta.

Un hambre extraño, un gozo inaudito por encontrarme acorralado por aquel hombre poderoso. Cuando creo que no puedo tolerarlo más, Perth rompe el contacto visual.

Toma mi hoja de vida nuevamente entre sus largos dedos y lee en silencio unos segundos. Yo intento normalizar mi respiración. Mis palmas sudan y mis rodillas tiemblan bajo la mesa. También un extraño cosquilleo se ha apoderado de mi entrepierna, como si estuviera a punto de endurecerse.

¿Acaso será otra consecuencia de la ansiedad?

Por el contrario, ese ha sido el motivo por el cual no he podido follar con Clara hace un par de semanas. Y aquella situación se repite cada vez más seguido.

Ahora mismo, mi miembro no parece tener ese problema.

Dios mío, lo único que falta es empalmarme aquí mismo frente al pequeño Perth

-¡Oh, veo que has asistido a la preparatoria Santa Victoria! -exclama con un chillido casi juvenil. Levanta su vista y una vez más esos redondos e inmensos ojos negros me tragan entero -Yo también he estudiado allí.

- ¿De veras? -me despejo la garganta y cruzo mis piernas, en un intento de neutralizar la erección que amenaza con aparecer en forma súbita.

¿Qué debería hacer? ¿Acaso me recuerda?.

Si me recuerda, estoy muerto...

Aunque no ha admitido recordarme solo menciono que fuimos a la misma escuela. Debería hacerme el desentendido, jugar al idiota. Si, si haré eso...

-Si, he ido a esa escuela - respondo rápidamente. Mi voz tiembla un poco estoy proyectando cualquier cosa menos confianza y seguridad. Pero todas mis energías están concentradas en frenar mi erección.

¿Por qué se me tiene que poner dura justo ahora? Tal vez porque hace mucho que no tengo sexo. Clara no ha estado precisamente receptiva este último tiempo. Y yo tampoco he tenido muchos deseos, tanta charla sobre la boda, el salón, el vestido y los invitados es como si me arrojaran un balde de agua fría.
Debería haberme hecho la puñeta esta mañana.

No, no...ni siquiera quiero pensar en eso cuando Perth me está mirando con esos ojos negros . Parece una puta bestia hambrienta.

-Una buena escuela, sin duda - suspira con una voz tan ronca que los latidos en mi polla se tornan violentos ¡Mierda! ¿Qué hago ahora?

-Bueno, creo que ya sé todo lo que necesitaba saber ¿Tú tienes alguna pregunta para mí?

No, no...solo quiero escapar al baño y correrme.

- No, Sr Tanapon.

La Venganza De Mi Jefe [Finalizada]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin