- No necesito descansar, necesito una fuente confiable, una pista concreta... Y tal vez volver a ver al cantante de aquella vez.

Esto último lo mencionó casi en un murmullo, mientras Bakugo se atragantaba con su propia saliva y ejercía más presión en el abrazo.

- Hey... Creo que no oí bien. ¿Acaso dijiste que quieres volver a ver al bastardo acosador que te encaró en el baño?

Shoto solo se limitó a reír y palmear ligeramente los brazos ajenos para que el contrario comprendiera que debía aflojar su agarre o prepararse para ver como Todoroki se safaba del abrazo.

- Sentí algo extraño aquella vez... Una cercanía, no puedo explicarlo. Era cálido, casi...

Su intento de explicación se vio frustrado ante una secuencia de gruñidos poco entendibles debido a los besos feroces que le eran otorgados en diversas partes de su rostro, pero que sin lugar a dudas tenían por objetivo el devorar sus labios.

- Katsuki, ya basta.

Se quejaba aún sin apartarse, pero sí moviendo su rostro de un lado a otro para evitar que el rubio obtuviera lo que deseaba.

Sus preocupaciones se esfumaban cuando estaba cerca de Bakugo.

- Eres mío.

Murmuraba contra la mejilla ajena.
Su tono delataba la rabia y los celos que consumían al muchacho de quirk explosivo. No soportaba pensar o siquiera imaginar que quizá su Shoto se hubiera visto envuelto en las garras de aquel tipejo. Lo odiaba, odiaba la idea de su chico con alguien más, pero sobre todo odiaba sentirse en la cuerda floja, ese eterno ser y no ser, tenerlo y no tenerlo.

Sí, Todoroki era suyo, pero necesitaba la palabra, necesitaba la seguridad, necesitaba aferrarse completamente a la promesa de un para siempre.

- Te amo, te quiero, di que sí.

Susurraba ansiosamente contra el oído de un confundido y cohibido muchacho, y es que toda la escena transcurría públicamente en medio de uno de los pasillos de la institución.

Realmente no quería apartarse de Bakugo, no cuando este se mostraba tan frágil y tan entregado, pero la vergüenza y la ansiedad le impedían quedarse quieto entre los brazos ajenos, haciendo que sus movimientos erráticos asemejaran su figura a la de una serpiente acorralada.

- No entiendo que es lo que me estás pidiendo.

Respondía en voz baja, abrazando por fin a Bakugo con el afán de calmar sus ansias y hacerle saber que estaba allí para él.

- Solo di sí.

Espetó, casi autoritariamente.

Francamente a él no le importaba estar en el medio del pasillo, de la clase, en un entrenamiento o ante el mismo diablo. Cuando Shoto se encontraba frente a él, todo lo demás se desvanecía y solo existían ellos dos.

El Todoroki menor sonrió, temía acceder sin saber a qué, pero confiaba plenamente en Bakugo, había aprendido a hacerlo. Detrás de toda esa locura, de ese desborde de sentimientos y gritos, había un muchacho dedicado, apasionado (quizás demasiado), era un torbellino de amor en el que se veía atrapado sin posibilidad de escape. Agachó su cabeza y resignado asintió, accediendo a una propuesta desconocida.

- Sí.

La sonrisa amplia, sarisfecha, casi sardónica e increíblemente amplía, asustaban a Shoto, pues no sabía a que había accedido, pero sin dudas era una posición desfavorable y que lo dejaba en una clara desventaja. No sabía cual era la trampa, no sabía cual era la finalidad, pero sí comprendía que de algún modo había perdido y aunque no fuera el caso, Bakugo acababa de ganar u obtener algo.

 Game Of Love [BakuTodo]Where stories live. Discover now