7º Flor: juego peligroso

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No sé qué le habían dicho pero había hecho que cambiara un poco, como si me estuviera provocando.

Estaba en el jardín cuando todo empezó. Me encontraba leyendo unos de los libros que compré el día anterior cuando Carlos pasó delante de mí con una camisa blanca sucia y estaba empapado en sudor. Entonces cogió un cubo de agua y se lo hecho por encima, lo que hizo que su camisa se pegará más a su cuerpo, mostrando su cuerpo tonificado por el trabajo en el jardín.

Yo mire disimuladamente por encima del libro él lo notó y me dirigió una pícara sonrisa que hizo que me alterara y mi cara se pusiera el color del tomate. Y encima para más inri se acercó a mí.

Me quito el libro de las manos- pareces enferma-entonces pegó su frente a la mía, sus labios, estaban a escasos centímetros de los míos-parece que no tienes fiebre. Deberías descasar y dejar de leer tanto-me dio un suave golpe en la frente y me dio un pequeño beso en la mejilla cerca de mis labios.

Sentía que mi cabeza echaba humo y fuego como si el Xinantécatl hubiera erupcionado.

Su tacto era diferente al de antes, antes era dulce y cercano pero ahora era como si me quemara la piel igual que el sol del desierto de Chihuahua.

Es solo Carlos, tranquila-me dije a misma.

Esta tarde también vendrían Jaime y Bella, así que al menos un rato estaría tranquila o eso creía.

-Necesito ayuda, creo que Carlos ha cambiad un poco-dije.

-No me digas que se volvió más idiota-dijo ella.

-No digamos que de cierto modo me está provocando-dije confusa.

-Esto promete-dijo Jaime- Cuenta.

Les conté lo de esta mañana.

-Como se atrevió a hacerte eso-dijo mi amiga molesta.

-Parece ser que ya está despertando-Jaime se rió.

-No te rías, sentí como si mi cabeza estallara como el Popocatépetl-dije molesta.

-Te está provocando claramente, sigue el juego-dijo Jaime.

-No puedo hacer eso sin ponerme del color de las fresas-dije.

-Algo se te ocurrirá. Aquí viene-dijo Jaime entre risas.

Mi peor pesadilla acaba de aparecer en escena y esta vez en camisa de mangas cortas que mostraba sus fuertes brazos-Dios ayúdame-dije

-Dalia ¿Ya estas mejor?-pregunto justo delante de mí. Vi como Jaime se inclinaba un poco para mirarle el culo y esbozaba con los dedos un perfecto y una cara que decía "Madre mía menudo culo". Bella giro la cabeza negativamente y miró a lado contrario.

-Estoy bien no pasa nada.

-Seguro-apoyó su mano en mi hombro derecho y sentí que su contacto me quemaba a través de la ropa.

-Seguiré con mis quehaceres, pequeña Dalia-me acarició con suavidad la cabeza y con la mano que antes estaba en mi hombro acarició mi mejilla con suavidad.

Cuando se alejó Jaime habló.

-¡Esta clarísimo!¡O vas o voy elige!-dijo Jaime.

-Iré, pero después-dije.

-No tienes remedio-suspiró Jaime.

El tiempo pasó y las zonas en la que me había tocado me continuaban quemando.Tienes que ir o te lo quitaran, cerré los puños con fuerza-¡Voy!

Me dirigí hacía la pequeña caseta a la que solía ir Carlos a descansar que también servía como almacén.

Golpeé la puerta con fuerza y Carlos la abrió sin camiseta, estaba durmiendo seguro.

-Dalia ¿Que hacer aquí?-se apoyó en la puerta con una sonrisa coqueta.

Puse mi mano derecha en su pecho y lo empuje para dentro cerrando la puerta tras de mí.

Deslice mi mano derecha por su torso con suavidad sin llegar hasta sus partes privadas varias veces formando una cruz y con la izquierda cogí su rostro.Él todo me tiempo mantuvo su mirada fija en mis ojos

-Entiendo-puso sus manos alrededor de mi cintura y me acercó a él y también acerco sus labios a los míos.

Estábamos a punto de besarnos cuando mi cerebro se conectó, me aleje de él y salí corriendo por la puerta.

La flor de la Dalia(Saga de las Flores III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora