| Página nueve |

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"Ha sido un largo fin de semana, libre de tareas escolares. Tiempo suficiente para dedicarme a mis actividades de ocio entre ellas el dibujo.

No he dejado de pensar en ti en todo este tiempo, desde aquella vez en la que supe que estaba enamorada de ti y los pocos encuentros que hemos tenido. Pequeños momentos que ahora me han servido para dibujarte... en todas y cada una de tus expresiones que he logrado ver y apreciar a detalle. Donde me he dado cuenta de que no importa si estás enojado o eres un maldito arrogante. ¡ME GUSTAS!

Y el solo dibujarte en el centro de una hoja de papel en blanco me hace feliz, porque aun estando lejos te siento cerca.

Es tonto y a pesar de que sé que nunca leerás esto siento que si llegarás a tener esa oportunidad creerías que esto es lo más cursi que tus ojos han visto en toda tu vida y que posiblemente te den asco o no te importe... después de todo esa es la razón por la que opté por no decirte nada, a ti y a mis amigas. Porque eres imposible para mí, eres inalcanzable, no sé cómo atravesar esa personalidad tuya y hacer que me veas de la misma forma en la que yo lo hago...

Mírame, Bakugō...

...

El esperado fin de semana llegó. Su madre le pidió no ir a casa, pues no estaría ahí para darle las atenciones necesarias ahora que no puede caminar muy bien dado al accidente de la clase práctica. Para ella era mejor y más seguro que permaneciera en Yūei donde recibiría la atención adecuada en su estado. No era que le importara, había pensado lo mismo antes de que su progenitora diera la idea, lo que no lograba salir de su cabeza era el tono de voz que utilizó.

Había más tristeza, más preocupación. Sabía que le ocultaba algo, pero no preguntó, no quería abrir una herida en la que quizá ha utilizado anestesia para que no doliera tanto por el momento. (Nombre) trató de sonar tranquila, disminuyendo los problemas que ahora albergaban en su familia y que no abandonaban su cabeza durante el día.

Y ahora se encontraba ahí, recostada en su cama con una mano detrás de su nuca y la otra sobre su abdomen. Pensativa. Con su segundo y más grande problema emocional del que ha sido víctima hace más de una semana. Preguntándose qué tanto ha leído Bakugō y qué pensará. El comentario de Tsuyu lo había comprobado, Katsuki últimamente se nota más observador hacia el sexo opuesto. ¿Será que ya tiene sospechas? ¿Se ha creado la idea de quién puede ser la escritora? Y si es así ¿En qué se ha basado para ello?

—Ahhh... maldita sea— se quejó la azabache al querer girar sobre su cama, olvidando que su pierna aun dolía, a la vez que maldecía por no saber qué hacer.


 . . . 

— ¿Mina?

—No

— ¿Tsuyu-chan?

—No lo creo

— ¿Yaomomo-san?

—Ella no sería tan descuidada.

— ¿Hagakure-san?

—No lo sé

— ¿Jiro-san?

—Lo he pensado

— ¿Uraraka-san? No espera, lo dudo mucho...

Diario perdido  •Katsuki Bakugō•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora