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—Aizawa no ha dicho nada, Kero.

La voz de Tsuyu se oyó en el aula a primera hora de la mañana. Bakugō había caminando en solitario hasta la academia y al aula para iniciar la semana una vez más y con ello el segundo periodo de prácticas en parejas que le provocaba una pequeña ansiedad por la próxima que se acercaba. No había prestado mucha atención a sus compañeros de clase, mucho menos a las conversaciones y permitió que el día pasara como normalmente sucedía. No obstante, cuando llegó la hora de realizar las prácticas en parejas, se encontró con el grupo de compañeros rodeando a Shota Aizawa que simplemente se mantenía en silencio hasta que sus alumnos le dieran la oportunidad de responder a sus preguntas.

—¿Dónde está (Nombre)? —Mina continuó hablando a pesar de que el resto de compañeros guardaran silencio, y ese fue el estimulante que Katsuki necesitaba para acercarse a todos ellos y saber los detalles al respecto.

—Desde el día de ayer no está —Momo prosiguió el interrogatorio con voz preocupada.

¿Cómo era posible que eso sucediera? Él la había visto el sábado, incluso estuvo con ella casi todo el día ¿Cómo era posible que al siguiente desapareciera? ¿Cómo fue que no se dio cuenta de ello? Seguramente por estar tan concentrado en sus pensamientos y rutinas de ejercicios para desvanecerlos. Permaneció en silencio escuchado a los demás, esperando a que el profesor resolviera las lagunas que todos y cada uno de sus compañeros tenían.

—Dejen que el profesor hable, por favor —Iida comenzó a poner orden en el grupo, permitiéndoselo.

Con un suspiro desganado, sus manos en los bolsillos y una postura medianamente encorvada, habló—: (Nombre) estará ausente por unos días, no sé con exactitud cuántos, por ello se extenderán las practicas al menos una semana más, encontrándose con sus pasantías, así que les sugiero que ambos elijan donde las harán en conjunto.

—¿Dónde está? —Mina repitió preocupada.

—Está con su madre —respondió tajante el mayor—. Hoy no tendrán prácticas, vayan a descansar —ordenó dando media vuelta, dejando al grupo atónito por la repentina y misteriosa ausencia de (Nombre). La mirada ambarina de Mina se cruzó con la rubí de Kirishima y ambos observaron a Bakugō de reojo, notándolo serio y preocupado.

Nadie más dijo nada al respecto y todos acataron la orden del mayor regresando a la residencia con rostros cabizbajos, preocupados y uno en particular enfadado por no recibir contestación a los mensajes que enviaba por ratos, la mayoría preguntándole si llegaría a practicar con él, aunque Katsuki simplemente se encontraba sentado en su cama.

Nadie sabía sobre el paradero de la azabache y el profesor no daba ánimos de hablar de ello.

—Hey, Bakugō —Kirishima abrió la puerta de su habitación y, sin esperar una invitación o pedir permiso para entrar, lo hizo. La observó tan ordenada como todos los días, pero él estaba más silencioso que otras veces—. Supe por Mina que un día antes de que se fuera estuviste con ella —habló después de unos segundos en los que no sabía y se debatía si debía decírselo y delatar a ambas chicas por hablar de todo entre ellas—. Debe ser difícil para ti enterarte de esto.

—Es estúpido —corrigió el rubio— ¿Cómo pudo suceder justo en mis narices?

—Pero Aizawa-sensei dijo que estaba bien, con su madre —Kirishima intentó calmar a su amigo.

—Eso es lo más extraño —habló el rubio pensativo, recordando el día sábado y los intentos de (Nombre) por contactar con su madre.

—¿A qué te refieres?

Bakugō suspiró pesadamente y se levantó del colchón caminando hacia la ventana de su habitación solo para observar a las afueras—. (Nombre) me dijo que su madre no respondía sus mensajes desde la mañana y quiso ir a verla.

Diario perdido  •Katsuki Bakugō•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora