22 | Dos más uno

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25 de diciembre, Navidad. Mi padre entró en mi cuarto con una bandeja donde se encontraba mi desayuno y subió la persiana haciendo que la luz inundara mi cuarto. Froté mis ojos por la molestia que me causó tanta claridad y me incorporé en la cama entre bostezos.

— Feliz navidad — dijo acercando un paquete envuelto. Lo abrí al momento y cuando vi lo que había dentro, di un brinco de la cama y lo abracé mientras gritaba.

— Me encanta — dije abriendo el libro para el que llevaba ahorrando algunas semanas  — ¿ESTÁ FIRMADO? ¿CÓMO LO HAS CONSEGUIDO? — la emoción se apoderó de mí. Cuando se me pasó un poco me acordé de que yo también tenía un regalo para él.

— Feliz navidad — dije esta vez yo acercando su regalo sonriendo.

— No hacia falta Abby — dijo cogiéndolo — Se me olvidaba que tenía una hija que me conoce más que yo mismo — dijo abriendo su regalo mientras me daba un abrazo.

Bajamos a la cocina para hacer galletas. A mi padre y a mi nos encantaban, tanto comerlas como hacerlas, y estuvimos toda la mañana haciéndolas. Aprovechando que era navidad le dimos formas de cosas relacionadas y a pesar de que la cocina acabo llena de harina y otros ingredientes, nos quedaron una galletas riquísimas.

(...)

Por la tarde estuve eligiendo que me pondría para la fiesta de esa noche y, como no me lleve mucha ropa de fiesta, tenía poco donde elegir, por eso tarde tan poco en decidirme. De mientras mi padre hacia la cena, y me avisó un rato después para que bajara a comer.

Había hecho una mesa con comida para más personas de las que éramos , cosa que me extrañó ya que no esperábamos a nadie, o eso pensaba yo.

— ¿Para quién es el tercer plato? — pregunté confusa cuando sonó el timbre haciendo que mi pregunta se resolviera sola dos segundos más tarde — ¿Qué haces tú aqui? — pregunté viendo a Blake que llevaba un traje negro con una camisa blanca debajo y una corbata roja.

— Lo he invitado yo — contestó mi padre haciendo que pasara.

— ¿Es coña no? ¿Osea esto que va a volverse costumbre? — pregunté incrédula.

— No seas grosera con los invitados Abby — dijo mi padre entrando en la cocina. Fulminé con la mirada a Blake, que se estaba aguantando la risa mientras se acercaba a la mesa.

— Feliz navidad Johnson — se burló y me limité a rodar los ojos.

Cuando terminé de comer subí a mi cuarto a arreglarme mientras Blake y mi padre charlaban, parece que se han vuelto muy amigos últimamente, pensé.

Me coloqué mi vestido de escote burdeo con hombros caídos y toques brillantes. Como Shel no estaría aquí, tendría que maquillarme yo. Que sea lo que Dios quiera, pensé mientras me echaba base. Cogí los tacones negros y le puse la funda del móvil a juego. Me puse los pendientes dorados que me regaló mi madre y me planche el pelo haciendo algunas ondulaciones.

Después de una hora y media, acabé de arreglarme. Sentí un poco de presión al saber que Blake ya estaba abajo esperando pero no era mi culpa que viniera tres horas antes.

Bajé las escaleras captando la atención de ambos que se volvieron a mirarme con cara de haber visto un fantasma. Eso hizo que mis mejillas cogieran el color del vestido mientras bajaba.

— Estás preciosa hija — dijo cogiéndome la mano y acercándose a darme un beso en la frente. Mi mirada se desvió a Blake que tenía la mandíbula en el suelo y no me quitaba la mirada de encima.

— ¿Nos vamos? — pregunté haciendo que saliera de su estado de trance.

— C-claro — titubeó y se dirigió a la puerta — Gracias por la cena Steve — sonrió y ambos salimos.

Abby ®️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora