WRONG NUMBER; T.C.

CHAPTER FOUR

WRONG NUMBER

CHAPTER FOUR

Había pasado casi un mes desde la plática que tuvo con Jack, no tocaron el tema de nuevo. Timothée intentaba ni siquiera pensar en ello, sin éxito. Mientras más lo intentaba, más pensaba en ella. En eso se basaron las primeras dos semanas; ir a la universidad, practicar para obras, buscar audiciones y pensar en Charlotte. Hasta que llegaron los exámenes en la tercera semana. Lo vio como una oportunidad para enfocarse en otras cosas, en cosas que fueran importantes y que le servirían en un futuro. Incluso se cuestionó por qué sentía tanta necesidad de salir con alguien. ¿Cuál era el propósito, de cualquier manera? Pareciera que estuviera esperando a que dejara de pensar en ella para volver y hacerlo olvidarse de todo lo que se había propuesto.

Lo que pasó a la mitad de la cuarta semana... lo que pasó hizo que sus pensamientos se hicieran diminutos, tan pequeños que no se notaban y olvidaba que alguna vez estuvieron allí. Era un día tan común como los demás de octubre. O así parecía. Era un día de aquellos en los que la temperatura y el cielo te hacen querer quedarte en casa, sin levantarte de la cama, si acaso hacerlo sólo para preparar un café y regresar al instante a la conformidad de las sábanas.

Desafortunadamente, no pudo ser así. Debía asistir a clases. Los exámenes habían terminado hace unos días, y los profesores comenzaban a entregar sus calificaciones. Esa mañana todo iba perfecto, el problema inició alrededor de las tres de la tarde. ¿Por qué justo ese día tuvo ganas de tomar un chocolate caliente en la cafetería cerca del campus? ¿Por qué justo a esa hora? No había manera que él supiera que Lottie estaría ahí. Si fuera así, tal vez hubiera decidido ir más tarde.

Entró al local con una sonrisa en su rostro, una sonrisa sin motivo en especial. Tomó asiento en una de las mesas frente a las ventanas y a los pocos minutos un chico con delantal lo atendió. Otros minutos más tarde, su bebida estaba en su mesa. Más tiempo pasó y su chocolate caliente era menos de la mitad de la taza, mientras él leía Betting on the Muse de Charles Bukowski. Decidió irse cuarenta y seis minutos después de haber entrado. Estaba tras el volante, con los pies en los pedales, listo para irse. No pudo resistirse a volver a la cafetería, así que bajó de nuevo del auto. Se acercó a la barra y pidió otro chocolate caliente, esta vez para llevar.

—¿Quieres agregar algún alimento a eso? —preguntó la chica que tomaba su orden.
—Un bagel estaría bien —respondió con una sonrisa.

Sin que él la notara, una chica rubia se acercaba a él.

—¡Timothée! —escuchó a sus espaldas. Por un momento no reconoció su voz.
—Charlotte, hola.
—¿Cómo has estado? No he sabido nada de ti desde la fiesta.
—Estuve algo ocupado, ya sabes, exámenes y eso —explicó, algo incómodo. Lottie seguía hablando, pero el castaño no la escuchaba en lo absoluto.

El verla otra vez trajo sentimientos que creía olvidados. Intentaba ignorar lo que su corazón le decía. Por más que él pensara haberla olvidado, por más que él creyera que era un asunto del pasado, sabía que no era así. Se hubiera o no encontrado con ella, era cuestión de tiempo que los sentimientos regresaran. Tal vez hubieran tardado unos días o quizás semanas en llegar, el verla de nuevo sólo aceleró su recorrido. La chica detrás de la barra interrumpió tanto lo que Charlotte decía como lo que él pensaba.

—Supongo que ya te vas —dijo Charlotte—. Fue bueno haberte visto de nuevo, Tim.

No lo hagas, suplicaba la razón.

Hazlo antes de que se vaya y sea más tarde, decía el corazón.

—Charlotte —la llamó Timothée apenas ella dio la vuelta.
—Lottie, mis amigos pueden decirme Lottie —sonrió. El ojiverde sintió sus piernas flaquear.
—Lottie, ¿me darías tu número? —al ver que no decía nada, añadió—. No tienes que si no quieres.
—No, está bien —dijo por fin—. ¿Tienes donde anotar?

Al verla sonreír de nuevo, su corazón comenzó a latir más rápido. Tomó una servilleta y le pidió un lapicero a la misma chica que le dio su bebida. Le devolvió el lapicero a la chica, le dio la servilleta a Timothée y se despidió. Timothée regresaba a su apartamento no sólo con un chocolate caliente y un bagel, sino también con el número de la chica que unas semanas atrás daba vueltas sin parar en su mente.

Decidió esperar unas horas para enviarle mensaje, a ninguna chica le atraen los chicos desesperados. ¿O sí? Después de terminar la tarea de la universidad salió al balcón para ver el atardecer. Tenía su celular en una mano y en la otra sostenía la servilleta dela cafetería.

+1 212-275-1295

Charlotte Lawrence :)

Se preguntó por qué había escrito Charlotte y no Lottie, como había pedido que le dijera. "No tiene importancia", se dijo después. Debió suponer que algo andaba mal, pero la felicidad que sentía en ese momento era tan grande que lo cegaba. Escribió el número telefónico en su celular y lo puso al nombre de Lottie y un corazón.

¿Qué seguía ahora? ¿Qué decía? Demonios, no había pensado en eso.

¿Qué decir en el primer mensaje?, escribió en el buscador.

Nada de lo que encontraba en Internet le agradaba. Era o muy simple, aburrido, o muy exagerado, de ninguna manera atractiva. Escribió lo primero que llegó a su mente.

Espero hayas disfrutado tu café :)

Obtuvo una respuesta pocos minutos después.

Disculpa, ¿quién eres?

No es gracioso, Lottie

¿Quién es Lottie?

Soy Timothée

Me diste tu número hoy en la cafetería

Ella te dio el número equivocado, amigo

HAPPY PRIDE MONTH!
Te quiero y acepto de la manera que eres.
Aunque hoy inició el mes del orgullo, no olvidemos que USA está pasando por momentos difíciles, así que si no puedes donar, por favor firma las peticiones. Link en mi bio y en mi tablero de mensaje.