CAPITULO XXIX

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Domingo lluvioso y frio. Había salido de mi departamento muy temprano ya que creí que sería mejor hablar con Alan personalmente y aclararle las cosas que no había dicho por teléfono aun que me sentía cansado, el alcohol no había ayudado mucho ya que solo dormí dos malditas horas eso solo empeoraba mi mal humor mañanero.

Golpee dos veces la puerta del departamento de mi amigo pero no respondió así toque cuatro veces más, para cuando abrió tenía una cara  de recién levantado todo despeinado y sin camisa, él aunque tuviera  sus cuarenta años se conservaba  muy  bien, le  encantaba el deporte era por eso que mostrar su abdomen siempre lo hizo sentir orgulloso, que  chistoso era  eso.

-          Por fin me abres

-          Que haces aquí y a estas horas?

-          Vengo en mal momento?

-          Algo así, pero bueno cual es el asunto?

-          Quería hablar sobre mi mujer y yo… necesito que no le digas nada de mi por ahora.

-          No entiendo… porque cambiaste de apartamento y porque no debo contestar a  tu esposa donde andas?

-          Necesitamos tiempo para aclarar nuestros pensamientos y creo que la distancia es necesaria por ahora.

-          Mi amor porque demoras?... – esa voz era muy conocida, al girar mi vista hacia la voz femenina encontré a mi hermana, ella estaba conmocionada al verme y mire a mi amigo exigiendo una respuesta.

-          Estas follando a mi hermana?- le grite a mi amigo.

-          Te lo iba a decir pero no sabía cómo.

-          Mierda… te das cuenta que  es más de quince menor que tú?

-          Ya cálmate hermanito, él no tiene la culpa- dijo mi hermana acercándose a mí para abrazarme ya que solo así me podría convencer de no dejar medio muerto a mi amigo.

-          No… yo tengo la culpa, Robert yo amo a tu hermana, no me estoy aprovechando de su juventud solo que sabía que no lo aceptarían tus padres y lo mantuvimos en secreto por eso.- deje el abrazo de mi hermana, sin apartar la mirada de odio a mi amigo aunque ya no tenía tanto coraje.

-          Cuanto tiempo llevan  mintiéndonos?

-          Tres años- dijo mi hermana y mi sangre volvió a subir a la cabeza.

-          Creo que ya no puedo confiar en nadie.

-          Deberías estar feliz de que tu hermana encuentre un hombre que en verdad me da todo.

-          Lo estaría si por lo menos me lo hubieran contado y no me hubiera enterado de esta manera, eres una niña a lado de él.

-          Vamos Robert, tu bien sabes que no soy una niña desde que salí con Tyler en la secundaria.

-          Gracias a mi ese imbécil no aprovecho eso para perjudicarte.

-          Y te lo agradezco pero yo soy dueña de mi vida y veo que hago con ella, amo a Alan… todos esos viajes solo fueron excusa para pasar más tiempo con él, vivimos juntos desde hace un año así que no creo que tu conociendo a Alan creas que se aprovecha de mí.

-          Por lo que lo conozco es que me preocupo.

-          Robert, sé que te he dibujado una imagen diferente de la mía últimamente pero era para mantener mi relación en secreto.- se defendió su amigo, tapé mi cara con mis manos, todo esto me recordaba a mi relación con Camila, sentí un escozor en mis ojos y algo de ansiedad, pase mi mano en mi cabeza pero ya no tenía pelo que peinar con mis dedos.

LA MASCARA DE UNA PASIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora