LA MASCARA DE UNA PASIÓN

46.4K 1K 24
                                    

Estoy cansada, no sé cómo hacer para pagar la renta de mi departamento. Debo conseguir un trabajo, pero veo difícil conseguir a tiempo el dinero.

Tocaron el timbre.

- Hola Paola ¿Cómo así visitándome?

- Tenía libre en mi trabajo esta noche y pensé que tal vez podríamos ver películas.

- Claro, siéntete como en tu casa ¿Quieres algo de beber?

- Si ¿Tienes cerveza?

- Claro, siempre - sonrió.

- ¿Y cómo has estado? Te veo como estresada, amiga.

- Es que no sé cómo pagar la renta este mes, me botaron del trabajo en un muy mal momento.

- Si quieres puedo decirle a mi jefe que te contrate, pero ya sabes de que se trata y sé que no te gusta.

- Sabes que no es que menosprecie tu trabajo, pero lo veo de muy baja moral enseñar tu cuerpo a desconocidos.

- Solo es estriptis, bailas hasta disfrazada nadie sabe quién eres y ganas muy bien en tan solo una noche.

- ¿Cómo cuánto?

Me interesé.

- Bueno, depende para quien sea. Diría que en una noche ganarías ochocientos dólares o más. Lo digo porque si debutaras con el cuerpo que tienes ganarías mucho más a las personas les gustan las chicas que no se vean vulgares. Conozco a mi jefe, le gusta pagar bien por calidad de trabajo y si aceptaras hasta yo ganaría comisión, siempre quiere chicas nuevas.

- No sé, me daría vergüenza. Si te digo esto es porque necesito el dinero, sino ni lo pensaría y me buscaría otro trabajo con más paciencia.

- Mira amiga, los clientes no pueden tocarte si no quieres, además tocar para ellos cuesta más y tú pones las reglas. Yo lo hago así, es la única forma para no sentirme mal conmigo misma y hacerlo más honesto.

- Si aceptara ¿Qué tipo de gente es esa que paga por un baile erótico?

- Bueno, te hablaría de situaciones como: despedidas de solteros, reuniones de empresarios, millonarios pervertidos, fiestas en centros nocturnos, cosas así... pero pagan muy bien y de paso, el jefe siempre manda un guardaespaldas contigo por si se sobrepasan, no vendemos sexo, siempre ten eso presente.

Le pareció que no perdía nada con intentarlo, tenía miedo, pero necesitaba encontrar un trabajo. Solo debía aprender a bailar.

- Bueno acepto, pero enséñame a bailar.

- Encantada, - mi amiga aplaudió feliz - igual ya te he enseñado antes para los idiotas de novios que has tenido.

- Bueno, no hablemos de ellos y empecemos ahora.

Y así lo hicimos. Pasamos toda la noche practicando para visitar al siguiente día al jefe de mi amiga para la prueba.

Soy Camila Porten, nací en Canadá, Toronto. Soy huérfana, mis padres murieron en invierno a causa de un accidente automovilístico donde derraparon en la carretera chocando con un árbol cuando tenía doce años. Desde ese momento vine a vivir a USA con mi abuela, una vez que ella murió me ha tocado ver por mí misma. Manhattan es inmenso, conozco cada rincón, mi adolescencia fue tranquila, sin embargo, siempre me gustaba salir y explorar cada rincón de la ciudad.

Estudiaba Derecho en una universidad de poco renombre, mi sueño era ser abogada, pero tuve que retirarme por falta de recursos económicos y porque mi primer amor me abandonó. Es una carrera muy cara y la media beca que luche por obtener no fue suficiente, así que decidí trabajar para reunir para mis estudios, pero todo me ha salido tan mal, que ya dudo que regrese a estudiar. A veces creo que Dios es injusto conmigo, siempre fui buena hija, buena nieta, buena estudiante y sin embargo me quitó a mis padres y a mi abuela demasiado pronto. De la familia de mi padre nunca supe nada, jamás tuve la oportunidad de preguntarle, pero si no han aparecido es porque no lo querían o él también era huérfano, es un misterio.

Tengo veintitrés años, vivo sola desde los 18 años. Tengo muchos amigos para mi buena suerte, que siempre están pendientes de mí y bueno... novios no me han faltado, pero tampoco es que los necesite, todos son unos idiotas. Mi último exnovio me puso los cuernos con la que yo creía que era su prima, porque así me la presento él. Sí no fuera porque lo vi en la cama teniendo sexo con ella no lo hubiera creído.

Mi vida es muy simple y complicada, desempleada con una renta que pagar, por eso he decidido incursionar como stripper, lo que yo no sabía era que en ese mundo encontraría al amor de mi vida... Uno peligroso del que me será imposible liberarme.

LA MASCARA DE UNA PASIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora