PRÓLOGO

921 122 11
                                    

No me lo esperaba...

Miento. La verdad es que sí, muy en el fondo con miles de ideas del futuro, estaba este instante. Pero no exactamente, el futuro en ese momento era un gran misterio para mí como la mayoría de las cosas. Hablo del dolor.

Todo se había pagado alrededor de mí, la luna, el viento, los sonidos, las personas, no existía tiempo ni espacio...

Pero en realidad lo único que se había apagado era mi mente, mi mente y mi corazón se habían detenido. Todo lo demás seguía su curso, mas rápido y violento que nunca.

Pero ahí estaba, luego de una vuelta de 180° que te deja pasmada o al menos esa fue mi reacción. Pero no podía quedarme ahí, el peso de lo que estaba sucediendo estaba en nadie más que en mí.

Muchos piensan que ante una situación de un peligro latente, en el que el tiempo es la línea entre la vida y la muerte reaccionaran eficazmente e inmediato. La verdad es que no lo sabes, no tienes ni idea hasta que estás justo allí.

Con todo dándome vueltas, me sentía bajo el efecto de algún narcótico, que no era más que mí mente sin poder reaccionar, en shock. Las punzadas de dolor en diferentes partes de mi cuerpo, de distintas maneras. Sentía como el frío se colaba por mis prendas y el aire era más pesado de lo que debía. Eso no era lo peor. El dolor y la sensación de vacío, de sosiego, de ansiedad, de miedo, de todo y nada, eso era lo peor.

Estaba en una situación que no definiría como la mejor, de hecho estaba al otro extremo. Pensé que mi vida era dura, pensé que lo peor que podía pasar ya estaba hecho. Lidie toda mi vida con consecuencias de actos de los cuales no entendía. Al parecer todavía me toca.

Me dejé llevar por ese profundo e infinito dolor entre lágrimas y sollozos. Con lo que no contaba es que existen infinitos mas grandes que otros...

INTELIGENCIAWhere stories live. Discover now