9-¿Un trato?

50 4 1
                                    


—Eres basura, Derek.—Escupí bruscamente mirándolo a lo ojos. Estaba tensa hasta la médula.

—Oye, ¿Qué sucede?—Su cara de desconcierto no me causó más que repulsión.

Es un descarado que viene como si nada, quiero verlo arder.

—¿Qué clase de pregunta es esa?—Dije cada palabra lentamente—Dejame ir ahora o... o te vas a arrepentir.—La verdad es que no se me ocurrió nada. Tanto que mí voz tembló.

—Solo quiero hablar contigo.—Definitivamente estaba jugando conmigo—¿Por qué tanta... Violencia?—Él en serio esperaba que no hiciera nada.

Sili quiiri hiblir contigui... Ja, a mí no me engaña con su actitud de niño inocente.

—¿Es acaso una dinámica de secuestrador víctima?No vas a burlarte de mí. No quiero hablar contigo ni con nadie.—Un poco más y entraba en histeria.

—¿Secuestro?¿De qué hablas?—¿Tenía amnesia o algo así?—Solo quiero que hablemos.

—No voy a hablar contigo. Déjame ir ahora, maldita sea.

—Solo escúchame, te traje aquí para hacer un trato.

—¿Ya va?¿Qué?—¿Qué clase de persona enferma secuestra a alguien para luego hacer un trato?

—Si, eso—dijo eso cómo quien trata de calmar a un animal con rabia. A la expectativa. 

Era una buena señal, creo. Podría irme, podría empezar a hacer mi plan y estaría bien. No necesitaba aceptar el trato. Solo necesitaba mantener todo bajo control. Tal vez podría engañarlo. No podía dejar que manejara la situación.

Suspiré por lo bajo. Bien.

—Sí sabes que para hacer tratos no necesitas secuestrar a la gente, ¿Cierto?

—Si sabes que te salve el culo, ¿Cierto?—Derrepente él pareció molesto.

—¿Cuál es tu definición de salvar? Hasta donde yo tengo entendido privar de libertad a una persona en contra de su voluntad es secuestro, no sé tú.

—Y dime genio, ¿Quién te encerró?

—No lo sé Derek, porque no le preguntamos a los otros hombres armados que están detrás de la puerta.—Inquirí con tal vez demasiado sarcasmo.

—La puta puerta estaba abierta, ¿En qué momento de tú miserable existencia decidiste que era un secuestro?—Y con una sola pregunta me hizo cuestionar hasta sí en verdad pensaba.

Oh.

—Pero... Tú... Me trajiste de vuelta adentro.—Dije casi en un susurro.

—Me acababas de golpear, ¿Qué esperabas?¿Un Nobel de la paz?—Esta debe de ser la conversación más sarcástica que he tenido en mí vida.

Definitivamente es la conversación más sarcástica.

—¿Qué esperabas tú de mí? me encuentro en un lugar desconocido, con un desconocido, jugando con un cuchillo cabe destacar, luego de que me arrebataran todo.—Todo fue un arrebato de voz. Todo lo que dije fue verdad, yo no lo había reconocido y más si jugueteaba con un cuchillo como un maníaco.

—Enterate, no estás secuestrada.

—Pues que extrana manera de tratar a un invitado.—Cualquiera en mí lugar hubiera pensado lo mismo.

—Lo siento,—me sorprendió la baja tonalidad de su voz, tan sinceramente arrepentido—siento que malinterpretaras todo.

Tiene que ser una broma.

INTELIGENCIAOnde histórias criam vida. Descubra agora