XXIV: MHC -pasado, parte 2-

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Se sentó en la cama, y al asomarse por la pared, vio que Sebastien estaba en la sala... Aspirando.

Regresó a la cama, aturdida, y se acostó mirando el techo. Sabía que fumaba marihuana, y que bebía mucho, pero no que consumía otros tipos de drogas.

Y aquello realmente le causaba miedo.

Escuchó los pasos de él, y se apresuró a taparse con la mantas, quedándose quieta. Sebastien se sentó en la cama, y luego le acarició suavemente el cabello y la espalda, antes de inclinarse hacia ella y besar suavemente su mejilla.

—Te amo, Charie, duerme bien, regreso más tarde —pronunció en un tono bajo, antes de salir de la habitación, y luego del departamento.

La castaña abrió los ojos y se hizo un ovillo en la cama, abrazándose las piernas. Era un drogadicto, sabía que tenía que haberlo dejado antes.

***

"No conseguí las pastillas." Tecleó enviándole el mensajes a él, desde su cama.

"Dime cómo se llaman y yo las busco, amor."

Ella leyó el mensajes, y luego dejó el celular sobre la cama, antes de cerrar los ojos, y que volviera a sonar.

"¿Vendrás hoy, Charie?"

"No."

"Te extraño, hace una semana no nos vemos. ¿Por qué no puedes?"

Y cómo ella no le respondió, le envió un segundo mensaje.

"Iré al kiosco a verte entonces."

"No, ya te dije que no puedes. Luego de lo que pasó la última vez, me regañaron. No puedes venir."

"Pero te extraño, mi amor. Aunque sea un ratito, antes de que entres al trabajo podríamos vernos."

"No lo sé, luego te digo."

"De acuerdo ¿Puedo llamarte?"

"Estoy en mi casa, no puedo hablar."

"Está bien, entonces sólo escúchame."

"Seba, estoy algo cansada, luego hablamos."

"Descansa, Charie, te espero media hora antes de que entres a tu trabajo en la plaza de la esquina ¿Quieres?"

Ella dejó el celular sobre la mesa de noche, y cerró los ojos. Ella ni siquiera tenía que trabajar aquel día.

***

Abrazó la almohada, y la acarició suavemente, mirando el lado vacío de su cama. La extrañaba mucho, y ella ni siquiera había ido a la plaza, diciéndole que se le había hecho tarde porque se había quedado dormida.

Había estado bebiendo hasta altas horas de la noche, para intentar dormir. También había estado fumando, consumiendo, pero sólo había conseguido extrañarla más.

—Te extraño, Charie —murmuró.

Buscó su celular en la cama, y luego entró al chat de ella.

—Te extraño mucho, amor. Si mañanas puedes, ven a verme, te necesito, la cama se siente vacía sin ti —pronunció afligido—. Estoy abrazando tu almohada, pero no sé compara contigo. Te amo.

***

Luego de llevarlo al hospital, y que los médicos lo atendieran, la habían dejado pasar a verlo. Al parecer, había tenido una sobredosis de varias drogas y alcohol, y aún no le habían dado el informe toxicológico.

Se sentó junto a la camilla, y tomó una de sus manos, mirándolo dormir. Al fin conocía su secreto, después de más de tres meses de relación.

Él usaba ese gorro para ocultar sus orejas, ahora entendía porque a veces le había parecido escucharlo gruñir, o ronronear.

¿Pero por qué no se lo había dicho?

Acarició suavemente su mano, y luego se inclinó hacia él para besarlo, un beso corto en los labios, seguido de dos más.

—No podemos seguir de este modo, si te sigues drogando. No quiero que lo hagas más, por favor. Tuve mucho miedo de perderte hoy, cuando te encontré inconciente —le dijo en un tono bajo—. Me da miedo estar contigo cuando lo haces —pronunció acariciando su cabello, corriendo algunos mechoncitos de su frente—. Pero sé que no será fácil, porque... Eres adicto, y no sé si yo voy a tener las fuerzas necesarias como para estar a tu lado y ayudarte.

...

Sin míWhere stories live. Discover now