II: Cuándo te conocí

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Hace un año atrás—

Lo había conocido en invierno, jamás lo había visto por la zona antes, al parecer, era un nuevo vecino del barrio. Él siempre llevaba un gorro, y una sonrisa encantadora en su rostro.

Charlize trabajaba en un kiosco de la zona, donde él siempre iba a comprar cigarrillos y una barra de chocolate, era así como lo había conocido.

Él siempre era tan agradable, que era imposible no hablar varios minutos cuando iba a comprar.

—¿Y a qué hora sales de tu turno?

—Em... Tarde —sonrió incómoda la castaña.

—Hm ¿Qué tan tarde? —sonrió—. Me gustaría salir, y no conozco mucho la ciudad, tal vez tú podrías enseñármela.

—A-Ah yo... Ni salgo ¿Lo recuerdas? No me gusta.

—Oh, cierto. Bueno, en ese caso podríamos conocer la ciudad juntos.

—Sí, t-tal vez... Algún día podríamos salir —le dijo en un tono amable.

Él la miró a los ojos, y luego sonrió, encendiendo un cigarrillo.

—Espero pronto llegue ese día entonces.

***

Iba fumando por la calle, luego de haber tenido una pelea y ganarla, cuando en la parada del autobús, vio a una castaña que conocía muy bien.

Miró la hora en su celular, y luego sonrió divertido. ¿Qué estaba haciendo ella a las casi tres de la madrugada en la calle?

Y era simple, aquel día a Charlize le habían cambiado de turno, y no había conseguido un taxi en la puerta del kiosco, por lo que no le quedó más que ir hasta la parada de autobús más cercana.

—¿Siempre sales a esta hora?

Se estremeció al escuchar aquella voz, y al ver a Sebastien, sonrió sintiéndose más aliviada.

—No, sólo hoy, me cambiaron el turno, mi compañero no se sentía bien.

—Oh, ya veo ¿Quieres? —le dijo ofreciéndole un cigarrillo.

—No fumo, gracias —pronunció en un tono amable.

—¿Tampoco bebes? —sonrió sentándose junto a ella.

Ella le estaba por responder, cuando pudo observar mejor su rostro, al tenerlo al lado.

—¿Qué te pasó? ¿Alguien te golpeó? —le preguntó preocupada.

—Nunca te conté sobre mi trabajo ¿Verdad? —le inquirió antes de darle una calada a su cigarrillo.

Ella negó con la cabeza, y él sonrió, soltando lentamente el humo.

—Bueno, yo trabajo peleando.

—¿P-Peleando?

—Ahora es nuestro secreto —sonrió guiñándole un ojo.

***

—Hasta que aceptaste salir conmigo —sonrió.

Ella sonrió suavemente, y luego abrazó su cartera.

—¿Qué te gustaría hacer? ¿Ir por un helado?

—Claro, eso estaría bien.

—¿Siempre eres tan tímida?

—No nos conocemos mucho, es sólo eso —le dijo animándose a verlo.

Ella desvió la mirada, y continuó caminando. Su mirada lucía algo cansada, y sus ojos estaban algo rojos, acaso él...

Sintió que la abrazaba por los hombros, pasando uno de sus brazos por encima, estremeciéndola.

—¿Te molesta que te lleve así?

—N-No.

—Perfecto, así todos los que nos ven, saben que vienes conmigo, que estás conmigo —sonrió.

Y ella no se sentía para nada cómoda con eso. Sólo lo conocía hacía un par de semanas, y si había aceptado, es porque él había sido demasiado insistente.

...

Sin míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora