XXIII: Mí historia contigo -pasado-

Start from the beginning
                                    

—¿Y lo preguntas? Eres un drogadicto, alcohólico, un tipo sin futuro, que se gana la vida en peleas callejeras. No lo sé ¿Crees que una chica normal estaría contigo?

—Ella lo sabe y me acepta.

—Pues debe amarte si aún sabiendo lo que eres, decide quedarse contigo.

—Por supuesto que sí, es mi mujer —le dijo molesto.

***

Entró al departamento, y miró con asco el lugar, mientras ignoraba lo que Sebastien le contaba. ¿Cómo podía vivir así? O mejor dicho ¿Por qué ella seguía aceptando ir allí?

—Entonces amor ¿Qué dices?

—¿De qué?

—De que si quieres que pida comida o cocinamos algo ahora —sonrió.

—Ah... Lo que tú quieras está bien.

—Alguna vez, quiero que tú decidas algo también —sonrió antes de darle un beso corto en los labios, y tomar su celular para pedir comida.

Charlize miró la cama, y observó que él había cambiado las mantas y las cortinas de ese sector. Era la única parte del monoambiente que estaba ordenada.

Él terminó de hablar por teléfono, y vio que ella miraba la cama, sonriendo. Se acercó a la castaña, y la tomó del rostro para besarla, tomándola por sorpresa.

Charlize le correspondió, y sintió como la tomaba en brazos, caminando con ella hasta la cama. La acostó con cuidado, y luego se subió sobre ella, besando su cuello.

La jovencita cerró los ojos, y lo tomó de los hombros.

—Seba... Yo...

—¿Qué?

—Q-Quiero cenar.

La miró, y ella estaba con los ojos cerrados.

—Y cenaremos, mi amor, pero creí que tú-

—No.

Se acostó a su lado, y luego la abrazó a él. Al parecer, ella sólo quería acostarse, y no estar con él.

—Gracias por venir a pasar la noche conmigo.

—De nada.

—Te amo mucho —le dijo antes de besar su frente, sus mejillas, sus labios.

Ella se abrazó a él y escondió su rostro en el cuello de él. A veces no sabía que sentía por Sebastien, o porque seguía estando con él.

¿Por qué lo hacía?

***

—Charie.

Ella al verlo se sintió nerviosa, y se acercó con pasos lentos a la ventana del kiosco.

—Seba.

—¿Qué pasa? —le preguntó preocupado—. Quedamos que íbamos a vernos el domingo, y no fuiste a la plaza. Y hace dos días no respondes mis mensajes ni llamadas. ¿Estás enojada conmigo?

—N-No, no, sólo que... Yo necesito un... Un tiempo.

—¿Un tiempo? ¿Para qué?

—Para pensar si quiero o no esto.

—¿Qué cosa? —preguntó en un tono bajo.

—Estar contigo, Sebastien —murmuró mirando hacia abajo.

—¿Ya no quieres estar conmigo? —le inquirió afligido—. ¿Por qué? ¿Es por lo del otro día? Yo pensé que querías estar conmigo, no sabía que-

—No, no es por eso, pero necesito tiempo.

—¿Cuánto tiempo?

—No lo sé, Sebastien —pronunció sin poder mirarlo.

—Pero ¿Seguiremos juntos? Porque yo no quiero que lo nuestro se termine, Charie... Yo te amo mucho.

Lo miró, y al ver su mirada, ya no supo que hacer.

—No me dejes, por favor. Tú... Eres lo más real que tengo. Dime ¿Qué puedo hacer? ¿Qué podemos hacer? Dímelo, Charie.

Miró sus ojos cristalizados, y se inclinó hacia adelante en la ventana, para poder tomarlo del rostro y acercarlo a ella, y poder besarlo. Beso que Sebastien correspondió, afligido.

—No me dejes, amor... Podemos hacer que funcione —le pidió en un tono bajo.

—Está bien —le dijo antes de besarlo.

Y ya no sabía que hacer, realmente no sabía que hacer con su relación y él.

...

Sin míWhere stories live. Discover now