En este mundo hay dos clases; demonios y ángeles.
Los demonios son fuertes, burlones, caprichosos.
Los ángeles son delicados, débiles, educados.
Hay una rivalidad muy grande entre estas dos clases pero un día dos escuela decidieron hacer un experime...
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"Estábamos todos en clase menos Ryoma y Himiko, eso me fastidiaba ya que me había interesado un poco por ella. La puerta se abrió y entró un chico de muy baja estatura sentándose en su asiento correspondiente; pasaron varios minutos y Himiko no aparecía así que con los cinco minutos restantes que quedaban me levanté y me fui de la clase para buscarla," ugh, ni yo mismo me creo que esté haciendo esto" pensé deteniéndome por un segundo para reflexionar si debía seguir hasta que oí una voz femenina que tartamudeaba y una voz varonil. Me acerqué al muro y miré de reojo viendo a Himiko hablando toda embobada a un chico alto, peliazul, que tenía una sonrisa en el rostro y al parecer le estaba entregando unas llaves,"probablemente se le cayeron las llaves a esa maga torpe" dije en mis pensamientos mientras me dirigía otra vez a la clase."
"Pero si no me importa.."
"¿Por qué..?"
"Me dije a mi mismo, era la primera vez que me pasaba algo así pero como siempre lo deje de lado entrando al aula y sentándome en mí asiento como si no hubiera visto nada"
—¡Por fin llegas, Himiko!—dijo la pelinegra con una coleta de color verde bastante grande y esponjosa con un tono bastante elevado cuando la pelirroja entro por la puerta.
—Oh si, lo siento—soltó sentándose a mi lado aunque lo intentará ocultar se notaba que estaba bastante alegré,"era por ese chico, ¿verdad?" Pensé aunque más que una pregunta, yo ya asumía que esa era la verdad."¿Celos?, Tal vez" me cuestioné.
—Oye—Una voz suave sonó desde el lado de mi derecha el cual era el contrario al de la ventana que era donde me solía gustar sentarme. Giré mi rostro hacia aquella voz proveniente de la pelirroja alada que se sentaba a mi lado—Sobre lo del otro día..—empezó a decir pero no pudo terminar su frase porque la interrumpí.
—Te dije que no te acostumbraras—solté con mi tono serio para cambiarlo a el tono juguetón que solía hacer—¿Enserio piensas que me importaba que estuvieras triste o estresada?, simplemente lo hice porque si al siguiente día llegabas toda depresiva no tendría gracia hacerte bromas nishishi~—expliqué riéndome.
—Uhg sabía que no eras de fiar, entonces olvida lo que fuera a decir—soltó con un tono de molestia hacia mi persona.
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