La primera cita - II

3.6K 217 48
                                    

Sousuke te esperaba desde hacía casi media hora en la estación, miraba hacia todos lados y también su reloj. ¿Cómo era posible que tardaras tanto? Comenzaba a preocuparse, de hecho, desde los primeros cinco minutos que ya estaba preocupado. Tampoco podía ir a buscarte a tu casa porque no sabía dónde vivías, después de todo llevaban saliendo dos semanas.

Tus padres nunca estaban en casa y si llevabas a algún chico sin que ellos estuvieran te llevarías la regañada de tu vida.

Pasaron otros diez minutos en los cuales Sousuke se compró una soda para pasar el rato, cualquier otro chico se hubiera ido a los primeros diez minutos, pero él te conocía y sabía que aunque quisieras nunca podrías llegar temprano a ningún lado, ¡pero cuarenta minutos ya era demasiado!

Miró su teléfono para ver si le habías respondido alguno de los quinientos mensajes que te había mandado, pero evidentemente no había sido así. Suspiró, estaba cansado de estar ya cuarenta minutos parado, la gente pasaba por su lado y lo miraba, si seguía así comenzarían a tirarle monedas de pura lástima.

Sousuke escuchó un tintineo y volteó para observar en todas direcciones. Allí estabas, tan deslumbrante como de costumbre. Aquél tintineo se debía al pequeño cascabel que colgaba en tu muñeca en una adorable pulsera.

—¡Lo lamento mucho!—dijiste en un grito lo suficientemente alto como para que todos a tu alrededor te oyeran, haciendo que éstos mismo voltearan a verlos.

—N-No pasa nada—dijo Sousuke, tratando de desviar la atención de la gente, éstas personas reían pues sabían que el pobre chico estaba allí hacía más de media hora.

Tú bajaste la vista un poco decepcionada, esperabas aunque fuera un poco más de interés. Caminaron tranquilamente y envueltos en un incómodo silencio por unas cuantas calles, cuando estuvieron lo suficientemente alejado de aquellas personas, Sousuke preguntó:

—¿Por qué has llegado tan tarde?—tú lo miraste impresionada, después de lo que había dicho pensabas que en realidad no le importaba el hecho que llegaras tarde o por qué lo habías hecho.

—Estaba muy nerviosa en la noche y no pude dormir, cuando me metí en la tina hoy en la mañana me relajé demasiado y me quedé dormida, y como mis padres no estaban en casa, me desperté cuando mi perro comenzó a ladrarme para que le diera comida.—estabas apenada, pero no podías mentirle.

Sousuke escuchó con atención y casi no pudo creerse la historia que le habías contado pero luego un pensamiento cruzó por su cabeza. "¿Ella estaba nerviosa?". Yamazaki apoyó su mano en tu hombro y ambos detuvieron su caminata, lo miraste intrigada y notaste que los ojos del muchacho brillaban con intensidad.

—¿Estabas nerviosa por nuestra cita?—sentiste tu rostro que se acaloraba velozmente y tu frente transpiraba. Tu boca temblaba y no lograbas decir ni una palabra completa.

Yamazaki te observaba atento, esperando una respuesta que tú no estabas dispuesta a darle. Sentiste que presionó un poco tus hombros y los nervios aumentaron, largaste un chillido y saliste corriendo.

Otra vez la gente era espectadora del pequeño acto que acababan de dar; Sousuke se sobó la frente y caminó en la dirección por donde habías salido disparada, estaba seguro que te encontrarías escondida en un lugar demasiado obvio.

Habías llegado a una plaza donde no había demasiada gente pero la poca que estaba allí había ocupado todos los bancos, te acercaste a unas hamacas y te sentaste en una. Respiraste profundamente e intentaste calmarte, aquella pregunta había sido repentina y aunque tú misma le habías dicho que estabas nerviosa no te habías dado cuenta cuando lo hiciste. Suspiraste, estabas arrepentida de haber escapado, seguro que Sousuke pensaba que eras una niña y se iba a casa.

Sentiste que alguien se sentó en la hamaca de al lado pero no le diste importancia. Te paraste de repente para ponerte a buscar al moreno.

—¿Adónde vas?—dijo la persona que estaba, ahora, detrás de ti. Su voz pudiste reconocerla, incluso con ese tono burlón que había usado.

Volteaste y miraste directo a ese par de orbes aguamarina que te contemplaban casi con admiración. Después de todo no se había ido a casa, sonreíste inconscientemente. Sousuke te miró de pies a cabeza, no había tenido la oportunidad de hacerlo antes.

Llevabas un vestido blanco de tirantes hasta las rodillas, tu cabello tenía un broche que lo adornaba y en tu rostro había pequeños rastros de maquillaje, el corazón de Yamazaki comenzó a latir con fuerza y tú sentiste los nervios otra vez, pero Sousuke largó una carcajada y tú lo observaste sin entender.

—¿Q-Qué pasa?—preguntaste intrigada.

—No es nada—se levantó de la hamaca y tomó tu mano a la vez que te regalaba una sonrisa.—¿Nos vamos?—lograste ver las mejillas del joven un poco coloradas, apretó tu mano y sólo asentiste.

Caminaron en silencio pero sentir el perfume y la mano de Sousuke sobre la tuya era más que suficiente para estar satisfecha. Aunque habías metido la pata desde el comienzo haber visto como Yamazaki había estado contigo todo el tiempo te hacía dar cuenta que sin duda su relación sería una bonita y divertida experiencia.

Yamazaki Sousuke x Lector [One-Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora