El Regreso del Misterioso

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El manto oscuro que se posaba sobre Sosonia indicaba que la noche había llegado al pueblo, y en el bosque misterioso se encontraban un par de sombras cuya negrura era mucho más profunda que la de las mismas tinieblas. Una de las siluetas habló, al parecer la de mayor rango.

—Ve y consígueme eso que necesito; pero esta vez no falles.

La figura a la que fue dirigida la orden acató lo que se le dijo y de manera sorprendente, concisa y veloz llegó a la casa de Triple. Entró a ésta y de manera silenciosa y a la vez con ahínco, comenzó a buscar algo. No obstante, no contó con que el dueño de la choza tendría un sueño sumamente ligero ya que, descuidándose un poco, el intruso hizo un pequeño y casi sordo sonido suficientemente fuerte como para que Triple se levantara de su cama. Atónito, el castaño miró al sujeto frente a él e inquirió, sorprendido:

—¿Tú de nuevo?

El misterioso echó a correr apenas escuchó la voz del otro, pero Triple logró detenerlo antes de que saliera por completo de su casa. En una lucha reñida estaban cuando el misterioso dirigió su vista al buró, que se ubicaba a un lado de la cama del ojiverde, y vio que sobre éste, bajo una lámpara de noche, se encontraba la caja de un CD. Presuroso la tomó y la reacción provocó que la lamparita cayera al suelo. Triple gritó de frustración y decidió despertar a sus secuaces.

—¡Oigan, despierten! ¡Atrapen a ese sujeto! Ordenó molesto.

Los secuaces se levantaron, pero como seguían semidormidos no hicieron más que chocar entre sí. Triple bufó descontento y no habiendo más remedio, salió detrás del misterioso que había raptado su disco.

—¿Nada más por un disco entra a mi casa y la destruye?—Se lamentó sin dejar de correr—. Y aparte, ese disco no me gusta nada, no sólo porque mi hermano me lo regalo, sino que la música es aburridísima.

El joven se detuvo al mirar que el misterioso arrojaba la caja del disco. Triple se acercó a ésta y la abrió encontrándola vacía.

—Por un disco... ¡Por un maldito disco! Y por si fuera poco era un disco que utilizaba para mantener equilibrada mi lámpara. No entiendo a esta gente loca que sale de noche por un disco de música aburrida.

A la mañana siguiente, Rojita y Lin-Lin caminaba tranquilamente mientras conversaban amenamente, en eso, Lin-Lin divisó a los muchachos y se lo hizo saber a Rojita.

—Ahí vienen los chicos... pero están discutiendo de nuevo.

—Ay, esos dos siempre están peleando.

Coletas e Hijo notaron la presencia de las primas a pocos pasos de ellos, por lo que detuvieron su andar.

—Ustedes siempre están discutiendo —acusó Rojita.

—Lo que pasa —comenzó a explicar Hijo—, es que Coletas no quiere admitir que el Señor Espacio es mucho mejor que Dedos de Mantequilla.

—¡No! Es mejor Dedos de Mantequilla —lo interrumpió Coletas reanudando la discusión.

—¡Ya basta! Gritó Lin-Lin fastidiada haciendo que los hombres callaran—. ¿Por qué se pelean por juguetes?

—Un momento, no son juguetes, son figuras de acción —intentó aclarar Hijo.

—Es igual, son juguetes —habló ahora Rojita estando de acuerdo con su prima.

—¡Hey! ¿Dónde está Flor? —Inquirió el joven de ojos azules dejando de lado la disputa mientras miraba por todos lados notando la ausencia de su novia.

—Flor está enferma —informó Rojita.

—¿Qué? ¿Enferma y no lo sabía? ¡Ay, qué clase de novio soy! Soy tan irresponsable...

Sosonia: Un pueblo singular |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora