Un nuevo mortífago

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Estaban los dos leyendo artículos diferentes, Hermione acerca de la esclavitud de los elfos y Severus un artículo de Astrología. Se había acostumbrado a eso, a leer en silencio frente a la fogata. De repente el pocionista rompió el silencio.
-Me gusta estar así contigo- dijo sin dejar de mirar su revista.
-Y a mí también, mucho- respondió la castaña viéndolo -la luz de la fogata te hace mucho más lindo- dijo.
-Y a tí también- se levantó y la besó.
-Me encanta estar contigo Bobby- dijo abrazándolo, Severus sonrió.
-Quieres hacerlo?- preguntó sonriendo en el beso.
-Qué pregunta tan tonta Snape. Claro que sí- accedió la leona.
Disfrutaron la tarde en la cama de Severus, abrazados, besándose y disfrutando la compañía del otro. Severus estaba realmente contento y tranquilo. La imagen de Hermione acostada en su cama y completamente desnuda le encantaba. Ella le encantaba.
-Herms, amo estar contigo, pero creo que deberías pasar tiempo con tus amigos, ellos te necesitan, tu a ellos y también para no levantar sospechas de nada- dijo el pocionista jugando con el pelo de Hermione que tenía la cabeza apoyada en el pecho de su profesor.
-Tienes razón Bobby. Tienes toda la razón. Mañana voy a estar con ellos todo lo que pueda y a la noche vendre a verte si?- propuso la leona.
-Correcto- dijo la serpiente besando a su alumna -quieres cenar?- preguntó.
-Solo si cocinas tú- dijo la castaña.
-Veré que puedo hacer- dijo levantándose de la cama. Se vistió solo con un bóxer y un short, miró de reojo a la castaña quien lo miraba lujuriosamente.
-Eres sorprendetemente hermoso- dijo.
-Y tú también linda- la besó y fue a la cocina a ver qué podría cocinar. Hizo una pizza de mozzarella y recordó que tenía unas cervezas en la heladera. Fue la mejor cena de su vida, mejor que el sushi en el restaurant caro de Italia.
-Hay algo en lo que eres malo? Eres bueno enseñando, con pociones, con hechizos, en la cama, en la cocina. Haces todo realmente bien Bobby- dijo la castaña sirviéndose cerveza.
-Realmente no sé si soy malo en algo, solo me esfuerzo por que me salgan bien las cosas cuando las hago y voy tomando experiencia así- dijo el pocionista.
-Así siempre serás perfecto Bobby- le dijo viéndolo.
-Pues que así sea- respondió Severus.
Terminaron de cenar y se fueron a dormir.
Despertó cerca de las 7.30 y Hermione no estaba a su lado. Una nota en su mesa de noche decía que se había ido a su recamara para simular que llegó temprano, y un te amo de despedida. Era la primera vez que su alumna le decía te amo.
Bajó a desayunar en silencio.
-Vaya que han tenido acción- dijo el director.
-Tú eras peor, puedes dejar de hacer esos comentarios?- dijo Severus antes de morder su medialuna.
-Lo siento. Deberíamos cenar no?- propuso el anciano.
-Estás loco?- preguntó.
-No, ya todos sabemos lo tuyo, es una manera de charlar. Solo será una cena Bobby no vamos a incluirla en todos nuestros planes- siguió -seremos nostros seis. Creo que le agradaría la compañía de Hagrid, le haría sentir más cómoda- terminó el ex profesor de Transformaciones.
-Se lo propondré. Cuándo quieres hacerlo?- preguntó el profesor de Pociones.
-Mmm, el sábado en la cabaña de Hagrid?- preguntó el director.
-Ok, te aviso esta noche- dijo.
-Perfecto Bobby- dijo el director.
Terminó de desayunar y bajó a su oficina a dar clases. Salteó el almuerzo para adelantar ensayos que tenía pendientes desde antes de ir a Italia, los cuales no corrigió porque se fue de viaje y al llegar estuvo todo el tiempo com Hermione.
Al caer la tarde la castaña llegó a su oficina con media docena de muffins para tomar el té.
-Hermy, Albus quiere cenar con nosotros- dijo.
Hermione se ahogó co su té.
-Que quiere qué?- preguntó.
-Quiere cenar con nosotros, y con Minerva, Poppy, Pomona y Rubeus el sábado en su cabaña- repitió dando un mordisco a su muffin de vainilla.
-Estás seguro?- dijo.
-Sí, estarás bien. No va a ser incómodo- aseguró. Claro que iba a ser incómodo, pero sería más incómodo para ella si estuvieran solos con Albus y Minerva.
-Bueno- dijo la castaña con miedo.
-Tranquila nena- dijo terminando su merienda.

Se acostó a dormir y se durmió al instante.
Al día siguiente fue a desayunar y vio que una chica de Hufflepuff le ponía azúcar a su chocolatada.
-Qué diablos hace la señorita Bones?- dijo viéndola.
-Muchas personas le ponen azúcar a su leche Bob- dijo Pomona.
-Que asquerosidad por Dios- dijo poniendo cara de asco.
Había visto miles de fetiches gastronómicos a lo largo de su vida como la pizza de ananá, el arroz con leche, las pasas de uvas en pastel de papas o empanadas, pero ese era realmente inaceptable.
-Deja de dramatizar todo Sev- dijo Albus.
-Es asqueroso Albus- dijo y terminó de desayunar -Hufflepuff tenía que ser- dijo.
-Oye- agregó Pomona ofendida.
-Siempre fueron flojos- siguió. Claro que no lo decía enserio, siempre había admirado la valentía Hufflepuff, la valentía de Cedric Diggory y había admitido siempre que los Slytherin eran agrandados a la vista de todos, pero débiles en el fondo y los que realmente no lo eran, tenían acciones buenas y se les notaba, y eran unos pocos.
-Eres un tonto- refutó Pomona.
Pronto comenzaron a discutir el jefe de Slytherin y la jefa de Hufflepuff con Albus y Minerva sentados de por medio entre ellos sin hablar. Ningún jefe de Ravenclaw y Gryffindor acotó algo porque sabían que no se estaban diciendo todas esas cosas enserio. Captaron la atención de todo el comedor y Pomona le tiro una tostada a Snape y este la devolvió pero Sprout por accidente le dio a Albus y Albus le dio a Hagrid y Hagrid a Madame Pomfrey y empezaron una guerra infantil todos ellos. El comedor los miraba sorprendidos ya que sus profesores más temidos de más de 30 años estaban jugando como nenes. Salieron afuera donde jugaron con la nieve y con algunos hechizos no atacantes mientras los estudiantes los miraban divertidos. Todos los profesores ahora estaban afuera, Hagrid tomó al profesor Flittwick y lo lanzó por el aire cayendo arriba de Severus derribandolo por completo. Estuvieron casi una hora así hasta que el profesor Dumbledore, quien también estaba jugando con ellos les dijo que debían ir a dar clases.

Giros InesperadosWhere stories live. Discover now