Intento 2...

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Me levanto muy a mi pesar, el tiempo parece correr muy rápido. Salgo a la cocina a preparame un poco de café y algunas tostadas. Mi corazón late cada vez más fuerte, como señal de que el peligro se avecina.

<¿Peligro?, si solo pedirás la mano de Serena, ni que fueras directo a la hoguera>, mi mente me recuerda algo como si no fuera verdad.

Mientras degusto del café más cargado del planeta, el calor que inunda mi cuerpo revive aun más mi recuerdo.

El Señor Kenji vino personalmente a buscarme a mi casa, realmente nunca imagine verlo allí. Expresión parecía suave, un rayo de esperanza empezaba a crecer en mi.

<¡Pobre iluso!, tu nomas crees que Kenji bajaría la guardia tan rápido>

—Darien, seré breve—me dijo simulando su disgusto, pero era el inicio de algo bueno, ¿verdad?—, el sábado haré una fiesta con mis amigos del trabajo. La reunión es al medio día.
—¿En serio me está usted invitando?—pregunté cómo un tonto.
—Por supuesto, me guste o no, eres el novio de mi hija.

Los días posteriores no pude dormir de la ansiedad, fui con Andrew al centro comercial a probarme todos los trajes para comprar el mejor, para así no decepcionar a los amigos de mi futuro suegro. Aprovecharía de esta oportunidad que el Sr. Kenji me daba para pedir su mano, después de todo ¿No se negaría frente a sus amigos, verdad?

Ese día llegue 15 minutos antes del medio día, antes de bajar me revise la corbata en el espejo retrovisor. Toque la puerta ansioso repasando las palabras que diría. Otra vez llevaba conmigo dos ramos de rosas para mí novia y mi suegra, además de una muy buena botella de vino para mi futuro suegro.

Cuando él abrió, nunca olvidaré esa sonrisa que evitaba romper en carcajadas por el desatino en mi ropa. Todos los presentes me miraron desconcertados, ellos vestían casualmente, como para un día de campo en el que el gran banquete sería carne a la parrilla. Serena se cubrió la boca ahogando su impresión. ¡La había decepcionado!, había decepcionado a todos. Poco antes de acercarse a mi parecía que discutía con su padre apenas escuche.... "Lo siento hija, lo olvide"

<¿Lo olvido?, claro que no, el tenía todos sus movimientos calculados, él quería convertirme en su payaso>

—Darien, perdón...—me susurro bajito y me jalo hacia un lado, para intentar calmar mis nervios y la vergüenza que se había multiplicado por mil—, debí imaginarlo.
—Perdoname a mi, yo debí preguntar.
—Confíe en mi papá, él me dijo que te diría—me dijo cuando de pronto se puso de puntilla y me dio un beso fugaz—, con este traje te ves reguapo.

A lo lejos estaba Rex demostrando que no era de su agrado, yo solo lo miraba con cautela, temiendo que pueda zafarse de donde estaba sujeto. Nunca un perro me había visto con tanto odio como este. Casi, casi me imaginé a Kenji amaestrandolo para matarme.  Todas mis ideas se esfumaron al escuchar la voz del señor Kenji que me  llamaba, poniéndome como el centro de atención de todo el mundo, por lo menos me tomaba en cuenta.

<Claro para divertir a la gente y disfrutar de dejarte en claro que nunca serás lo suficiente para su "pequeña">, ¡Callate ya!

—Les presento a Daniel.
—Darien—murmure bajito.
—¿No es lo mismo?—dijo y produjo risa entre todos—, este chico aspira a ser novio de mi pequeña.

<¿Aspira a ser su novio?, claro que no, yo ya soy su novio quise decir pero no quise romper el encanto de ser presentado en público>

—Pero ya saben la tradición.—solo sonreia mientras escuchaba sus palabras.
—¡Papá! —reclamo Serena pero yo aún sin saber la tradición  estaba dispuesto a todo.

¡Si!, dispuesto a todo, pero no sabía que ese todo consistía  en ser el anfitrión en la parrilla.

Que hacía un médico recién graduado con un gran futuro, en un día tan caluroso, vestido de terno, en medio del patio con una parrilla que nunca en su vida a utilizado. Pues nada más que un desastre.

—Darien, no tienes que hacerlo—Serena me cogio del brazo, intentando que retroceda en mi decisión.
—Serena, si tengo que ir a Marte—le dije con convicción—, ¡Lo haré!
—Entonces dejame ayudarte—escuche la voz de mi querida suegra detrás mío.
—¡Ikuko! —llamó Kenji—, no tienes nada que hacer en la parrilla. Además acaba de llegar mi jefe  con su "Joven" hijo.

El realce de la palabra joven me llevó poner mis ojos fijos en Hiroki Akiyama, el prospecto de hombre perfecto para mí "Querido" suegro.
Mi mente estaba más en lo que mi suegro pretendía al acercar a Serena a ese tipo, que en la parrilla que debía preparar.

<Cuidado con lo que piensas... Quizá ahora la cocina se incendia>, rayos... Tanto pensar, mis tostadas casi se queman.

No recuerdo mucho de lo que sucedió, solo que mientras marcaba mi territorio con mi mirada, mientras deseaba fulminar a Hiroki, miento quería fulminar a mi suegro y así ahorrarme el tener que pedirle la mano de mi Serena a él; el humo de un momento al otro no paraba de salir, la explosión se hizo evidente y la fiesta sabatina se fue al tacho. Tuvieron que llamar a los bomberos para apagar el incendio.

Como pude saque a Serena y a mi suegra del lugar para que no se sofocaran con el humo y por si fuera poco, el grito de Kenji por que no podía desatar a su perro me hizo regresar a salvar a ese monstruo.

Llegue a urgencias con la camisa pegada sobre la piel de mi antebrazo, debido a quemadura de segundo grado, sellando así mi segundo fracaso. Así terminó mi segundo intento fallido de una pedida de mano.

<Me preguntó... ¿Ustedes creen que la tercera será la vencida?>

Continuará...
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Hola queridos lectores!!!

Espero que en estos días de cuarentena, esta historia corta les haga sonreír y haga más entretenido los días de aislamiento.

¿Creen que la tercera será la vencida?

Muchas gracias por leernos y aceptar cada locura que pasa por nuestras cabezas, además de todos sus comentarios que son como gasolina para nuestra inspiración. 😅🤭🤭🤭

Con cariño.

Liss-san & Turquesa25Cat🌹💜

Pedirlo o no pedirlo... esa es la cuestión Where stories live. Discover now