Capítulo 42

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Neo

Al regresar al hotel siento mis ojos cerrarse mientras caminamos. Comienzo a pesar que el cansancio acumulado está comenzando a pasarme factura y en este preciso instante tengo fantasías no aptas para menores con mi cama, pero tengo algo que hacer antes de entregarme a los dulces brazos de Morfeo.

Me despido robando un beso de los labios de Sarah en la puerta de su habitación antes de dirigirme a la mía. Los miembros del staff van de aquí a allá, el movimiento usual.

Mientras camino por el pasillo que me lleva hacia mi habitación comienzo a tener una sensación extraña, me siento observado, pero no de la manera habitual. Vamos, el lugar está lleno de personas en este momento es obvio que alguien me verá. Siento una mirada hostil o eso creo. Hace que se me ponga la piel de gallina.

Sin embargo, quiero pensar que solo se trata de mi imaginación y del cansancio jugándome una broma.

Al entrar lo primero que hago es dejar mis cosas en el sofá y sacar mi celular del bolsillo para avisarle a Alejandra que ya estoy en mi habitación. Pocos minutos después escucho unos golpecitos en la puerta que me anuncian su llegada. Sin perder tiempo la dejo entrar.

Va directo a sentarse en uno de los sofás. Es lo bueno de nuestra amistad, podemos estar tan cómodos el uno con el otro que ya es algo tan natural como respirar. Me acomodo a su lado y solo la observo mientras se retuerce las manos con evidente nerviosismo.

—Ale, no hagamos esto más complicado de lo que ya es. Háblame como si fuera cualquier chico, ¿sí?

Quiero encontrar una forma en la que no me convierta en un completo idiota, tomando en cuenta que sin importar lo que me cuente voy a querer arrancarle las bolas a mi hermano, pero eso no tiene por qué hacerse tan evidente. Lo último que necesita Alejandra en estos momentos es que yo complique más las cosas.

—No sé por dónde empezar...

—Vamos, desde que la banda comenzó siempre te gustó Basha, esa parte la tengo clarísima. Lo que quiero saber es cómo las cosas se torcieron tanto. —Trato por lo más grande de mantener la compostura, pero hay momentos en que siento que esa parte flaquea.

—Hace dos años... —comienza.

Por un segundo no soy capaz de entender lo que estoy escuchando...

—Espera, ¿qué?... ¿¡dos años!?

La veo encogerse ante la dureza de mi voz y de inmediato siento una punzada de culpa golpearme de lleno en el pecho. No soy nadie para juzgar en este momento y debo controlarme. Tomo una profunda respiración y continúo.

—Yo... lo siento, solo me tomó por sorpresa. Continúa.

—Bueno... —dice dubitativa—. Hace dos años, me invitaron a una fiesta de la universidad. Normalmente no soy de ese tipo de ambientes, pero había comenzado el verano y Oscar estaba de cobertura y me dije, bueno lo peor que puede pasarme es que me emborrache hasta que no me acuerde de nada. Aunque sabía que no lo haría porque así soy. Solo quería darme la oportunidad de vivir algo normal de estudiante universitaria.

»En cuanto llegamos al lugar habían cientos de personas metidas en un galpón que se había convertido en una improvisada discoteca, gente bailaba, otra bebía, se drogaban, la música era un ruido horrible, bueno todo lo que suele pasar en ese tipo de lugares, casi no se veía nada y difícilmente podrías reconocer a tu propia madre en ese lugar. Al paso de unas horas las amigas con las que había ido desaparecieron y yo, estaba como pez fuera del agua, sentada en una de esas mesas asquerosas sola y encargada de cuidar delas cosas de las demás, para ese momento lo único que quería era desaparecer. Había sido la idea más idiota que pude tener.

SAGA LUX II | El amor de NeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora