SAGA LUX II | El amor de Neo

Capitulo 21

Neo

Todos bajamos hasta el estacionamiento. Basha no se separa ni un segundo de Nix y nosotros los respetamos, hay mucho de lo que ellos deben hablar y creo que lo mejor es que tengan un tiempo para ellas.

Apolo se detiene llevando de la mano a Phoebe se vuelve a nosotros.

—Yo iré con Phoebe al departamento y luego a la oficina.

—Nosotros tenemos una sesión de fotos —exclaman los gemelos al unísono.

—Yo llevaré a Nix a su departamento —indica Basha.

—Yo iré a casa, tengo trabajos por hacer —afirmo.

—Yo voy a casa también —dice Athan y todos nos vemos entre nosotros.

En el estacionamiento estaban solo cuatro autos. El de Apolo, Basha, Thanos y el mío. Marco está esperando a los gemelos junto a su auto por lo que entiendo que no llevo el auto de la compañía.

—Puedo llevarte Athan si quieres —se ofrece Apolo.

Es obvio que el único auto libre que queda y que vaya a la misma dirección es el mío, pero en este momento no sé si Athan quiera compartir el mismo aire conmigo.

—No hace falta, Pol. Voy con el enano.

Lo regreso a ver sorprendido y emocionado al mismo tiempo.

—Venga, no me mires así que me siento mal —dice avergonzado y yo me siento de la misma forma. Pasa un brazo por mis hombros—. Venga, que tengo que comprobar que no conduces como un desquiciado.

Todos reímos y comenzamos a avanzar.

Athan está jugando con las estaciones de radio, sin decidirse por ninguna.

—No puedo creer no hay una sola estación decente.

—Depende de qué tipo de música busques —respondo sin quitar la vista de la calle.

Siento su mirada fulminante sobre a mí. Al final deja en una estación de jazz y se recuesta en el asiento del copiloto. Veo en el retrovisor el auto de nuestro equipo de seguridad y vuelvo la mirada hacia adelante.

—¿Tienes unos lentes de sol? Los ojos me molestan.

Lo miro por un segundo y sus ojos están rojos, como de seguro también están los míos.

—En la guantera.

Abre la guantera y escucho como se caen varias cosas. Me orillo hacia la derecha para poder ver que sucedió. Había olvidado por completo que mi guantera es todo un desastre, tengo discos, mis lentes de sol, papeles, cables, mis audífonos y una serie de cosas que no sé que son.

Ayudo a Athan a recoger todo mientras él jadea exasperado. Encuentra el estuche de mis lentes de sol y se los coloca de inmediato. Una vez hemos guardado casi todo se queda viendo unos papeles.

—¿Qué es eso? —le pregunto.

—Por la virgen de la papaya. Eres asquerosamente rico, enano.

En ese momento recuerdo que son los papeles que me entregó Apolo ayer. Ni siquiera los he visto en detalle.

—Así me enteré ayer. Apolo me los entregó.

Athan me mira incrédulo mientras enciendo el auto y lo pongo en marcha de nuevo.

—Impresionante, ganas tres veces más que nosotros.

Estoy a punto de dar un frenazo, pero me contengo intentando concentrarme en el camino.