𝑬𝒙𝒄𝒊𝒕𝒊𝒏𝒈 𝒄𝒐𝒏𝒇𝒆𝒔𝒔𝒊𝒐𝒏

4.4K 280 28
                                    

Mierda, ahora que veía su rostro con las expresiones de estar sumido en el placer, me sentía satisfecha. Sobretodo al saber que únicamente yo, era la culpable en ese momento.

Era completamente una obra de arte verlo masturbarse. Sus facciones malditamente perfectas y su cuerpo tan entregado.

¿Y yo que he hecho? Observarlo, nada más. Con suerte me había sacado el abrigo que tenía puesto por el calor que sentía en ese momento, dejándome con una sudadera que era un par de tallas más grande.

Podía escuchar y ver como sus labios se abrían para decir mi nombre. Quería besarlo hasta dejarlo sin aliento. Pasear mi lengua en su cuello cada vez que echaba la cabeza hacía atrás. Enredar mis dedos en su cabello.

El mejor porno que he visto se llama Johnny, y hasta donde sé, solo yo lo admiro.

Decidí participar y me saqué los shorts quedando solo en ropa interior. Deslice mis manos por mis piernas hasta llegar a mi pelvis. Jugué con el elástico de mis bragas, mirando a Johnny a los "ojos", escabulliendo una mano adentrando un dedo, me mordía el labio inferior intentando no soltar algún sonido, sentía mi labio sangrar al agregar un segundo dedo.

Podía escuchar la respiración agitada de Johnny, quizá estaba a punto de correrse y yo recién estaba empezando. Se tendría que comer todo el espectáculo.

Desabroché mi sostén y deslice las tiras por mis brazos, dejándome solo con la sudadera puesta, la cual tapaba mi torso y un poco de mis muslos. Estoy segura que se marcaban mis pezones a través de la blanca tela.

Dirigí mi mano a uno de mis pechos, la atenta mirada del castaño me estaba matando. Sin siquiera estar a la altura de su rostro podía ver el fuego que echaban por la lujuria.

Puedo asegurar que salió un jadeo de sus labios al notar como chupaba uno de mis dedos, este mismo llevé a uno de mis pezones, disfrutando de la humedad.

Uh sí, escuché cómo Johnny se corrió, fue notorio el grito de "Megan" entre gemidos escondidos en gruñidos. Me gusta verlo en este estado, sí.

Pero me encantaría ver la capa de sudor en todo su cuerpo ahora mismo, percibiendo el olor de su perfume, haciendo un camino de besos desde su mandíbula a la pelvis y...

¡Oh mierda! ¡Cómo me encantaría!

Mientras que con una mano masajeo mis pechos, la otra perdida entre mis piernas, mi cabeza estaba dejando volar su imaginación. Al mismo tiempo veía un chico alto con su pecho subiendo y bajando después de tal descarga.

Con los ojos entre cerrados me veía. Me veía en mi peor estado. Maquillaje corrido, ropa en completo caos y pelo desordenado. Ni hablar de mis expresiones. Aún así su mirada pedía a gritos tenerlo encima, o él bajo mío arrugando las sabanas con sus manos.

Pude ver como se reincorporaba de la cama, dejándome apreciar como bebía agua de una botella plástica. Era un cabron. Su manzana de adán se movía de puta madre con cada sorbo. Dejó escapar gotas de agua y que se deslizaran por su cuello porque quiso. Él sabía qué es justamente lo que quería.

Escuché jadeos y eran los míos, pronto tendría un orgasmo y, Johnny, me miraba atento. Sus ojos se movían de arriba y hacia abajo. Mirando atentamente cada maldito movimiento.

Haría que quedara peor.

Llevé ambas manos al borde de la única prenda que me quedaba puesta, vi su sonrisa traviesa y una corriente pasar por mi espalda.

Me la quité y la tiré a algún lado de la habitación, quedando solo en bragas, en verdad casi desnuda, estás estaban mal puestas.

Oh mierda. ¿Se verán sus ojos así de negros por la lujuria? Quiero creer que sí.

Lo diré mil veces, me encanta este chico.

Haz ganado, Johnny

Con ayuda de mis ágiles dedos terminé teniendo un orgasmo. Mi espalda chocó con las almohadas haciendo que mis pechos brincaran.

Miré de vuelta la computadora, al parecer a alguien le había dado una segunda erección.

Busqué la gigante sudadera y me la puse de vuelta. Acomode mis bragas y volví delante de la computadora, ya se había corrido.

-Diría que te amo, pero no me creerías...- rió entre suspiros, intentando recuperar el aire.- No olvides lo siguiente.- tomó aire.

-Tú eres la maldita chica de New York que hace agitar mi corazón, no solo por sentir excitación. Sé que hay algo más y te odio por eso. En la fiesta, me dejaste en la mierda con tus caricias, quería dormirme y despertar con ellas. Quiero... No, no quiero.- suspiró.- Déjame, déjame conocerte, Megan. Por favor.

No entendía qué mierda sucedía. ¿Demasiadas emociones en un día? Probablemente. Escucharlo decir eso, con tremendo espectáculo que me había hecho ver anteriormente, me hacía desearlo más.

Que extraño es el amor. Dos chicos que probablemente nunca se habrían conocido, se estaban enamorando del otro solo por sus gemidos, y ahora por un par de caricias otorgadas en una situación casi milagrosa.

¿Qué si quiero que me conozca? Totalmente sí. Me estaba inquietando el hecho de que no me lo propusiera antes.

-Sí.- afirmé.- Lo harás. Pero prometeme no hacerme daño.

Dejaría esta mierda de mentira a un lado. Las alarmas de mi cabeza se acaban de apagar por falta de batería, solo quedaba mi corazón mandando y aquí estoy. Entregandome al diablo. Pero él tiene que cumplir.

En que sus manos además de moldear mi trasero, tendrán que cuidar mi corazón como una rosa de cristal.

La sonrisa de Johnny no tardó en hacerse ver, acompañada de la mía.

De igual forma tenía miedo, miedo a que no funcionara por nuestro comienzo. Siempre fue sexo por cámara, los sentimientos prometimos nunca meterlos. Pero aquí estamos.

Él pidiendo el permiso de poder entrar a lo que significa mi persona, y no mi entrepierna.

Quería verlo lo más pronto posible, estar rodeada de esos brazos y mientras sus labios encajan en perfecta armonía con los míos.

Sus ojos viendo directamente los míos, sus pupilas dilatadas al gustarle lo que estaba viendo. Enterrar mi cabeza en el hueco de su cabeza y cuello, olfateando así su delicioso perfume.

No voy a decir que te amo, Johnny. Pero sí que me gustas.

Chicago Boy, ahora sí que te daré el premio por ganar en este sucio juego.

Cyber sex • Johnny SuhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora