Lo quiero, aunque....

Capítulo 2

Narra _______________:

Pasó más de 1 mes y medio, al ser de dos facultades diferentes el tiempo que coincidíamos nunca llegaba. Sin embargo, un día cuando salí antes de un examen, decidí no saltarme el almuerzo e ir por algo al comedor, me senté, decidí poner un podcast y de pronto:

- Hola ______________! Cómo has estado? Finalmente te encuentro

Era él, que entre risas y comida entre los dientes, que por cierto eran tallarines al pesto, y temía terriblemente que se entrelazara alguna espinaca en mis dientes. Traté de mover mi lengua por doquier y limpiar todo lo que fuera posible para disimular el almuerzo y le devolví el saludo

- Federico! Qué gusto!, siiii ha pasado mucho tiempo ¿cómo cómo has estado? - esforzándome para que este tartamudeo repentino no se notase.

- Bien, he podido conversar con Anne y me pasó una relación de las pelis, pero como no sabía como contactarte, ni siquiera te veía en el campus, se me fue imposible contártelo- dijo emocionado Federico, poniéndome inevitablemente la piel de gallina.

- Por cierto, hoy habrá una función, si gustas podemos ir y te muestro las funciones que habrá los siguientes viernes - replicó ante la sonrisa tonta que dejé después de su primer comentario

- Me encantaría! - para romper la incomodidad de dicha emoción, le invité a almorzar alegando que sería lo mejor que probaría en su día. Dando fe a mis palabras accedió y nos sentamos.

La película había iniciado y debido a que él pertenecía al equipo que las colocaba, nos sentamos detrás para observar todo y sobre todo hacer comentario de ella. Recuerdo que la película era "El laberinto del Fauno", una interesante opción para poder exponer los tiempos de la guerra civil española, añadiendo pizcas de fantasía para no sufrir con aquel final esperanzador.

Al salir, me acompañó a mi salón...

- ¿Te gustó la película?

- Sí!! dije - enserio había estado buena - aunque el final fue algo desgarrador, pero bello al mismo tiempo, bueno debo entrar.

- Me alegra que haya sido así!, bueno cuídate - y al momento que daba la vuelta retornó para decirme - esta vez no puedo dejar que pasen meses para volverte a ver, me pondrías el número de tu móvil en el mío.

Sonrojada asentí y lo coloqué y se fue dándome un beso en la mejilla.

- Esa fue una de las mejores clases de mi vida - dije a Romina cuando salimos

- epah! que te ha picado un bichito a ti eh - sostuvo - escúpelo ¿qué ha pasado?

- Nada, nada - insisto porque me moría de hambre y contarlo en ese momento hubiera hecho que no parase.