Parte 19: Boda

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Estambul, 1545

La tristeza de topkapi poco a poco se fue, todos regresaban a sus provincias, Mehmet era el único que se quedo pues su madre y padre les dijo que se quedarán.

Narra Mehmet

Estaba contento por fin podía casarme con la mujer que amaba en una ceremonia que ella se merecía, le pedí permiso al sultán  alegando que el palacio necesitaba una alegría y que a él la idea de matrimonio se le venia a la mente de un tiempo atrás porque deseaba que Ala bendiga esa unión como lo hizo a la suya con su madre, el sultán no se negó y le dijo riendo que eso era algo que se venia venir porque en sus ojos había el mismo amor que él le tenia a su madre. Así que un un mes después el mando a traer a sus hermanos y tías a la capital para que estuvieran con él en un momento muy importante. No le había dicho nada a su mamá ni a Atike, solo su padre y los sirvientes sabían, pues ellos se encargan de toda la decoración y lo que se necesitaba en una boda.

El gran día había llegado, sus hermanos llegaron a la capital, aun ellos no sabían para que, el los recibió y en la entrada les dijo que se pusieran para la tarde sus mejores ropas todos, sus favoritas, hijos y ellos, luego se fue a los aposentos de su madre antes de su abuela para decirle la gran noticia. El día anterior llegaron sus tías Hatice con el pequeño Burak, la sultana Sha con sus hijos Elif y Hafiz con su nieto Huseyn, y la sultana Fatma con sus hijos y nietos 


Tercera persona

 A la sultana Atike la levantaron temprano y le pusieron un hermoso vestido azul, luego de eso le dijeron que vaya a los aposentos de la madre sultana.

 A la sultana Atike la levantaron temprano y le pusieron un hermoso vestido azul, luego de eso le dijeron que vaya a los aposentos de la madre sultana

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Narra Hurren

Estaba contenta con lo que me había contado mi león, se iba a casar con la mujer que amaba, mi protegida, casi hija, aún me acordaba como había llegado al palacio una niña muy hermosa, su regalo de bodas iba hacer un tiara azul como la ropa que mandado a su hijo para ella. Al llegar la vi que tenia un hermoso vestido digno de una sultana, una Hakesi. Al llegar iba con su sequito de criadas, le dijo que se acercara y tomo la tiara el velo que había mandado a ver si había en el taller de costura, felizmente hubo y lo colocaran al toque. Ella se notaba muy sorprendida por todo no entendía.

 Ella se notaba muy sorprendida por todo no entendía

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EL AMOR DE UN SULTÁNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora