EL AMOR DE UN SULTÁN

Parte 5: Familia Gonzaga Malatesta

Italia, Venecia - 1530

Narra Graziella (madre de Bahar)

Hoy hace tres años mi hija Carlotta se perdió, no hay un día que no deje de llorar preguntándose donde estará su hija, si llorara, la extrañara y peor sin saber como la tratan, sabe que tosa su familia sufre, pero también que ninguno como ella. Aun se acuerda cuando la señorita Ann entro a su habitación gritando de que su hija no había, ella sintió que el aire se le cortaba, pero rápidamente se para y salio al patio, vio en el a su hijo y esposo ambos gritando el nombre de su hija algunos guardias buscando y nada, se sentó y espero  un tiempo a que su hija regresara, cosa que nunca lo hizo, esa noche lloro y no durmió, su hijo y esposo se quedaron con ella . Aún después de tres años lloraba y se asomaba a la terraza a ver el patio imaginado que su hija jugaba en él, su pequeño Ferderico, de doce años, era el motivo por el cual no acababa con su vida, sabia que no lo podía dejar. Aún guardaba las esperanzas que la podía encontrar así sea de muchos años más, pero la encontraría, solo esperaba que a su hija la trataran bien y no le faltara nada, todas las noches se lo pedía a Dios.

Narra Basilio (padre de Bahar)

Su niña, su pequeña niña no aparecía después de ese fatídico día, aún recordaba estar en el salón cuando vio pasar a la niñera de su hija corriendo y llorando, el la hizo detenerse, pues le pareció extraño, ella le dijo que no encontraba a su hija, le respondió que fuera a decirle a su esposa, mando al criado más cercano que le comunicara también a su hijo sobre la desaparición de hermana, al salir mando a los guardias a buscar, salio su hijo y ambos se supresión a buscar también, luego de un rato se dio cuenta que su esposa también estaba sentada llorando. Luego de eso sus recuerdos son un poco borrosos pues no se acuerda mucho. A pesar de que mando a guardias a buscar por toda la isla jamás encontraron a su hija. Esperaba volver a verla algún día.

Narra Federico (hermano de Bahar)

Salio de sus clases triste, pues se supone que su hermana debería estar hay. Sabia que desde ese día las cosas jamás serian iguales, su madre lloraba siempre, pues el veía sus ojos rojos; su padre salio todas las tardes al pueblo con la guardia haber si había alguna novedad de la desaparición de su hermana, pero nada. Solo esperaba que Dios la protegiera y guiara su camino, pues él la amaba mucho.