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Frustrado, rodeó una vez más la entrada. Kabuto no mentía, días atrás lo había comprobado para su desdicha. Varios Shinobis custodiaban la aldea y él no tenía ningun recurso para entrar por su cuenta. Era imposible aun para él, enfrentarse a más de cuatro cazadores de elite. Necesitaba la ayuda de alguien y sabía exactamente a quien recurrir, el problema era como acercarse

Y es que Sasuke la había visto dos noches atrás. En una de las tantas rondas nocturnas cuya finalidad era encontrar la hora más vulnerable para poder penetrar en la aldea. Resultaba hilarante que los guardias no descansaran pero lo que le sorprendió aun mas fue pillar a cierta pelirosa sentada en la misma banca de meses atrás

Llorando desconsolada bajo la luz de la luna. Nombrándolo una y otra vez. Se veía tan…patética

No obstante, la necesitaba y no podía darse el lujo de ignorarla ahora. Una oportunidad, solo un descuido…

El Anbu que custodiaba la entrada cabeceó y una sonrisa porfiada se delineó en los labios del Uchiha

Se enfocó en Sakura durante largo rato y cuando por fin la chica pretendía marcharse, intentó llamarla

Apenas un quedo murmullo que el viento pareció camuflar con su silbido. Sakura se acomodó un mechón de cabello tras de su oído, las lagrimas humedecían su rostro pero ella podría jurar que lo escuchó

Caminó unos pasos, las sombras de los arboles le parecían más lúgubres que de costumbre y ella creyó estar soñando cuando vio la varonil figura que tanto amaba

-Sasuke-kun…

La alarma aun no sonaba cuando Naruto despertó. Una suave contracción había interrumpido su profundo y cómodo sueño

Lentamente se frotó los parpados, deseando poder descansar más tiempo. Su brazo fue a dar al extremo opuesto de la cama pero la confusión se hizo presente al no sentir ningun cuerpo

-¿Shikamaru?- lo llamó soñoliento. Tenía que admitir que esa cama era cómoda, mucho más que el viejo colchón que le había obsequiado el tercer Hokage junto al modesto espacio de su apartamento. De vez en cuando Naruto extrañaba estar en su hogar, tenía muy buenos recuerdos de sus amigos, quizá los únicos que conservaba ya

El silencio se prolongó hasta que el rubio se giró con cierta dificultad sobre su cuerpo para encontrarse con el lugar vacío, las mantas revueltas y una pequeña hendidura donde había estado el cuerpo de Shikamaru

A Naruto le extrañó percatarse de la ausencia de su pareja. Shikamaru era muy perezoso cuando dormía y siempre era él quien lo despertaba por las mañanas. Casi sintió deseos de buscarlo bajo la cama, era más probable que Shikamaru se hubiera caído de la cama a que se despertara más temprano que él

Y demasiado temprano… Naruto lo corroboró al mirar el pequeño despertador junto a la cómoda. Aun no eran las siete

Una contracción más y las manos del rubio se deslizaron suavemente por el camisón holgado. En ocasiones sentía un leve cosquilleo pero la mayor parte del tiempo dolía

-¿Tienes hambre?- preguntó, acariciándose el estomago. Sus ojos se entrecerraron ligeramente, aun no sabía cómo llamar a su bebé. Si supiera el sexo ya podría utilizar alguno de los nombres que Shikamaru y él habían escogido. –Solo un poco más- dijo, y se abrazó a sí mismo al sentir un estremecimiento en la columna

Fue hasta al baño y se enjuagó el rostro para terminar de espabilarse. Era complicado hacer varias cosas con el bulto de su estomago pero la abuela Tsunade decía que era normal, que se acostumbraría. Naruto hizo un mohín en el espejo al darse cuenta de la mentira. Faltaba poco más de un mes y ya habían programado todo el parto. Shizune se encargaría de casi todo y Tsunade la apoyaría debido a su hemofobia

Troublemaker.Where stories live. Discover now