LLAMADAS MISTERIOSAS

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El viento soplaba fuerte fuera del local, el pronóstico marcaba fuertes ventiscas acompañado de liguera brisa, lo que probablemente nos arruinaría el día planeado en el parque, alce la mano observando el reloj de muñeca.

—Casi es hora de ir por Xtian.

—Puedo quedarme hasta que vuelvan— se ofreció Juliette dejando de lado el libro de cuentas.

—De acuerdo. Iré por mi bolso.

Tome el bolso de atrás del mostrador, saque el celular y marque el número de Oskar, aún no había llegado por mí para ir a recoger a Xtian, lo que era raro porque por lo regular siempre salía a esta hora del trabajo para comer, comíamos en algún restaurant y después él se iba al trabajo en un taxi dejándome el coche; al final del día me tocaba ir a recogerlo a mí.

—Cariño, ahora estoy muy ocupado, tuve una junta de último momento, siento mucho no poder ir a recogerte, excúsame con Xtian...

—Estaba preocupada, creí que te había pasado algo.

—Tranquila preciosa todo está bien. Tendré que salir fuera del país pero todo está bien.

—Oh...

—Hey, solo será un par de días, de acuerdo. Tendrás un chofer, si no me equivoco ahora está esperando fuera para llevarte por Xtian, le eh marcado los lugares habituales en el GPS, pero si desean ir a otro lugar solo bastara con que se lo digas al hombre.

—Oskar, no estoy segura de esto...

—solo serán un par de días, y todo volverá a ser como antes. ¡Oh! sé que estás haciendo pucheros cariño.

—Odio que me conozcas tanto— suspire fuerte —de acuerdo, solo un par de días ¿cierto?

—así es cariño.

—Bien, tengo que dejarte... te amo cariño.

—Te amo preciosa.

Metiendo el celular de vuelta al bolso salí de la tienda, dejando un beso en la frente de Juliette.

El tipo que esperaba fuera, parecía todo menos un chofer, llevaba barba cerrada y lentes oscuros, la chaqueta de aviador le apretaba los brazos, vestía todo de negro en pantalones de mezclilla y camisa negra. Cuando me vio se aproximó a abrir la puerta, el movimiento sutil que hiso con la mano hiso mover su chaqueta lo suficiente como para identificar el arma que llevaba dentro de una funda.

—Todo bien señora, Ruiz— me aclare la garganta, no era miedo, era fobia a las armas lo que me hizo estremecer. Trague duro, ¿era necesario llevar consigo un arma?

—Po-Por supu-puesto, mmhhm— asentí. Voltee a ver a Juliette quien observaba al otro lado del vidrio, abrí grande los ojos gritándole una advertencia, porque esto no me gustaba para nada.

—Al colegio primero, ¿cierto?— pregunto viendo por el retrovisor. Asentí —no le molesta si enciendo la radio.

—No, no hay ningún problema. En realidad sería estupendo— el hombre se giró poniendo completa atención al inicio del viaje en carretera.

Tome el celular de la bolsa tecleando rápidamente a Oskar.

¡Tiene una maldita arma!

Apague el celular en espera de la contestación, recargue la cabeza en el asiento con los ojos cerrados, sopesando el hecho que el llevaba un arma.

El celular vibro dentro de la bolsa lo tome viendo el mensaje en la pantalla:

Es protección cariño. Tranquila. Te amo.

VIDAS ROBADAS © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora