ii. xvii

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He's gone.


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Lo primero que Nina vio al despertar fue la cabellera pelirroja de Fred Weasley descansando sobre su brazo, los recuerdos de los sucesos que pasaron hace pocas horas regresaron a ella, sus ojos se llenaron de lágrimas las cuales rápidamente cayeron mojando sus mejillas, los leves sollozos que emitía despertaron al pelirrojo quien rápidamente la envolvió en sus brazos.

Los sollozos se hicieron más fuertes cuando los brazos de Fred se envolvieron en su cuerpo, arrullándola en un vago intento para poder calmar las lágrimas que caían sin control, el corazón de Fred se rompía un poco más al sentir las manos temblorosas de esta aferrarse a él.

— No pude salvarlo. —dijo entre lágrimas y sollozos— Prometió que iba a volver...

— No podías hacer nada, no es tu culpa.

— Si lo es, lo vi, vi la maldición, el cementerio, a él regresando. —exclamó alejando el cuerpo del pelirrojo— Él... él se fue.

— Ven aquí. —susurró y Nina volvió a esconder su rostro en el pecho del pelirrojo, Fred sabía lo difícil que todo esto iba a ser para ella luego de las veces que fue atacada por las imágenes que prevenían el acontecimiento, se culpó de no poder ser lo suficientemente fuerte para poder encarar a las voces y averiguar más a fondo las cosas, estuvo ahí todas esas veces en las que se mortificó por las cosas que no llegaba a ver.

Y por eso es que se quedó ahí, aun cuando en el fondo sabía que ella hubiese preferido a otra persona que verlo él, sus brazos se aferraron a ella hasta que sintió el último sollozo salir de entre sus labios, la sintió removerse ligeramente entre sus brazos para buscar una mejor posición dejándole saber que se quedó dormida.

Fred intentó moverse para dejarla descansar, pero sus manos volvieron a aferrarse a él.

— No te vayas. —susurró. El pelirrojo dejó un beso en su cabeza.

— No lo haré. Nunca.



─ ✦ ─



Los días siguientes fueron sombríos, los pasillos estaban vacíos y el cielo parecía estar del mismo humor que los estudiantes. Aquella mañana las gotas de lluvia caían con fuerza sobre los terrenos de la escuela de magia, desde el incidente era la primera vez que Nina salía de la habitación, lloró por varios días sin control, la culpabilidad la consumía aun cuando todos le decían lo contrario, Caitlin intentó subir su estado de ánimo, pero ni ella misma se sentía en la condición para hacerlo, aun cuando ambos ni siquiera tenían una amistad sentía el dolor de perder a alguien como él, por esa misma razón fue que luego de intentar ayudar a Nina decidió acostarse a su lado hasta que ella misma tuviera la valentía de hacerlo por sí misma.

Nina no se sentía preparada para afrontar la realidad, ni siquiera asistió a la pequeña ceremonia que hicieron en nombre de Cedric porque no podía encarar a la realidad, se encerró en su burbuja hasta aquel día en el que se la vio caminar por los pasillos casi vacíos del castillo sin ningún rumbo en específico, simplemente quería despejar su mente, aun cuando fuera difícil hacerlo.

Un hechizo impermeable fue murmurando por la Gryffindor antes de salir hacia el exterior, las gotas rápidamente impactaron contra su cuerpo provocándole un escalofrío ante el repentino frío, sus pies siguieron su camino hasta posarse debajo de un árbol, quería caminar más allá, pero sus piernas no cedieron, un pequeño pajarito interrumpió su camino al pasar frente a su rostro, sus ojos siguieron al ave hasta que desapareció y en su lugar dejó que se enfocara en la figura de Harry Potter.

— ¿Cómo estás Harry? —preguntó Nina intentando darle una sonrisa al azabache.

— Bien. —contestó en voz baja, ella alzó su mano y una sombrilla invisible cubrió al chico una vez que se acercó hacia donde se encontraba.

— Así no enfermaras.

— Gracias. —dijo antes de bajar la mirada— Cedric quería que te dijera que lo siente por no cumplir con su promesa. —susurró— Él murió por mí culpa, me querían a mí, no a él...

— Está bien, Harry. —interrumpió— Las cosas siempre pasan por algo, la vida es así.

— Por un momento pensé que llegarías a odiarme, ambos eran amigos y...

— Vi lo que pasó esa noche. —soltó— Llevo meses viendo fragmentos hasta que esa noche lo vi como si estuviera ahí presente, pude haber hecho algo, pero me quedé ahí, asustada, si dices que fue tu culpa entonces yo también soy cómplice. —comentó— No podría odiarte por algo así.

— Lo siento.

— Lo sé. —susurró y poniendo si brazo en el hombro de Potter caminaron de regreso al interior del castillo— Seguirnos lamentando no lo va a regresar, así que mejor recordémoslo por lo bueno así se quedará entre nosotros de alguna manera.

Harry asintió no muy convencido ante las palabras, pues sabía perfectamente que ella sería una de las personas que no podría dejar de lamentarse aun cuando por fuera luciera muy positiva al decir aquellas palabras, quizás incluso ella misma no estaba muy segura de lo que dijo, pero aun así solo siguió caminando junto al vencedor del torneo por los pasillos en un intento por despejar la mente y las imágenes que seguían asomándose en sus recuerdos.

El principio siempre es difícil, pero estaba segura que luego iba a sonreír ante el recuerdo de aquel Hufflepuff que se le acercó por pura curiosidad una tarde de invierno.

Ambos Gryffindor siguieron juntos unos pasos más antes de que Harry recordara que tenía que hablar con Dumbledore, Nina asintió con su cabeza y volvió a retomar su camino hasta que Pomona Sprout la detuvo en medio del pasillo.

— Qué bueno que te encuentro, Nina. —dijo la mujer rechoncha con una media sonrisa en su rostro.

— ¿Qué ocurre profesora?

— Amos Diggory encontró algo que no pertenecía a las cosas de Cedric. —comenzó a decir mientras extendía una pequeña caja envuelta en un papel con los colores de la casa de los leones— Tenía tu nombre impreso en él y lo envío para que te lo pudiera entregar.

— Gracias profesora. —dijo la joven bruja con una sonrisa, la mujer sonrió y se alejó para darle espacio a que pudiera ver el contenido de dicho paquete envuelto con papel rojo y dorado.

Los dedos de Nina rasgaron el papel dejando a la vista la caja que contenía un collar con un león colgando de él, sus ojos comenzaron a picar por lágrimas que amenazaban con salir, acarició el colgante con la yema de sus dedos antes de tomar la tarjeta escrita a mano por él.

La risa salió de entre los labios de Nina al leer que la tarjeta tenía escritas las palabras que ella misma dijo acerca del discurso de agradecimiento y al final una felicitación por su cumpleaños.

Silhouette [1] ➳ Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora