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Nothing, forget it.


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El gran comedor comenzaba a llenarse a medida que los estudiantes entraban, Nina se sentó junto a sus dos amigos quienes no dejaban de bromear, ella en cambio se sentía algo intranquila después de lo del tren. Desde la llegada del niño que vivió toda la paz que sentía en el colegio se esfumó, antes de él, las voces en su cabeza no la atormentaban tanto, pero desde que entró todo cambio. En su tercer año sentía las voces cuando estaba cerca del maestro de defensas contra las artes oscuras, el profesor Quirrell, había escuchado antes unos susurros cuando estaba cerca de él, pero con la llegada de Potter estas fueron incrementando haciendo que las clases con él no fueran nada placenteras.

En cuarto la cámara secreta se abrió. De Harry no fue el único del que creyeron que era el heredero, el problema con Nina era que ella seguía a las voces inconscientemente, estas la llamaban al baño del segundo piso donde el fantasma de Myrtle la atormentaba, ayudó a Harry por supuesto, pero no quería involucrarse más de lo debido.

Ahora esperaba que su quinto año fuera a ser tranquilo, pero ya comenzó mal después de que aquel dementor atacara el tren. No necesitaba saber a qué se debía el ataque de esas cosas; Sirius Black había escapado de Azkaban, los dementores solo lo buscaban, su padre habló de la fuga de él sin omitir el crimen que había cometido: matar a James y Lily Potter.

En las vacaciones escuchó a su padre hablar sobre la vergüenza que fue ser Sirius para una familia tan noble como los Black, su madre por otra parte se quedó callada hasta que se levantó molesta del sofá ante la mención de la familia, sobre todo de Sirius.

La castaña soltó un suspiro y se recostó en la mesa, Fred posó su mirada en ella y frunció el ceño, la fémina siempre era la más entusiasta al momento de la elección, adoraba ver las caritas que ponían todos los de primer año, sobre todo los nacidos de muggles pues ver algo como eso solo ocurría en los libros que leían o incluso en aquellas películas que veían, pero ahora solo estaba ahí callada.

— ¿Estas bien? —susurró el pelirrojo. Los ojos oscuros de Nina se posaron en Fred y sonrió.

— Claro que sí, Freddie. Solo estoy cansada no he dormido bien últimamente.

Fred la miró con los ojos entrecerrados, pero no dijo nada más pues la castaña se había levantado de su asiento y salió del gran comedor bajo la atenta mirada de varias personas, el pelirrojo sabia lo difícil que solían ser aquellas situaciones para Nina, aunque ella no lo dijera de frente él sabía cuánto podía llegar a sufrir por la culpa de su condición. George miró como minutos después de que Nina se levantara, Fred también lo intentaba, pero Percy lo tomó de la túnica y lo sentó otra vez, varias protestas se escucharon por parte de ambos hasta que se quedaron callados al escuchar a Dumbledore hablar.

Nina por su parte salió de las instalaciones del castillo, no era novedad que ella hiciera eso aun cuando estaba prohibido, pero gracias a aquel mapa que los gemelos encontraron en primero ella supo los mejores caminos para no ser vista, caminó hacia el lago negro y se sentó debajo de aquel árbol, un asesino estaba suelto y ella estaba fuera del colegio. Por primera vez esperaba que las voces le advirtieran si algo pasaba, cerró los ojos y sintió la fría brisa hasta que el sonido de una rama rompiéndose le llamó la atención, se levantó con rapidez y vio un animal a lo lejos, a paso lento se acercó hacia él, era un perro que estaba sentado ahí mirándola.

— No creí que Hagrid se conseguiría un perro tan común. —comentó y el perro le gruño— Lo siento, debes tener hambre, ¿verdad amigo? —habló y comenzó a buscar algo en sus bolsillos, sacando de estos un paquete de galletas dándole un pedazo al perro, en verdad le parecía extraño que Hagrid haya conseguido un perro tan normal, acaricio al animal y volvió a darle otra galleta, estaba muy a gusto con el perro hasta que un trueno se escuchó a lo lejos, comenzaría a llover en cualquier momento— Debo irme pulgoso.

El perro lamió su mano y se alejó de ella, Nina lo miró irse y regresó hacia el castillo, al llegar vio como todos los alumnos apenas salían del comedor y se iban a sus respectivas casas, subió las escaleras y vio la cabeza pelirroja de sus gemelos favoritos, corrió hacia ellos y los abrazó a ambos.

— ¿Dónde te metiste Thompson? —preguntó un exaltado Fred mientras abrazaba a la chica, ella rio y se alejó de él.

— Estaba donde siempre, me encontré a un nuevo amigo y perdí la noción del tiempo.

— ¿Nuevo amigo? —preguntó extrañado el morocho frente a ellos.

— Soy muy sociable, Lee Jordan. —reprochó ella y siguió caminando hacia la sala común bajo las protestas de Fred sobre su nuevo amigo y las burlas de George y Jordan por la actitud del pelirrojo, los tres se detuvieron en las escaleras escuchando el horrible canto del retrato, frunció un poco el ceño y luego tapó uno de sus oídos.

— ¿Vas a decirme quien era tu nuevo amigo? —preguntó otra vez Fred cuando entraron a la sala común, ella volvió a negar— ¡Nikolina!

— ¡¿Cómo se te ocurre llamarme así Fred Weasley?! —preguntó mientras se daba la vuelta para encararlo y comenzar a golpearlo, varios de los que pasaban ahí los miraban con diversión— ¡Sacrilegio!

— Mejor me la llevo antes de que te mate Fred. —dijo Caitlin Grant mientras arrastraba a Nina lejos del pelirrojo.

— ¡Pagaras por esto Weasley! —volvió a gritar antes de desaparecer por las escaleras que conducían al cuarto de mujeres, Fred por su parte se quedó acariciando su brazo entumecido por los golpes que le propinó al decir su nombre.

Ambas mujeres entraron a su habitación, una de ellas aun sin poder dejar de maldecir a cierto pelirrojo por lo que hizo. Caitlin reía al escuchar a su amiga y comenzó a hablar de lo tiernos que ambos se veían abajo, pero luego se quedó callada al ver que Nina se quedó mirando a través de la ventana, había muy pocas personas quienes sabían lo que ella tenía y Caitlin era una de ellas, la rubia caminó con cuidado hacia donde estaba y tomó de su hombro haciéndola dar un pequeño brinco de la impresión.

— ¿Todo bien? —ella asintió, pero volvió a ver por la ventana.

— Si... solo... —negó con la cabeza— Nada, olvídalo.

Silhouette [1] ➳ Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora