𝐆𝐇𝐎𝐒𝐓 𝐆𝐈𝐑𝐋, jughead jones ｡

012. 𝘤𝘰𝘱𝘢𝘪𝘯𝘴

❪  chapter twelve=͟͟͞♡ ❫
AMIGOS.

          𝐊𝐀𝐘𝐋𝐄𝐄 𝐄𝐒𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐎́ el lujoso Chevy Camaro de su querido padre frente al edificio de estructuras antiguas soltando un suspiro de alivio en el proceso. Aparcar en un estrecho lugar con éxito era el sentimiento más confortable para un adolescente que solo contaba con la licencia de aprendizaje. Si, la pelinegra aún no tenía edad suficiente para sacar su licencia de conducir permanente. Pero lo hacia de todas formas.

Privilegios de ser hija del Sr. Anderson.

Sin ganas apagó el motor del auto preguntándose por quinta vez ¿que estoy haciendo con mi vida? No era un secreto que sus ganas de asistir a una reunión que involucrara a la Cooper mayor eran menos del 2%. Se sentía incómoda estando a su alrededor.

Tan sólo escuchar su voz causaba que su cuerpo se tensara. Y todo por culpa del pasado. Recordaba perfectamente sus palabras tratando de hacer un hueco profundo en su corazón. Aún podía sentía las ganas de explotar para desquitarse con palabras tan dolorosas como las suyas. Sentía la necesidad de culparla por la muerte de su mejor amigo aún cuando no lo era. Pero nunca lo haría.

En pocas palabras; Polly era una persona a la cual prefería tratar con indiferencia, siendo esto un golpe más bajo. Muchos se dirían que el odio que sentía hacia la rubia era incomparable. Pero no era así. Ella no la odiaba. El odio era un sentimiento muy fuerte y Kaylee no necesitaba de el en su corazón. Con ignorar su incómoda presencia le era más que suficiente. Aunque esto fuera un acto sospechoso que despertaría curiosidad en sus amigos lo prefería de esa manera. Nadie tenía que enterarse de cómo la novia de su mejor amigo había jugado mentalmente con ella llevándola hasta un punto oscuro de su corta vida.

Ni siquiera él llegó a saber la verdad.

—Hmp, chienne.

En un corto lazo del tiempo ya la pálida chica se encontraba caminando con cierta lentitud por los lujosos pasillos del edificio. Le faltaba muy poco para llegar al departamento de las Lodge. Las risas y murmullos incomprensibles comenzaban a escucharse cada vez más cerca causándole nervios. Una vez tocara la puerta del departamento e ingresara por ésta sería el centro de atención al menos por diez segundos. Odiaba ser el centro de atención. Y mas cuando su madre también estaría allí para fulminarla con la mirada por no obedecer sus órdenes. O tal vez sólo para fingir llevar una relación sana con su única hija.

Hell no, mejor iré a Pop's. Pensó, deteniendo sus pasos faltando tan sólo algunos centímetros para llegar a la puerta número 305. Al comenzar a girarse con intenciones de salir del edificio lo más rápido posible escuchó el sonido de la puerta abriéndose.