VII

187 19 8
                                    

Tres semanas después.
.
.
.

Heather había vuelto a su rutina es decir escuela y trabajo, con algunos "regaños" de su jefe por haberse "enfermado", la verdad era que no le había contado a nadie lo que había sucedido con Todoroki, su jefe realmente se creyó el que estuviera enferma, por lo cuál recibió uno que otro regaño que podría ser hiriente pero el anciano no era mala persona era un hombre de 70 años que siempre les estaba dando recomendaciones para no enfermarse y mantenerse saludables para el estudio y trabajo y por ello estaba siendo rudo al respecto, además fue la primera vez que faltó desde que comenzó a trabajar ahí.

- Niña, ¿Cuántas veces te he dicho que es importante que mantengas tu salud? Tu cabello está opaco, tienes ojeras y definitivamente no has dormido y comido bien- el anciano en medio de su regaño le otorgo un té, era un viejo cascarrabias, pero no desalmado-.

Heather solo pudo sonreír como no había hecho en días, sabía que había personas ahí afuera que se preocupaban por ella y no podía dejar que un rompimiento arruinara eso.

A medida que tomaba el té se sentía más calmada, esa misma tarde le enviaría la caja con las cosas a Shouto, igual habían muchas cosas que eran de él y lo mejor seria enviárselas antes de que este pensara que quería quedarse con ellas. 

Porqué aún lo extraña, pero no valía la pena dejar toda su vida tirada, por alguien que no la amaba.

Se dispuso a tomar su lugar en la caja registradora, su segundo turno estaba por comenzar pero los clientes habituales ya estaban ahí, eran las 3:30pm, muchos de sus compañeros de clases quienes tenían actividades de clud pasaban frente a la vidriería y la saludaban, lo cual la hacía reír porque algunos hacían unas muecas extrañas y otro simplemente le sonreían mientras la animaban a la distancia, pero su sonrisa cayó cuando vio a un grupo de chicos con el uniforme de la UA, por un momento casi creyó que empezaría ha llorar, nunca habían pasado por ahí y la cafetería definitivamente no era nueva, por lo cuál no encontraba una posibilidad a por qué irían ahí.

Pudo distinguir la cabellera verdosa de Izuku entre la multitud, y quiso esconderse cuándo la campana de la entrada sonó y pudo oír la voz de Shōto entre el bullicio de los demás, las otras personas en la cafetería voltearon al escuchar el ruido ocasionado por los estudiantes, Izuku-kun me miró y su sonrisa se detuvo, Bakugo-kun también me miró y aún en su ceño fruncido pude ver una gota de lastima o decepción, no pude decifrarlo bien porque nuestro contacto visual no duró más de unos segundos, mientras observaba a Shōto sonreír me trague las lágrimas que su presencia me ocasiono, los demás no me habían visto pero el jefe ya estaba delante de ellos enojado, pidiéndoles que hicieran silencio y eso fue lo que me saco de mi ensoñación.

-¡esto no es un gallinero!- el anciano estaba furioso, todos en el local asintieron ante sus palabras-.

A pesar de ser una cafetería donde convivían jóvenes, adultos mayores, y sus mascotas, solo había una regla y era estar calmados, sin hacer escándalo que perturbara a los demás y de nuevo mentalmente le dió gracias a esa regla porque le permitió organizar sus pensamientos, entre el barullo de su jefe dándoles órdenes de organizarse e irse a una mesa y que solo uno pidiera, la chica se limpio el rostro y sonrió de nuevo, las lágrimas ya no eran una opción y mucho menos con él ahí, no porque llorar la hiciera parecer débil, si no porque ya no quería llorar cada día por él, suficiente con las tres semanas seguidas que estuvo llorando y agregando que sus poderes podrían volver a llevarla hasta el otro lado de Japón y devolverla, así que tampoco lloraría en ese momento, quizás al llegar a casa pero no ahí en su trabajo, no frente a todos.

Why? - Todoroki Shōto (#rupturas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora