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Charles estaba enamorado, perdidamente embobado. Se cubrió la boca para callar los gritos de asombro al sentir la felicidad que lo embargaba.

Estaba completa y absolutamente enamorada de la gran biblioteca.

Tomó uno de los libros, y muy tranquilo accedió a cenar con la bestia. Le sirvieron la sopa y mientras comía unas cucharadas mantenía su atención en la lectura.

Un chapoteo lo hizo levantar la vista. La bestia comía con la cara metida en el plato. Erik levantó la vista, sintiendo el líquido espeso de la sopa caer por su cara, frente a él Charles se reía bajito. Giro su rostro avergonzado.

Pasaron la mañana juntos. No hablaron del tema de la comida, porque se notaba a Erik muy apenado por eso. Caminaron por el frío jardín, sobre el puente en medio del pequeño lago. Charles leia y Erik lo escuchaba atentamente.

Erik giro a ver el gran lago, deteniéndose, asombrado. Charles dejó de leer y vio a la bestia.

-siento como si lo viera por primera vez -le confesó. Volvió a mirar al doncel -¿tienes más? -miró al libro.

Charles boqueo ¿quería seguir oyendolo? Miró de nuevo al libro y continuó con la lectura.

Poco a poco, y con los días pasando el tiempo los junto más y más.

Ese día, la nieve caía más que los anteriores, pero el cielo se veía despejado. Charles llevó a Erik a conocer a su caballo.

La bestia le tenía algo de miedo, pero no más que él corsel que se movía incómodo al verlo cerca. Charles lo calmaba, acariciandolo, lo calmo. Tomó la mano de la bestia y la coloco sobre el lomo del caballo, con su mano sobre la de Erik, lo hizo acariciar al caballo lentamente, calmando a los dos.

Erik miró sorprendido la acción. Charles alejo sus mano y asintió, se alejo de la bestia pues se sentía un poco apenado.

-que gran bondad se esconde ahi-decía, mientras subía por el puente en medio del pequeño lago -aunque al principio rudo y malo lo creí -se coloco la capucha de la capa para cubrirse de la nieve- ahora se que no es así y me pregunto porque antes no lo vi -tomo un poco de nieve que se había acumulado en el pasá mano y se la lanzó a la bestia.

Erik se asustó por el ataque. Oyó la risa de Charles y sin pensarlo tomó un buen montón de nieve y se lo arrojó a la cara. Charles cayó de espaldas por el impacto.

Se divirtieron jugando con la nieve. La tarde los alcanzó y entraron al comedor, sentados uno frente a él otro -miro hacia acá, me pareció que al tocarnos no me rechazo -murmuró, tomó su plato y se acercó lentamente a Charles -no puede ser, lo ignorante. Más sin embargo nunca me ha mirado así -

Se sentó a su lado, pero recordó que no podía usar cubiertos o los rompía o no podía sostenerlos. Charles dejó la cuchara aún lado y tomó el plato de sopa con sus dos manos bebiendo lentamente de este.

Erik guardo su sonrisa e imitó al doncel.

Paso otro día, donde Charles no podía creer lo que estaba viviendo. Ese día decidió ayudar a limpiar, mientras limpiaba una de las ventanas de la biblioteca, observó a Erik llevar a su caballo, en un pequeño paseo.

-como imaginar que fuera asi... -decía bajito. Camino a una de las estancias de libros y subió por la escalera para tomar un par -no es un gallardo príncipe, pero algo hay en el que antes no lo vi -

Erik regresó de pasear al corsel, entró a la biblioteca y ayudó a Charles a bajar los libros que deseara.

Los sirvientes no cabían en su asombro.

La Bella y la Bestia Where stories live. Discover now