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Cuando por fin se encontraron en el vehículo —camino al hospital— Shoto exhaló queriendo apagar su celular. Izuku estaba en la misma situación que él.
Ambos querían tomar los aparatos y ver quiénes estuvieron intentando contactarlos desde la noche anterior con tanta insistencia —principalmente porque les preocupaban sus familias y amigos—, pero el miedo de que aquellas noticias arruinaran la burbuja en la que se encerraron, al menos por un día, era más fuerte. Además, hoy es un nuevo día. No querían que el buen humor con el que despertaron se fuera tan temprano.

—Te avisaré si no puedo venir por ti en la noche —dijo luego de depositar un besito en los nudillos de sus manos entrelazadas.

—De acuerdo. Y sí —le interrumpió—, si es así yo te llamaré para avisarte que llegué a casa.

Shoto acarició sus mejillas, acercando de esa manera su rostro al suyo para unir sus labios.

—Te quiero mucho, Izu.

—También te quiero mucho, Sho-chan.

—Ten un buen día.

—Tú igual. Cuídate —dejó un besito más sobre sus labios antes de abandonar el vehículo y caminar a paso apresurado hacia el hospital; sin demorar un segundo en correr a Ryan y pedirle los informes de sus pacientes.

Por su parte, Shoto, sonrió para sí y en calma puso en marcha el vehículo.

Hoy, Yuki tendría su primer patrullaje haciendo uso de su licencia provisional. Y él rogaba que fuera una mañana y tarde tranquilas, así ella lograría acostumbrarse a los distintos escenarios que podrían presentarse en el transcurso de las mismas sin tantas dificultades. Pero ése no era el único asunto pendiente de Shoto, ya que aún tiene aquella teoría sobre el ataque cerca del departamento de Izuku dándole vueltas en la cabeza; y por esa misma razón movió los dedos de su mano izquierda por la pantalla a un costado. Marcando un número específico.

—¿Qué?

—Buenos días para ti también —respondió sarcástico—. ¿Estás en la agencia?

—Obviamente, ¿es el día de hacer preguntas estúpidas?

—Cállate. Necesito que canceles cualquier pendiente que tengan tanto las personas que te voy a nombrar como tú.

—¿Ha? ¿Y ahora qué carajos pasó? ¿Por qué me pides eso?

—Hay un asunto que quiero discutir con ustedes. Te diré el resto cuando llegue, pero te encargo el convocarlos.

—Ahg, está bien.

Sin despedirse colgó la llamada y aprovechó el semáforo en rojo para mandarle algunos de los nombres de sus amigos y amigas que serían partícipes de la reunión. Quizá solo estaba exagerando, pero era mejor prevenir que curar. Y Shoto siempre preferiría la primera opción.