Capitulo 8: La habitación de los locos

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Ignacio era el primero en realizar la prueba y para no caerse por el abismo, se amarro los 3 globos a su muñeca con un pedazo de hilo de su polera y en vez de pasar por la cuerda caminando, se acostó sobre esta, con las piernas cruzadas y empezó a moverse como los gusanos. Cuando ya iba llegando se reventó uno de los globos y enseguida una llama de fuego empezó a consumir la cuerda, haciendo que esta se soltara de un extremo y provocando que Ignacio se resbalara y casi se cayera al vacío, pero luego de muchos intentos por subir la cuerda, Igna finalmente logro llegar al otro lado justo cuando las llamas ya lo iban a alcanzar. Luego de esto rápidamente se regenero la cuerda y ahora venía mi turno de pasar la prueba, hice lo mismo que Igna y me ate los globos a la muñeca y me acosté sobre la cuerda, empecé a avanzar lentamente pero cuando iba a la mitad, me pase a soltar y quede colgando de las piernas, estuve unos buenos segundos intentando agarrar de nuevo la cuerda hasta que lo logre pero quede con la espalda dando hacia el abismo y con los globos casi a punto de estallar, para mi suerte, tengo mucha fuerza en los brazos y piernas por lo cual avance rápido y logre llegar al otro lado justo cuando los globos reventaron y la cuerda se quemó. Se abrió la puerta y entramos a una nueva sala, era una habitación dentro de otra habitación y ambas con paredes de vidrio y al medio de la sala había una mesa del tamaño para dos personas, vacía, con un largo mantel blanco lleno de sangre seca que llegaba hasta el suelo, había dos sillas justamente, así que decidimos sentarnos ya que sabíamos que cuando había una silla en alguna habitación y nos sentábamos, se daba inicio a la prueba. Yo quedé sentada mirando hacía la puerta de la habitación de la cual habíamos salido e Igna miraba hacía donde debería aparecer la nueva puerta, ya llevábamos unos 45 segundos sentados y veo que Ignacio esta pálido y espantado viendo hacia atrás mío. No quería llevarme ningún susto así que decidí preguntarle que había detrás de mí antes de que yo me diera vuelta a ver

-Igna, ¿Qué estás viendo, hay alguien atrás mío?

-Emm… detrás de ti si y me está haciendo señales con sus manos para que no te diga que él esta ahí… pero hay una pared… así que no me podrá hacer nada si te digo

-Bien… pero, ¿Quién está?

-U-u-un loco deforme

-¿Un loco deforme? ¿A qué te refieres con eso?

Sabía que Igna no sabría explicármelo así que me di la vuelta, justamente como decía Igna había un loco que tenía toda la cara deforme, le faltaba un ojo y era musculoso y alto. Era igual a los personajes que aparecían en el juego de outlast, solo que este no estaba dentro del juego y estaba aquí con nosotros lo cual me asustaba mucho. Y creo que no le gusto que lo viera porque enseguida empezó a golpear la pared de vidrio hasta que la rompió, a pesar de que era un vidrio blindado. Se acercó hasta nosotros y me grito con odio que me alejara de él, obedeciendo sus órdenes me pare de la silla y me aleje unos cuantos metros mientras escuchaba como hablaba con Ignacio, oía que le decía que le diera 3 razones por la cual las mujeres son necesarias o me mataba a mi y a todas las mujeres que viera, enseguida Ignacio temblando le empezó a dar las razones:

-Emm bueno: 1.- Sin ellas no hubiéramos nacido y no existirían los humanos, 2.-No sabríamos ocupar bien algunas cosas y no tendríamos modales y …

-¿Y que más? –Le grito el loco

-Eh… sin ellas nos faltaría una parte que nos complete, tendríamos la necesidad de amar a alguien y no tendríamos a quien… y-y-y no sé qué más, ya están las 3 razones

-No son muy buenas razones para confiar en una mujer, pero están bien por el momento… dejare que la chica de allá viva –Me miro con asco

La Casa Del LaberintoWhere stories live. Discover now