La conversación queda en silencio, lejos de finalizar.

─Anthony... quería preguntarte algo ─inicia avergonzada por su imprudencia.

─Adelante ─autoriza su compañero con una suavidad bondadosa.

Los animales del bosque parecen callar para que sea escuchada, toda la nación se cuelga procurando dejarla hablar.

─¿Qué tenía esa Criartark en contra de ti? ¿Por qué te atacó?

Anthony reúne aire para contestar, como si el tema le afectara en algo... Tal vez es así.

─Catalina es... Hija del rey Lexter.

─¿Q-qué?

─Ella... ─se aclara la garganta─, también tiene un hermano, Leonardo. Lo que quiere decir ambos son parientes del hijo de los reyes.

Danielle se demuestra inversa sobre tales palabras desprevenidas.

─Yo, digamos que fui... Cercano al heredero ─su voz se hace cada vez más decaída, en definitiva el tema le daña─. Cuando se declaró la muerte para nuestra raza...

Respira hondo, esperando tener suficiente coraje de continuar el relato, sin embargo, siente como sus pulmones se queman por lo que trata de decir, aún no está listo.

─N-no debes continuar ─detiene a vista del impedimento de Anthony─. Lamento haberte hecho responder.

Él sonríe, sobrepasando un gran decaimiento evitado y que, regresa sin clemencia en afán de destruirle.

─No te preocupes, está bien.

El joven también tiene interrogatorios, ¿cómo ha llegado ella a ese punto de su vida? ¿Cuál es la promesa que necesita cumplir? ¿Por qué el empeño con llegar a Lelia? Y lo más importante...

¿Recuerda?

─Yo... Yo quiero encontrar al hijo de los reyes ─cuenta, insegura y la oración le cae igual que un balde de agua fría al albino.

─¿E-eh? ─lo atónito de su contesta es impresionante.

─Quiero encontrar al hijo de los reyes ─repite observando sus manos, buscando sentido al porqué lo ha dicho─. Iré a la biblioteca de Lelia, sé que ahí, atrapado entre los libros, se esconde un documento con el paradero del Raimbark.

─¿P-para qué quieres hacer eso? ─cuestiona, imposibilitado de adivinar con qué tono de voz lo ha hecho.

Danielle suspira y se detiene, aún dubitativa de lo que quiere informar, no obstante solo así sabría las verdaderas intenciones de él, solo así podría alejarlo definitivamente y ahorrarle castigos...

O unirlo a su causa.

El viento mueve sus mechones blanquecinos de manera desordenada y abren paso a su cara iluminada por una determinación pasajera.

─Para acabar con la masacre.

─Lo lamento, padre, ni yo ni mis Couldes pudimos encontrar Raimbarks  ─se disculpa la pelinegra detrás de su hermano mayor, aterrorizada por la reacción del Criartark

Deze afbeelding leeft onze inhoudsrichtlijnen niet na. Verwijder de afbeelding of upload een andere om verder te gaan met publiceren.

─Lo lamento, padre, ni yo ni mis Couldes pudimos encontrar Raimbarks ─se disculpa la pelinegra detrás de su hermano mayor, aterrorizada por la reacción del Criartark.

─Nunca espero nada de ustedes y aún así me decepciono ¿Saben? ─se burla la presencia inestable del rey, haciendo que su risa ronca resuene entre el espacio.

Leonardo permanece quieto, tomando la mano de su hermana con la intención de darle tranquilidad.

El asco que le guarda a Lexter se le nota en la expresión de su rostro, aprieta la mandíbula y piensa en millones de razones por las cuales podría matarlo...

Pero no hace nada y se abstiene a callar.

No puede hacer nada porque ella lo pagaría.

─¿Y tú, Leonardo? ¿Lograste hacer algo útil? ─despresivo, se para de su asiento.

─Ni yo, ni mis Coudes vamos a ensuciarnos las manos como asesinos ─manifiesta el oji-rojo, iracundo.

─Entonces prefieres dejar a esas aberraciones sueltas por ahí mientras el portal nos consume.

Años atrás ninguno hubiera pensado que terminarían así, que su padre se transformaría en un malvado sin corazón. El pelinegro traga grueso, lo aborrece, odia su absurdo teatro y mando, odia cada partícula de su ser.

Lexter se posa con aire arrogante delante de sus hijos, les dobla la altura lo que hace que su figura sea horripilante para Catalina; sus ojos oscuros y camesís los observan como si deseara hacerles sufrir, añadiendo los colmillos disparejos que tiene como sonrisa, no ayudan a suavizar la tensión creada.

La pobre Coude aprieta con más fuerza la mano de Leonardo.

─No voy a seguir tus ordenes sin base ─discute con rencor el mayor.

─Deberías ser como Catalina ─ríe el rey tomando entre sus garras la cara del masculino─, eso la mantendrá con vida... ─las entierra de manera violenta─. No dudes lo que soy capaz de hacer, Leonardo.

El violentado no se inmuta al dolor, la sangre oscura se desliza en las palmas de su padre y gotean hasta manchar el suelo monocromo.

─¡Padre, basta! ─grita la femenina─. ¡Mataré por el escuadrón de Leonardo! ¡Suéltalo!

─N-no te atrevas... ─su hermano tose, la sangre ya llega a sus labios.

─¡Padre, por favor!

Lexter vuelve a carcajear y suelta de manera brusca a su víctima, Leonardo cae sobre el charco de su propio líquido mientras se asfixia de miseria. Aprieta los puños, colérico, contando hasta diez por no cometer un arrebato sin sentido. Su hermana solo lo abraza, titiritando y sin asimilar lo que le ha hecho.

─¡¿Por qué nos haces esto?!

─Si no traen ningún cadáver para la próxima... ─comienza a amenazar limpiando sus largos dedos ─, los voy a encerrar. ¿Entienden?

─¡Eres un...!

─¡¿Entienden?!

Ella acierta con la visión nublada por las lágrimas.

─Bien, ahora lárguense.

─¡Algún día voy a... voy a matarte! ─carraspea el atacado al ponerse de pie─, ¡y te juro que vas a pagar por lo que le hiciste a nuestra familia! ¡Por lo que nos hiciste a los tres!

Lexter rueda los ojos, divertido, a la vez que los Coudes salen de la habitación.

~Pobre bastardo...~ piensa con gracia ante la rebeldía de Leo.

~ piensa con gracia ante la rebeldía de Leo

Deze afbeelding leeft onze inhoudsrichtlijnen niet na. Verwijder de afbeelding of upload een andere om verder te gaan met publiceren.
Danielle: Reina Perdida.Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu