Capítulo 40

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Ya estaba despierto cuando dos dedos se colaron debajo de mi ropa interior, acompañados enseguida por el resto de la mano.

Era el segundo día que Hyukjae pasaba en esa casa. Lo habíamos hablado justo después de decidir que íbamos a irnos a pasar un tiempo con mis padres. Ya que no podía moverse, prefería que se quedara allí, encerrado, hasta el día en el que tuviera que volver al hospital para su revisión. Si no se asomaba a la ventana y no salía a la calle, estaba un noventa y nueve por ciento seguro de que nadie iba a descubrir dónde vivía.

Después le quitarían los puntos, tomaríamos un avión y podríamos descansar hasta nuevo aviso. No más fans. No más prensa. No más miedo. Solo él y yo como antes, de vacaciones. Nadie me iba a culpar por querer descansar, ¿verdad? Me tentaba la idea de decir algo por redes sociales, pero no. Cuanto más secreto fuera todo el plan, mejor. Todavía no se lo habíamos contado a nadie. Primero se lo iba a decir a Sooyeon. Después, hablaríamos con la productora y con Jessica. Y, por último, una vez estuviera en el avión, ellos se encargarían de avisar a las fans. En mi cabeza era un plan perfecto. Ahora faltaba llevarlo a cabo.

Pero primero tenía otras cosas que atender. Como, por ejemplo, el húmedo dedo que se coló entre mis nalgas mientras yo fingía dormir boca abajo.

—Pervertido —murmuré contra la almohada.

—Sabía que estabas despierto, bebé.

Giré la cara para mirarlo. Estaba boca arriba, vestido con nada más que unos bóxer, y tenía la cabeza girada en mi dirección. Me sonrió con lascivia mientras me penetraba despacio con el índice. Ni siquiera herido podía parar.

—Se su-suponía... que ibas a dejarme... a dejarme llevar el mando...

—Es que no tomas la iniciativa.

Quise protestar, pero añadió un segundo dedo que sustituyó cualquier palabra por un gemido. Apreté la cara de nuevo contra la almohada y alcé las caderas. Hacía unas treinta y seis horas que había salido del hospital. ¿No podía aguantar día y medio sin sexo? Vale, había estado varios días ingresado y en abstinencia, pero esos no contaban. Lo primero era su salud.

Aunque él tenía otras prioridades.

—Dobla las rodillas —ordenó.

No me lo pensé demasiado antes de hacerle caso, dejando mi trasero levantado. Sus dedos se internaron más en mí, llegando hasta ese punto que tanto me gustaba. Estiré los brazos a toda prisa y me bajé los bóxer hasta la mitad de los muslos. También me subí su camiseta para dejar mi miembro totalmente libre, rozando por poco el colchón.

Noté cómo intentaba llegar más al fondo, pero tenía la muñeca doblada en una postura demasiado incómoda para ello. Le ayudé pese a la vergüenza que me daba hacerlo. Con los puños apretados en la camiseta, me eché hacia atrás. Luego hacia delante. Me follé a mí mismo con sus dedos. Al principio despacio, pues temía hacerle daño. Pero con el paso de las embestidas la desesperación se apoderó de mí. Arqueé la espalda, dejándome llevar.

—Más... Hyukkie...

—¿Más profundo o más dedos? —rió, plenamente orgulloso con lo que estaba sucediendo.

—Las dos —exigí.

—Bien —dijo.

Pero hizo todo lo contrario y me vació. Cuando me moví hacia atrás y caí sentado sobre mis rodillas por el impulso, casi salté sobre él. Me contuve únicamente por su herida.

Sus ojos me observaron de arriba abajo hasta quedarse fijos en el bulto de la camiseta que me caía sobre los muslos. Se relamió y volvió a subir hasta mis labios. Yo hice lo mismo, desde sus gruesos labios hasta la erección bajo su ropa interior y viceversa. No sabía qué pasaba exactamente por su cabeza, pero podía hacerme una idea.

❝Hey! Don't touch me❞ [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora