Cap 15: Si Son Chaeyoung dijera que no

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— Pues si quieres uno, te regalo uno de ayer. Aún no lo han tocado las hormigas —

— Está bien, está bien —se rindió al verla intentar tomar de la caja que tras un cartel que rezaba "de ayer" y tomó más billetes — media docena ¿de acuerdo? —

— De acuerdo —la chica guardó con profesionalismo y cuidado seis pasteles dentro de una bolsa de papel y luego se la entregó. Cuando intentó tomar el dinero, él lo sujetó y tiró contra su cuerpo el agarre. Medio cuerpo delgado de ella reposaba en el mostrador y una mano de cada uno batallaba sin moverse por los billetes. Cuando él se estiró hasta su rostro, el pulso exaltado de alguno se oyó para el otro pero no se alejaron. Por el contrario, escuchó con algo de nitidez lo que le dijo.

— ¿Sabes cómo es una cita perfecta? —Disfrutando el aroma que su cuello y su boca desprendieron, ella cerró los ojos y negó lentamente — un sillón, una película, una pizza y dos personas que se conocerán para el resto de su vida. Tú y yo my lady ¿qué dices? —la provocación en su tono grave y distinto ante las últimas palabras, le enviaron una correntada helada a su pecho tan fuerte, que debió sostenerse con la otra mano de la mesa — pasaré por algo de pan para mi madre antes del mediodía. Me gustaría que dijeras que sí. Esta noche —él se acercó a su boca y la rozó apenas, antes de hablar contra ella — Dime tu nombre, por favor —

— Charlotte —no tardó en balbucear e iba a darle su apellido, si no fuera porque un dedo acariciaba de manera cariñosa el costado de su rostro y le enredó la lengua de nervios.

— ¿Sabes que tienes un hermoso nombre para que vaya acompañado de mi apellido? —alardeó antes de repasar sus labios y finalmente dejarle un fuerte beso en la mejilla. Ella tambaleó, cuando las manos que la sostenían desaparecieron y la espalda azulada, por el color de traje y el brillo en sus zapatos negros, le nublaron la vista al punto de tener que apoyarse contra el mostrador.

Si no fuera porque la dueña del local la llamó en un exigido grito desde la cocina, se hubiera quedado pensando en él por el resto de la mañana.

— La trata como un objeto —se venció Chaeyoung cerrando el libro y llamando la atención de Mina, que descansaba con ambas manos en su rostro mientras tomaba sol.

Estaban a la orilla del río y ella contra su acostumbrado árbol, leyendo el libro que la nipona había llevado por si alguna se aburría esa tarde y, aunque no lo estaba realmente, ocupar su atención con cualquier cosa era mejor para dejar de mirar el cuerpo de la psicóloga.

— ¿De qué hablas? —cuestionó Mina volteando la mirada hacia ella y manteniendo sus manos cubriéndose del sol —

— De Luciano. Del libro —agregó alzándolo y la nipona asintió, antes de volver su rostro al frente — ¿porque tiene dinero cree que puede obligarla a ir a una cita? ¿Y qué tal si ella no quiere? —

— Para eso tendrás que seguir leyendo —

— No con él en cada página. Es poco caballero y ya no me cae bien. No sabe cómo tratar a una chica —Mina rió burlonamente por lo bajo.

— Estoy enamorada de él —

— ¿Qué? —

— Sí, de su personaje. Tiene la idea fija de enamorar a la persona que le gusta y hacerlo de las mejores maneras posibles. Y cuando lo hace, Chaeyoung, cuando lo logra y puedes leer el recorrido de su esfuerzo con el paso de las páginas, una esperanza de que la realidad pueda ser igual te satisface. Por eso es mi novela favorita —

— ¿Y cuándo pasa eso? —Preguntó ofuscada — hasta ahora solo ha sido un patán ¿Y por qué le dice my lady? —

— Has leído solo los dos primeros capítulos, Chaeyoung, dale tiempo. Una historia es historia porque se desarrolla ¿entiendes? Debe tener su comienzo, avanzar en un tiempo y luego...bueno, esa tiene un final feliz. My lady—suspiró Mina — es un gesto de cariño. Él conoce varios idiomas y cree que la manera más romántica de llamarla es esa. Al fin de cuentas, terminará siendo su dama después de todo —

My Lady | Michaeng [PAUSADA] Where stories live. Discover now