C. 27.

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Toda la gente que esta a nuestro al rededor aplaude, al igual que los camareros. Me animo a hacerlo yo también por el cariño que siento hacia mi padre y a Macaría, pero ______________ no lo hace.

Siento un nudo en mi garganta.
¿Qué estaría pensando en este momento?

Trato de acercarme a ella pero ella se levanta de la mesa, con lágrimas a punto de caer de sus ojos.

-Felicidades- murmura, con una sonrisa falsa que hasta un ciego podría notar- Ya vuelvo.

Y sin más, corre hasta el tocador.
Observo a papá, quien está un poco extrañado por la actitud de la castaña, pero aún así no puede ocultar su felicidad. Igual que Macaría.

-Felicidades- les digo, levantándome de la silla- Estoy seguro de que serán muy felices.

-Seremos- me corrige papá, aprieto los dientes, sonriendo- Ve por tu hermana.

Aquel término me cae como un balde de agua fría en todo el cuerpo.

Nuestros padres oficialmente están comprometidos.
Se van a casar, de aquí seguramente a unos meses, ¿los dos podríamos seguir con todo lo que esta pasando entre nosotros?

Trago saliva.
Asiento y me doy la vuelta para dirigirme hacia los servicios higiénicos, donde fue _____________ hace un par de segundos.

¿Qué se supone que debo de hacer?
¿Terminar con todo de una vez? ¿decirle lo que siento y ver a dónde podemos llegar con todo eso? ¿y si ella no siente lo mismo que yo?

Bueno, si ella no siente lo mismo que yo definitivamente tendríamos que acabar con esto de una vez y comenzar a acostumbrarnos al hecho de que seremos hermanastros.

Al ver las puertas de los servicios higiénicos, toco la puerta del de las mujeres.

-¿____________?
Pregunto, nervioso.

No obtengo respuesta.
Abro la puerta del baño y asomo mi cabeza para asegurarme que no haya ninguna otra persona más que la castaña dentro.

Escucho sus sollozos a penas entro al baño.
Entro a uno de los cubículos lo más rápido que puedo, y me encierro. De esta forma las mujeres que entren no podrán ver que hay un hombre dentro.

Los sollozos de la castaña me parten el corazón.

¿Estaría llorando por el hecho de que posiblemente tendríamos que separarnos? ¿O por qué no quiere que mi padre y su madre se casen?

Apoyo mi cuerpo sobre la puerta del cubículo, escuchando los sollozos de la castaña aún más cerca a mí. Suspiro.

-_____________- murmuro, su llanto se detiene de inmediato.

-¿Qué haces aquí?

Me pregunta con la voz llorosa y entrecortada.

-¿Por qué lloras?

Escucho la puerta del baño abrirse.
Santa mierda.
Al parecer ella también lo escucha porque deja de hablar.

-¡Yo quiero casarme!

Exclama al parecer una niñita pequeña.
Maldita sea, si me descubren creerán que soy un depravado sexual.

-Cuando seas adulta lo harás cariño- responde una señora mayor- Por ahora debes de concentrarte en comer toda tu comida y estudiar, ¿de acuerdo cariño?

-¡Sí!, ¡mamá, quiero hacer pipí!

Me estremezco.
Cruzo los dedos.
Me paro sobre el inodoro sin dejar de apoyar mi espalda en el cubículo.
El cubículo está cerrado con llave.
Pero aún así intentarán abrirlo.

Solo hermanos; Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora