Capítulo 1

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Una noche oscura en el centro de National City, concretamente en la empresa L-Corp, la hermana de Lex Luthor estaba terminando de guardar todo el equipo para irse a su casa. Cerró el laboratorio y fue hacia su oficina para buscar su agenda para mañana. Recorrió por todo el salón sin hallarlo; algo raro. Nunca había perdido su agenda.

Miró por el escritorio, por los cajones, entre los cojines e incluso debajo del sofá. Soltó un largo suspiro e intentó levantarse, pero el tacón se atascó en un ovillo de su alfombra. Se maldijo a sí misma y se quitó el zapato. Tiró fuerte de él y se llevó un poco de pelusa seguido de un desgarro del tacón.

—Joder... —murmuró mirando el zapato.

Una ráfaga de aire hizo que la pelinegra girara su cuerpo entero hacia el balcón y Lena se fijó en los mechones rubios alborotados en el aire. Frunció el ceño porque básicamente no esperaba una visita y menos de ella ya que se habían declarado la guerra. Bueno, realmente no habían declarado nada y menos la guerra; eran indiferentes una con la otra, pero Lena sabía a lo que se refería; Kara no era bienvenida.

Después de que Lena descubriera su secreto gracias a Lex le echó la cruz como si Kara fuese el ser más despreciable del mundo. Le dijo bien claro de que cada una tendrían un camino diferente. Lena se ocuparía solo y exclusivamente de sus cosas y vida, nada de acompañar a Lex en su viaje de cazar alienígenas porque no era tan lunático como su hermano. Ella solo quería hacer el bien por las personas, cosas para mejorar del mundo.

Se limpió la falda, más bien el sudor de sus manos como pudo. Miró nuevamente al balcón y vio que Supergirl se estaba comportando de manera extraña. No la miraba, más bien estaba cabizbaja. Lena le llamó la atención con tres chasquidos y Kara volteó al frente. La pelinegra se fijó como tenía arrugada la capa entre sus brazos como si estuviera escondiendo algo entre ellos.

—Lo siento por venir así, Lena —se disculpó entrando en su oficina—, necesito que me ayudes.

Su mano quitó su capa y enseñó una pequeña cosa peluda que agarraba con el brazo. Lena dejó de fruncir el ceño para cambiar a un rostro sorprendido alzando las cejas. Entrecerró los ojos, luego pestañeó y finalmente se los frotó con las manos para ver si estaba soñando.

—¿Es un chucho? —Lena preguntó al fin.

—No lo llames así —besó al pequeño—, es una ricura.

—Es un chucho —la miró incrédula mientras le apuntaba con su calzado.

—¿Qué le pasa a tu zapato? —preguntó Kara mirando el tacón.

Lo guardó rápidamente detrás de su espalda y se dio cuenta de que estaba descalza de un solo pie. Por un momento a la pelinegra le entró vergüenza, pero luego su cerebro cambió el chip y pensó por un momento que es lo que realmente estaba pasando.

Kara, su mejor amiga, -su ex mejor amiga, mejor dicho- estaba sujetando un perro en su oficina y no solo eso, sino que también le estaba pidiendo ayuda.

—¿Qué es lo que quieres? —preguntó casi enfadada.

—Necesito que te lo quedes.

—¿Estás loca? —ahora sí que sacó su furia.

—Por favor, mañana vendré a por él... —sujetó al perro y le miró entre las piernas—. Sí, definitivamente es él —miró nuevamente a Lena y esta rodó los ojos sin creerse lo que estaba escuchando—. Hubo una pelea en el bar alienígena y cuando terminé, me encontré a este pequeño merodeando cerca en solitario. Pregunté durante un buen rato si alguien había visto el dueño o dueña, pero todos me negaban con la cabeza —explicó—. Alex y Kelly no se lo quieren quedar porque no soportan que los animales suelten pelo. Y los demás están trabajando como yo.

Una pareja de tres | Supercorp AUWhere stories live. Discover now