Parte 7: Quien soy.

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Mi cuerpo pugnaba por estar lo más cerca posible del suyo.
¿Como es que pasé tres años teniéndola al lado sin reparar en ella?

Las últimas palabras que pronunció antes de quedarse sin habla por el placer, me conmovieron profundamente. ¿Realmente podría yo ser digno de esta diosa algún día?

Sus pequeños puños se apoyaban en mi pecho, intentando modular la velocidad y profundidad con que la penetraba. La tensión en sus brazos disminuía paulatinamente mientras se acostumbraba a mi tamaño.

El color pálido de la piel de su vientre, contrastaba con el rosado de su sexo en respuesta a la fricción. Me mordí los labios, estaba empapado en su excitación, ella realmente me deseaba.

Desde aquel primer encuentro con Mimzy, infinidad de chicas habían pasado por mi cama y las tuve en esta misma postura, exactamente bajo estas mismas circunstancias, pero Charlotte Magne era una divinidad. Nada era más glorioso que verla en estos momentos, gimiendo y jadeando, tensando ligeramente la cadera cada vez que me introducía completamente en ella.

- Ah, Alastor... - mi ordinario nombre, sonaba sublime pronunciado por ella, con ese tono y esa urgencia.

Le tomé las estrechas caderas y la jale hacia mi, subiendo una mano por su espalda tirando de ella para sentarla en mi regazo, completamente abierta y rodeándome con su suave y húmeda carne. Le saque el vestido por encima de la cabeza y le sujeté la cara con una mano. Su cara estaba radiante y me sonreía pícara.

- Charlie, no tengo palabras para decir lo feliz que estoy en estos momentos. - Ella me acalló con sus labios y me derribó boca arriba.

- Entonces no digas nada. Solo siénteme. - me tomó las manos y las colocó sobre sus blancos y redondos pechos.
Mi erección se endureció más, haciendo que ella arqueara la espalda hacia atrás.

- Nhggg Alastor, ¿Que haces? - sus piernas temblaban de nuevo. Al fin había encontrado su punto especial.
Atraje su rostro hacia mi y la besé. Mientras subía y bajaba mis caderas para dar una y otra vez contra ese punto en su interior, que la hacía  poner la cara de sorpresa más tierna del mundo.
- ¡Alastor! - su pequeño cuerpo se tambaleó y sus caderas se tensaron. "Ahh que espectáculo tan maravilloso."
El espasmo en su cuerpo duró unos segundos y se desplomó en mi pecho jadeando y riendo por lo bajo.

- Oh. Eso fue fantástico... - Charlie se recuperó de inmediato y  se dejó caer de lado.

Rodé  para quedar sobre ella y la tomé  nuevamente. Intercámbianos una sonrisa de complicidad y le repartí un par de besos en las mejillas.

- Eres una delicia, Magne. - La sonrisa de Charlie menguó y me rodeó el cuello con los brazos.

- Seguro se lo dices a todas. - se ruborizó e hizo un puchero.

Me quede en silencio y la miré con desaprobación. 
- Se que no vas a creerme, y que tendrás dudas durante mucho tiempo. - me moví despacio en su interior.
- Pero en verdad...- hice una pausa. Estaba diciendo demasiado.
- He encontrado en ti, todo lo que me faltaba. Eso que necesitaba para tomar las riendas de mi vida.- me detuve cuando noté que la expresión de Charlie era de sorpresa e incredulidad.

Trague saliva. Tenía que hacer que me creyera.

- Tal es el caso... que he olvidado el principal punto de mi credo como Casanova... - Charlie levantó una ceja y se tomó los pechos con ambas manos.

- ¿Cual credo Alastor? ¿Existe una asociación nacional de mujeriegos? - se rio con ganas y  presionó sus piernas sobre mi trasero para hacer que quedara completamente dentro de ella. Gemí.

Hear Me Out (Chalastor)Where stories live. Discover now