-¿Alastor? ¿Estás bien? –
Angel acaba de sentarse junto a él frente a la mesita del café. El departamento de Charlie estaba calientito y el olor de los panqueques inundaba lentamente la habitación.
Hincados en la alfombra, Alastor se había perdido mirando a la nada. Estaba exhausto.
Una semana entera había pasado desde el beso en el club.
Una semana de intentos fallidos por seducirla. Mientras la confianza de ella aumentaba y se iba soltando poco a poco.
Alastor no había tenido una cita en todo ese tiempo. Y su cuerpo ardía en deseos de una mujer.
- ¡Alastor! – Angel lo sacudió y notó que algo andaba mal.
- ¿Algún día dejarán de gritarse? No dejaré que coman panqueques si no dejan de... - Charlie traía en las manos un cesto con panqueques envueltos en una servilleta de tela con estampado de manzanas.
Dejó las cosas en la mesita del café y se volcó sobre Alastor. El volvió de su ensoñación, pero por un momento, creyó seguir soñando. Charlie hizo que sus frentes hicieran contacto para comparar temperatura y estaba demasiado cerca.
Le tomó la barbilla y la jaló hacia sí.
Charlie acababa de notar que tenía fiebre y que sus ojos estaban más húmedos de lo normal. Esperó a que Alastor dejara de besarla, y le ofreció un panqueque con jalea de maple y un cuadrito de mantequilla encima.
Alastor ya estaba en la fase de resignación, y agradecía que Charlie lo dejara besarla. Aunque sabía bien que ella no se lo tomaba en serio.
Aceptó el panqueque y notó que su garganta dolía un poco al deglutir.
- Ay Alastor... debe ser por la lluvia de hace una semana. – Charlie suspiró mientras colgaba el teléfono.
- Le he llamado a la Doctora Rosie, vendrá en seguida a examinarte. – Le acercó una taza de café tibio. Y lo observó con preocupación.
"Es tan linda..." La mente de Alastor estaba muy dispersa y comenzaba a soltarle aquellas ideas raras como de colegiala enamorada.
- Charlie... - Ella se acercó y volvió a ponerle una mano en la frente.
- Creo que la fiebre ha empeorado. Te traeré una compresa fría. – Intentó ponerse de pie, pero no pudo liberar su mano del agarre de Alastor.
Se inclinó de nuevo y se sentó a su lado.
- Gracias Charlie... - Su voz era débil y la mano que sostenía la suya, apenas tenía fuerza.
Alastor llevó la mano de Charlie hasta sus labios, y se la besó brevemente.
Angel masticaba un panqueque mientras los observaba desde el otro lado de la mesita del café.
La situación era para llorar. El pobre tonto desplegaba su cariño y atenciones, aún en este estado. Pero Charlie, completamente fuera de sintonía, y se lo tomaba como algo inherente a su persona, y continuaba su vida como si nada.
Suspiró y se puso de pie para abrirle la puerta a la enigmática mujer que aparecía en sus vidas cada que su salud menguaba, con una jeringuilla en su botiquín, lista para atacar.
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La doctora Rosie me aplicó una inyección y conversó con Charlie y Angel unos momentos, acercándose después para darme una palmada en la cabeza y despedirse de mí con una de sus celebres frases incómodas.
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Hear Me Out (Chalastor)
SpiritualHoli. Este es un proyecto extraño. Tratandose de mi ship favorito, me he entretenido mucho en las últimas tres historias, pero siento que esta será un poco diferente. Por supuesto que tendrá lemon y es que el sexo, fuera de leerlo por morbo, se deb...