17. Capítulo diecisiete.

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❝ ARMANDO LA VERDAD ❞
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Es de tarde, el sol está a pocas horas de ocultarse, el viento sopla hacia el Norte, la temperatura es templada, las aves viajan en bandada hacia la dirección antes mencionada. La ciudad está tranquila, no hay gente afuera, ni siquiera cyberzombies. Y, de todos los lugares, uno en específico destaca por una extraña luz morada, una aura oscura y humo que salía de ahí. Incluso se podían escuchar susurros y una extraña voz hablando a modo de quejas.

Esa misma vo, se hallaba lanzando maldiciones, gritaba, gruñía, incluso golpeaba alguna que otra pared tratando de cesar su ira. Hasta que se calmó y, posando sus manos sobre una mesa circular de madera, habló en voz baja.

— No lo encuentro, no sé dónde rayos está —dice con una mezcla entre ira y melancolía—. ¿Por qué?, ¿dónde está? —quejaba hasta levantarse y apoyarse en una pared—. No, no, no, no, esto no era como debía suceder, nada de esto debió pasar.

Se lamentaba la persona portadora de dicha voz mientras caminaba en círculos, necesitaba ayuda, obviamente, pero necesitaba a alguien que no hiciera tantas preguntas, quizás a un amigo, o alguien no tan listo. Entonces, como si un regalo fuese, escuchó a alguien ingresar al local donde se hallaba. Rápidamente, cerró el libro de encantamientos, el cual era el que emitía dichas luces y humo, desapareciendo todo aquello.

— ¿Hola?, ¿hay alguien? —llama aquél chico con un par de gallos en su voz.

— Ehm, ¿quién es? —grita la otra voz desde el interior de lo que vendría siendo un almacén de alimentos, dejando el libro en ese mismo lugar y saliendo.

— No soy malo, ¡lo juro! —suplicó el chico levantando sus brazos en señal de paz.

El ser misterioso salió hacia donde se hallaban las mesas, al parecer, era un restaurante el lugar donde se hallaba. Observó a través de la barea que separaba a la cocina de la zona de comensales y habló oculto en ésta.

— ¡Identifícate o muere! —amenazó.

— ¡Vale, vale, vale! —tartamudeó el contrario—. Soy Raptor, no sé si me conozcas, señor, voz rara, emm...

— ¡Mi voz no es rara! —renegó—. Y, vaya, Raptor.

— El mismo, hehe —rió un poco—, bueno, uh, estaba aquí con un chico. No sé si lo has visto. Es un poco bajo, llevaba una sudadera celeste, algo gordito, cara de bebé... Se llama Sparta.

— No, no lo... —respondía, pero decidió mentir, pues un plan pasaba por su mente—. ¡Sí!, sí lo he visto.

— ¡Genial! —grita de emoción—. Es que estaba en el baño, esos burritos sí que llenan, y, bueno, al salir encontré todo este desastre y él se había ido. Ya que lo haa visto, ¿sabes a dónde fue?

— No, pero puedo ayudarte a buscarlo.

— ¡Gracias! —saltó feliz y se acercó a la barra—. Por cierto, ¿quién eres?

— Uh, no, nadie importante —dijo nervioso—. ¡Y no te acerques!

— Vale, vale, lo siento. Y... entonces, ¿me ayudarás?

— Sí, tengo un plan. Ahora sí, acércate un poco al cristal donde van los postres...

El joven de chaqueta roja con diseños de dinosaurio obedeció y caminó hasta donde el otro le pedía, avanzó a pasos lentos, con algo de miedo, ya que no sabía de quién se trataba, y eso no le daba mucha confianza. Se sintió nervioso por lo que ocurriría.

❝Brillo Lunar❞, Mikelex.Where stories live. Discover now