París sí es romántico.

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El avión despegó de Los Ángeles a las 8:30 a.m.

En el camino al aeropuerto, Yuma, como buena madre que es, sólo se la pasaba repitiéndome que debía tener muchísimo cuidado en París mientras estuviera sin compañía: que estuviera atento a mi alrededor, que mire a ambos lados antes de cruzar la calle; bla, bla, bla.

Miki por otra parte, se la pasó platicando conmigo emocionada, idealizando todas las cosas románticas que podía hacer con Fukase en "La ciudad del amor"  Ya saben, como toda chica (o mejor dicho: persona) que tiene idealizado París como el mejor destino turístico para los tórtolos. 

Aunque yo no paré el motor en la imaginación de Miki, no iba a hacer todo lo que ella idealizaba. Una vez estuve sobre el avión, en el cielo; comencé a imaginarme cómo serían las cosas en París, con Fukase. No trataría de hacer nada intencionalmente romántico, lo mejor será dejar que todo fluya. Ir a algún restaurante o algún café, para sentirnos elegantes; caminar sobre un puente y ver el río Sena. Cualquier cosa que sea divertida y que no tenga tanta complejidad.

Aunque claro, también está eso de que tiene su concierto mañana, así que no creo que podamos hacer actividades como si estuviéramos de vacaciones; pero se hará el intento.

El viaje fue largo, incómodo a ratos, pero fue generalmente agradable. Cuando llegué al aeropuerto de París, me sentí tan... Libre. No por estar en París, sino porque estaba aquí solo. Desde que recuerdo he estado con alguien, ya sea Miki, Yuma, la desgraciada de mi madre o mi asqueroso Padre. Realmente no había tenido momentos donde esté de viaje o lejos de casa completamente solo. Muchos tendrían miedo, pero yo me sentí a gusto, como si pudiera ir a cualquier lado. Y teóricamente, podía.

Rin me dijo dónde estaba hospedado Fukase, y en qué habitación; hasta me dijo que el recepcionista ya sabe que yo iría. Me sentía nervioso, pero esto era divertido. Era algo raro, me sentía como un regalo sorpresa... Y soy una sorpresa, pero no creo que sea un regalo.

Como sea, comencé a caminar con mis maletas hacia el hotel, guiándome de un mapa turístico que tenían en el aeropuerto. De vez en cuando, había gente que me veía y murmuraba algunas cosas. No me extrañaba porque, ya sabes, albino. Sin embargo, sus cuchicheos no eran por eso: Había olvidado que ahora soy modelo.

Voltee hacia arriba, a un espectacular donde salía mi foto; ¡Claro, esa foto me la tomaron antes de la pasarela! Yukari ya estaba vendiendo su ropa y quería que la modelara yo. 
En ese momento recordé que, aunque trate de llevar una vida normal, ahora soy famoso. 

Algunas chicas me tomaron fotos a distancia, y otras con más decencia me pidieron permiso para tomarse fotos conmigo. Me alegré de que no se hiciera mucho alboroto como en la universidad, porque así pude seguir caminando por un bello París nocturno.

Finalmente, a las 9:25 de la noche, llegué al Hotel Lutetia; donde se hospedaba mi pelirrojo.

Apenas entré, el recepcionista me sonrió.

-¡Oh, señorito Utatane, esperábamos su llegada! Mi nombre es Dean Feraud, y soy el recepcionista del hotel.- Él estrechó mi mano con cierta delicadeza, pero con firmeza a la vez. Él sonrió de una forma bastante cálida, que me hizo pensar que tiene más que merecido su puesto.-Por aquí, por favor. Me he encargado de que el joven Sawari no se enterara de que vendría.- Dijo él con elegancia y ese acento francés que suelen ponerles en las películas, aunque a él no se le notaba mucho.

-Muchas gracias. Oh, una pregunta... ¿Acaso llegó cansado?.- Pregunté como si no fuera nada, pero al ver la cara extrañada de Dean, mi vergüenza se hizo presente.- ¡Ah! No, olvídalo, no importa. ¡Gracias, buenas noches!- Me di media vuelta y subí hasta la habitación, con una cara de vergüenza hacia mí mismo por preguntarle algo así al recepcionista.

Ésta no es una historia genérica de Vocaloids en la escuelaWhere stories live. Discover now