La verdadera vida de famoso.

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Desde esa noche, pasaron demasiadas cosas. 

Como era de esperarse, no se pudo ocultar el hecho de que una chica iba constantemente con Yukari.
Después de que terminara su nueva línea de ropa, todos comenzaron a preguntar de dónde venía la inspiración de la que nació; y descubrieron que venía de mí. Debo admitir que fue inesperado que de repente me encontrara con paparazzis fuera del supermercado, y también es algo raro verme en las revistas de chismes, en artículos cuyo título era algo como "La musa de la moda".

Es tan raro e incómodo, creo que la experiencia de ser famoso no me gusta mucho...

Todo este alboroto de mi "fama" me sirvió como distracción al asunto de Fukase; lo cual era conveniente, porque no quiero ni pensar en su relación con Stardust. ¡No lo he visto en semanas! Está muy ocupado saliendo con ella como para venir a ver a Yukari. A Yukari le alegra, porque dice que es una buena oportunidad para que su relación avance. A mi... Bueno, no estoy molesto, pero tampoco puedo decir que esté completamente feliz por ellos.

Ignorando por un momento a Fukase, enfoquémonos un poco en la tragedia de la fama: Estaba en la sala de mi casa, haciendo el aseo; hasta que Miki llegó.

-¡Piko, hay unos hombres afuera de la casa!.- Exclamó asustada, con la bolsa de las compras en el hombro. Yo miré por la ventana entre las cortinas y sí, efectivamente: había paparazzis afuera.

-Estás de puta broma ¿Ahora me siguen a la casa?.- Me alejé de la ventana soltando un bufido, para después mirar a Miki, con un plan malvado creándose en mi mente.

-Miki, ¿Tienes la pistola Nerf  de agua que te regalé en navidad?- Ambos nos miramos con malicia, y ella asintió, mientras ambos corríamos a nuestras respectivas habitaciones.

Nos preparamos debidamente para deshacernos de los molestos paparazzis con estilo, ambos nos cambiamos de ropa épicamente, ella se puso unos shorts con estampado militar y una camiseta sin mangas negra. Por mi parte, también usé una camiseta sin mangas negra, y unos pantalones tipo cargo grises. Nos pusimos nuestros converse negros y unos lentes de sol y salimos a arruinar cámaras.

Abrimos la puerta y tan pronto como los paparazzis me vieron empezaron a tomar fotos; pero mientras más presionaban el botón, más ganas me daban de joderles sus preciados aparatos.

-¡Fuera de mi propiedad!- Gritó Miki, antes de empezar a masacrar circuitos.

Ambos atacamos sin piedad a los paparazzis, mientras ellos se quejaban de lo caras que eran sus porquerías que violaban la privacidad de los famosos. ¡Me morí de la risa al ver sus caras!

Finalmente, anunciaron su retirada, maldiciéndonos entre dientes; nosotros festejamos nuestra victoria chocando los cinco.

-Qué joda ser una celebridad.- Mencionó Miki entre risas, bajando la guardia. 

-No seas exagerada, sólo le sirvo de musa a Yukari, no he salido en una película.- Me acerqué a la puerta de nuestra casa para abrirla, pero fui interrumpido en el acto.

-¡Utatane Piko, te he estado buscando!.- Una voz angelical para mis oídos sonó desde el otro lado de la acera. La voz de una soprano, la voz por la cual caigo rendido cuando sus canciones salen en mi lista de Spotify: La voz de Hatsune Miku.

Su caminar a través del pavimento desde la acera de en frente era glorioso, como ver al ave fénix volando hacia ti después de renacer; sus dos coletas perfectamente onduladas se movían junto a los pasos que daba, en esos tacones tipo kitten heel  negros.

Ésta no es una historia genérica de Vocaloids en la escuelaWhere stories live. Discover now