Capítulo 19: Pijamada

Start from the beginning
                                    

—Alex, confía en mí. Incluso si llegara a pasar algo, sé que debo protegerme. Así que no te preocupes, te iré avisando cada hora si quieres, ¡incluso mandando fotos!

Se quedó en silencio y miró el suelo. Parecía estar meditando sobre mis palabras. Esperé a que se tomara su tiempo y, finalmente, dio una respuesta.

—Está bien, puedes ir. Pero tienes que ir avisándome de cómo vas, y si pasa cualquier cosa me llamas, ¿vale?

Asentí.

Esa misma noche llegué a casa de Popee junto a mi hermano, que me había acompañado. Nos había traído el chofer de mi novio, que después de despedirme de mi hermano, se lo llevó a casa. Entré en casa de mi novio un poco insegura, pues no sabía si me encontraría con su familia o no. Cuando Popee me vio cogió mis cosas y las llevó a su habitación. ¿Íbamos a dormir en la misma habitación? Ay, no, si Alex se enteraba iba darle algo. Seguí a Popee y llegamos a su habitación. Pensé que habría otra cama para mí, pero no. Solo había una cama de matrimonio esperándome.

—Uh...

—No vamos a hacer nada, tranquila. Pensé que sería más cómodo dormir en mi cama, pero si te incomoda puedo traer otra para ti.

—No, no pasa nada. Está bien así.

Mi mente se disculpaba con Alex y mi corazón estaba alegre de estar con Popee. Había llegado un poco tarde, ya que estaba acabando mis deberes. Al ser de noche mi novio se dirigió a la cocina para preparar la cena.

—¿Qué vas a preparar?

—No sé, ¿quieres comer algo en específico?

—A ti. —bromeé.

—Qué mona. —sonrió y me dio un beso.

Se puso un delantal negro y empezó a buscar ingredientes. Estaba a su lado mirándole cocinar, ya que yo no entendía mucho sobre cocina. Solo sabía preparar cosas básicas, pero no sabía si eso le bastaría a él, ya que era rico... Era rico, ¿por qué? Me di cuenta de que había mucho silencio en la casa. No había nadie y parecía que los sirvientes se habían ido.

—¿Dónde está la gente?

—La gente también tiene sus vidas. A partir de las nueve los sirvientes se van a sus casas a dormir, y vuelven a las diez.

—Pensaba que vivían aquí.

—Bueno, no me gusta mucho estar con gente que no conozco. Es un poco incómodo. Eso sí, el chofer sí vive aquí.

—Ya veo...

Iba a preguntarle sobre su familia, pero me interrumpió pidiéndome que le ayudara a combinar unos ingredientes.

—¿Qué estás cocinando?

—Fideos y arroz chino. Oh, falta la carne.

Vaya, pensaba que haría algo como un langostino a la parrilla o cosas de ricos. Quizás le gustaban las cosas sencillas.

—Hoy quería comer algo chino... Pero si no te gusta prepararé otra cosa.

—No suelo comer comida china, pero todo lo que prepares tú estará rico.

—Awwww. —dejó escapar una gran sonrisa y me dio otro beso.

Le ayudé como pude a cocinar. Cuando acabamos nos dirigimos al comedor y pusimos toda la comida en la mesa. Nos sentamos y empezamos a comer. Al ser comida china pensaba que usaríamos palillos chinos, pero no había en la casa, así que usamos un tenedor.

—¿Alguna novedad? —preguntó Popee.

—No mucho, la verdad...

—¿No? Pues juraría que hoy hablaste con Kedamono.

The cute boy |Popee the performer x Reader|Where stories live. Discover now