Parte 2: Caminos separados

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La cantidad de personas reunidas en el foro, excedía las expectativas de Harold Von Eldritch. Miró a su equipo y sonrió. Baxter, Cherry, y Crimini, en los instrumentos. Afinando y probando el audio.

- Estoy algo nerviosa. – Harold la miró de reojo, y sonrió, acercándola tomándole la cintura.

- Les encantarás, Vagatha. Así como a mí me encantas. – La besó brevemente y la dejó con el resto del grupo. Se asomó nuevamente para ver al público. Ahí estaba ella. Con la misma pinta de machorra, esperándolo. ¿Qué no habían terminado hace dos semanas?

Sintió una breve punzada de culpa, que se disipó al recordar los últimos eventos.

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- Harold ¿Iremos al carnaval del Mardi Gras? – Su vocecita había sido tan constante en su vida que todo el tiempo la obviaba y muchas de sus preguntas o palabras de amor, se quedaban en el aire sin respuesta.

- ¿Porque tendríamos que festejar el Mardi Grass en Tennessee? Yo creo que es una mala excusa tuya para usar un vestido. – Respondió mordaz. Notó en seguida las lagrimas asomándose en los bordes de los ojos de Charlotte.

- Y ahora vas a llorar. ¡Que cansado estoy de esto! Creo que ya es tiempo de que nos demos un tiempo. ¿No crees? – El llanto de Charlotte no paraba... como siempre.

Harold Von Eldritch era un hombre guapísimo. Alto de cabello negro, siempre bien vestido en miles de tonalidades de verde. Con una voz exquisita, con la que brillaba en el escenario en cada presentación. Todo en el era perfecto. Su familia era dueña de una empresa constructora, y el estudiaba diseño para contribuir al negocio. Tenía la vida resuelta.

En la opinión popular, lo más desagradable de Harold Von Eldritch era su novia.

Una rubia deportista sin chiste cuyo apellido no decía nada, ni de donde venia, ni quien era ella.

Todo el tiempo vestía como hombre o de algún intento de mujer ruda. Verlos juntos era para echarse a reír. El todo elegancia y porte, y ella toda desgarbada y con el cabello metido en algún gorro ridículo, cuando no lo tenía trenzado desordenadamente o en una coleta sin forma.

Harold opinaba lo mismo, pero no había podido quitársela de encima por el hecho de que, habían tenido intimidad, una sola vez.

Ella insistía en que debían permanecer juntos, después de todo, ya tenían diez años saliendo, ¿Qué más daba?

Además, el sabía que la familia Magne era poderosa, aunque desconocía por completo el giro financiero que tenía. Ese mismo interés es el que lo había llevado a seguir una relación con aquella chica frígida, que lloró casi todo el tiempo mientras sostenían relaciones sexuales.

Pero ahora, después de todos esos acontecimientos, estaba genuinamente hastiado y sin una sola convicción para continuar.

Aprovechando aquel lloriqueo por el carnaval. Se puso de pie y la encaró.

-Nuestras vidas se separan en este punto, Charlotte Magne. Considérame un hermano. Si necesitas ayuda, te apoyaré, pero eso es todo. –

Seguido de eso, pasada la noche del carnaval, comenzó a encontrarla en todas partes. Al principio por lo que el creía que era "accidente" pero pronto le fue difícil ocultar que se estaba haciendo la encontradiza por el campus. Nuevamente tuvo que rechazarla y pasó la segunda semana post ruptura en relativa calma.

Fue el jueves de la segunda semana, que una aparición lo golpeó como un rayo.

Una chica delgada, increíblemente femenina, de cabello gris y acento latino, se incorporó a su clase, captando en seguida la atención de todos.

Hear Me Out (Chalastor)Where stories live. Discover now