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—Tae, ya estoy aquí.—entré por la puerta y lo busqué por la habitación, pero no estaba.—¿Tae?—repetí preocupada al no verlo.

—¡¡¡Bu!!!—me asustó por detrás.

—¡¡¡Hey!!! Me he asustado un mundo al no verte.—lo regañé. En serio que me dio más miedo no verlo dentro de la habitación a que me asustara como lo acaba de hacer.

—¿Aceptas mis disculpas por asustarte?—habló como un niño pequeño, haciendo un hermoso puchero que hacía ver más grandes sus bellos ojos y extendiéndome un ramo de azucenas.

—Es imposible no perdonarte si te pones así de tierno.—tomé las flores y olí su aroma por unos instantes.—Son hermosas las flores. ¿Dónde las conseguiste?—repliqué asombrada.

—Las pedí sólo para ti. Sabes que te has vuelto alguien especial en mi vida.—no supe si eso fue una afirmación o una pregunta porque quedé desconsertada cuando tomó mi mano y comenzó a acariciarla con su dedo pulgar mientras la observaba con detenimiento.

—También te has vuelto alguien especial para mí.—bajé mi cabeza avergonzada por lo dicho. Nunca le había dicho una cosa así a un chico, pero esta era otra de las cosas que sentía y debía confesarle.

—No te sientas incómoda al decirlo. Cuando el sentimiento es mutuo, lo demás se complementa, se fusiona.

—Pareces algo filosófico.— ya me estaba gustando esta nueva faceta de su bipolaridad.

—Hoy es el día en que aclararé todas tus dudas, deberías de entender el porqué de que hable de ese modo.

—Cierto, me debes un par de respuestas.—lo señalé con mi dedo índice en el pecho cariñosamente.

—Aprovecha. Hoy voy a responder lo que me preguntes.

—¿Todo?

—Hasta las verdades más ocultas.

V Polar.*Tae y Tn (En Edición)Where stories live. Discover now