—No lo sé. Es difícil pensar lo que pasará si se lo digo —Jiro respondió avergonzada, su tono de voz era más tenue de lo que recordaba. Su curiosidad le hizo permanecer unos cuantos metros de la puerta, poniendo atención a la plática de sus compañeras en busca de respuestas, pero él no estaba husmeando, solo se dirigía al aula y curiosamente logró escucharla mientras se acercaba—. Lo he pensado por mucho tiempo y por la misma razón me niego a correr el riesgo —añadió la azabache de cabello corto a la conversación.

No podía mostrarse tan interesado y mucho menos ser pillado por otro compañero mientras oía a escondidas. Los pasos a sus espaldas estaban más cerca de él, por lo que decidió avanzar y entrar como si nada al aula, "ignorando" la charla de sus compañeras y tomando su actitud indiferente, mirando hacia delante. Por el rabillo del ojo notó a Jiro dar un ligero golpe al brazo de Tsuyu para cambiar la conversación o impedirle hablar a la peliverde.

Los nervios de Kyoka no eran por "estar enamorada" de Katsuki, sino por el temor de echar todo a perder si hacía algo mal. Fingir su posible enamoramiento con tal de ayudar a (Nombre) le costaba trabajo, no le era fácil mentir tratándose de sentimientos o emociones afectivas hacia el chico de actitud explosiva.

Plan B en marcha. Fingir una conversación pidiendo un consejo sobre qué haría la chica del cuaderno justo cuando él estuviera cerca.

Resultado: Katsuki parecía mostrarse indiferente, pero más silencioso de lo normal, claramente estaba interesado.

Tsuyu se encargó de avisar a (Nombre) sobre lo que observó en su compañero después de planear la conversación cuando lo vio acercarse al salón. La azabache no pudo evitar suspirar aliviada siendo acompañada de Midoriya para llegar a tiempo a su siguiente clase. Sus planes parecían ir a la perfección y quizá con ello prolongaría más de lo esperado el momento de ser descubierta. La puerta de la clase 3-A se encontraba cerrada y siendo la más cercana a ella fue quien la abrió recibiendo una bienvenida para nada esperada que le obligó a detenerse de golpe y permanecer estática.

En el momento justo de abrirla, Bakugo estaba a punto de salir. (Nombre) contuvo la respiración por varios segundos, los mismos que duró ese pequeño encuentro entre ellos. Por la diferencia de alturas la chica lobo tenía enfrente ese botón del cuello desabrochado, dejado ver la clara piel del contrario y notar como sus clavículas se contraían cuando Katsuki se detuvo de golpe. La colonia masculina que lograba percibir a la distancia gracias a su sentido del olfato le embriagó en cuestión de segundos, sin imaginarse estar tan cerca de él para deleitarse con ese aroma que la desconcentraba a menudo y ponía nerviosa en los dormitorios de solo pensar que él estuvo un momento donde ella.

Levantó con lentitud su cara, observando su cuello y su nuez de adán moverse al pasar saliva, así como ver poco a poco las fracciones bien definidas de su rostro. Sus labios delgados entreabiertos, su nariz con una perfecta simetría, situándose en el centro de su rostro donde podía escuchar sus respiraciones, para llegar a ese intenso carmesí que le miraba directamente. Sus ojos ligeramente rasgados contenían ese fuego intenso que podría desbordarse y quemarle en cuestión de segundos, así como erizar su piel. Una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo hasta situarse en su estómago, provocado que esas malditas mariposas revolotearan sin parar y con mayor fuerza por su cercanía.

Bakugo tuvo que bajar la mirada, ignorando a Midoriya que parecía desfallecer por el repentino encuentro, sabiendo lo que él causaba en su amiga y temiendo lo que pudiera pasar, incluso mandar por la borda aquellos planes de los que anteriormente fue un atento oyente. Observó el ligero movimiento de aquellas orejas lobunas que permanecieron rectas e inmóviles, para encontrarse con una caballera oscura, esa que quizás llevaba buscado desde hace días. Tan suave y brillante que deseaba tocar, pero se contuvo, y finalmente hasta llegar a ese par de zafiros que se encontraron con sus rubíes.

Diario perdido  •Katsuki Bakugō•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora