Capítulo TRES

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Jimin se encontraba con la mirada perdida en el techo blanco de la habitación, dando vueltas en la cama sin poder cerrar los ojos desde yacía varios minutos en que había despertado, la débil lluvia chocaba contra el cristal del ventanal, empañándola con el frío aire que llegaba desde afuera.

La mente del peliazul estaba totalmente confundida, y aquella escena no dejaba de reproducirse en su interior, causándole un extraño sentimiento dentro de sí mismo, que, aunque intentaba olvidarlo no lo conseguía, más sentía su estómago removerse a cada segundo que recordaba lo que había sucedido horas atrás con el peligris.

Sus mejillas estaban teñidas por un débil rojo carmesí, sentía su rostro caliente luego, sentía los segundos pasar lentos mientras dirigió frenéticamente la vista hacia el ventanal de la habitación, teniendo una perfecta vista de la ciudad.

Sus pequeñas manos reposaban sobre las frías sábanas blancas, su pecho subía y bajaba lentamente, escuchando solo como el sonido de su respiración se mezclaba con el de la lluvia de fuera, relajándose antes de cerrar los ojos completamente y caer en un sueño profundo.

___^ Angel On Ice NamMin^___

-Fue una buena presentación, te lo aseguro- Susurró Seokjin, quien se encontraba al lado de un peligris sonriente ante las cámaras.

- ¡Otra medalla de oro para Korea! - Se escuchó en los parlantes, causando mayor felicidad dentro de Namjoon.

-Bien... Iré a cambiarme- Anunció el peligris, poniéndose de pie y caminando por el pasillo, escuchando detrás suyo los pasos de Seokjin.

Jimin, en cambio, se encontraba mirando la pantalla apagada frente suyo, aun procesando todo lo que acababa de observar. Extrañamente, la presentación de Namjoon había estado más encendida que en los dos últimos días, y la melodía de aquel día incluso había sonado más dulce de lo normal, mucho más dulce que en los concursos.

Se levantó de golpe ante la dura mirada de su madre, que lo observaba desde el marco de la puerta, con los labios fruncidos y con una ceja levantada, en su rostro no había más que una interrogante por responder.

-Ya vámonos, debes practicar para mañana-.

El peliazul apenas pudo soltar el aire que tenía acumulado en sus pulmones, dirigiendo la vista hacia la mujer dueña de aquella voz, intercambiando miradas, perdiéndose entre los ojos marrones de su madre.

-Solo deja que termine- Habló con voz cansada el menor, quien vio a su madre darse vuelta con frustración y alejarse con sus ruidosos tacones por todo el pasillo.

El peliazul soltó un suspiro y se mantuvo quieto por unos segundos antes de volver a sentarse, sus piernas habían comenzado a doler nuevamente, y sentía que la respiración comenzaba a faltarle.

No hizo más que ponerse de pie y caminar hacia el bolso que estaba a unos metros de él, llevándolo hacia sus hombros para salir a toda velocidad, conteniendo la respiración y exhalando todo el oxígeno que podía, luchando por no desmayarse.

Sentía sus piernas más débiles a cada paso que daba, sus ojos ya ni siquiera captaban bien por donde estaba yendo, tan solo sintió cómo su cuerpo chocaba contra el piso y a alguien agarrarle de la cintura antes que se golpeara la cabeza.

Ni siquiera había perdido el conocimiento aún, podía escuchar la voz de Namjoon a lo lejos tratando de despertarlo, podía percibir el dulce aroma a canela que brotaban de las prendas del peligris, y sus frías manos sobre su delgada cintura, haciéndole sentir unas leves cosquillas.

El peligris miraba atónito el cuerpo del menor, varios medicamentos estaban esparcidos por el suelo, alrededor del cuerpo de Jimin, el rostro del peliazul estaba pálido y sus manos un poco más frías de lo que normalmente estaba.

Su vista se clavó en un inhalador cerca del menor, el cual lo tomó sin pensarlo dos veces y lo llevó a los carnosos labios del peliazul, aplicándolo y viendo cómo Jimin abría los ojos poco a poco, captando la molesta luz del pasillo, pero aun así se terminó por despertar.

- ¿Te encuentras bien? - Preguntó el mayor, con la mirada clavada en los ojos del peliazul, quien asintió de inmediato, volteando su rostro, quitando la vista de aquel rostro redondo frente a él.

-Agua... Quiero agua...- Habló el chico de cabellos azules, viendo como el mayor le soltaba de la cintura y entraba a la habitación que tenían en frente.

Desde donde estaba podía ver cómo el peligris desordenaba algunas cosas en su maleta para poder sacar una botella con agua, y se acercaba rápidamente hacia el menor.

-Ten- Dijo con voz suave, alcanzándole la botella al peliazul, quien se sentó en el frío suelo y comenzó a beber del líquido, sintiendo sus fuerzas siendo recuperadas.

Pasaban algunos segundos en donde Namjoon se había dedicado a observar detenidamente al chico frente a él, ya había recuperado su color natural e incluso se podía decir que estaba un poco sonrojado. Su calor corporal ya había vuelto a la normalidad, pues cuando Jimin le entregó la botella con agua al peligris, sus manos estaban calentitas.

-Yo... Debo...- Intentó hablar el violinista, pero de su garganta no salían más que un dolor intenso. -Debo ir a casa-.

-Te llevo-.

-No... Hace falta, estoy bien- Habló con la voz entrecortada. -Gracias por todo- se puso de rodillas sobre el frío suelo y comenzó a poner las medicinas esparcidas en el maletín, cerrándolo de golpe cuando terminó e intentando ponerse de pie.

Sentía sus piernas pesadas y un intenso dolor en su cabeza había comenzado, por lo que no dudó en apoyarse en la blanca pared hasta estabilizar su equilibrio, y caminó despacio hacia la habitación donde había dejado su violín.

Namjoon lo miraba desde donde estaba parado y el peliazul se perdió en el pasillo, por lo que el peligris no tuvo más remedio que caminar lo más rápido que pudo hacia la pista de hielo, al menos le iba a alcanzar el tiempo para ver a su mejor amigo competir.

[...]

Jimin dejó reposar el violín en la cama y se puso de pie repentinamente, dirigiéndose al gran ventanal, en donde se reflejaban las luces de la ciudad y las gotas de la débil lluvia, posó sus manos sobre el frío cristal y se quedó mirando a la autopista, varios pisos hacia abajo, en donde no circulaba ningún auto, tan solo se escuchaba el sonido de la lluvia chocar contra el cristal.

Angel On Ice 《NAMMIN》Where stories live. Discover now